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L’Affaire Dreyfus (V): La degradación

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El 22 de Diciembre, el Consejo de Guerra condenó a Dreyfus, por unanimidad, a la máxima pena posible: "destitución de su grado, degradación militar en la próxima Jura de Armas de la guarnición de París, y deportación perpetua en un recinto fortificado"; esto es, en las Colonias.

La apelación ante el Consejo de Revisión fue rechazada, como se esperaba, y la sentencia pasó a ser firme.

Hay que señalar que la prensa y la opinión pública estaba, por entonces, absolutamente convencida de la culpabilidad de Dreyfus. Tanto políticos como periodistas, de derecha, centro o izquierda (como Albert Clemenceau, o Jean Jaurès, posteriormente partidarios de Dreyfus) exigían al Gobierno la aplicación de la Pena de Muerte.1 Incluso se acusaba a los ministros de dejarse sobornar por el oro judío para desterrar a Dreyfus y facilitar luego su huida.

El 31 de Diciembre Dreyfus recibió la visita del Comandante Du Paty de Claim, instructor de la causa contra él, enviado por el Ministro de Defensa Mercier para intentar conseguir su confesión.2

Du Paty intentó por todos los medios que Dreyfus reconociese su culpa, aunque fuese con circunstancias en su descargo. Llegó a sugerirle: “Tal vez usted haya ofrecido esos documentos a Alemania como un cebo, quizás para conseguir otros más importantes a cambio”.3

Se sobreentendía que la confesión conduciría a unas condiciones de cumplimiento de condena algo menos rigurosas, pero Dreyfus continuó protestando su inocencia. En parte como castigo, y también por la campaña de la prensa antisemita, que advertía de la –infundada- posibilidad de fuga de Dreyfus gracias al "oro judío y sus contactos alemanes", se cambió el lugar de destierro de la Península Ducos, en Nueva Caledonia, al islote del Diablo, en la Guayana.4

Respecto al “Dossier Secreto”, Mercier lo devolvió al SR (Contraespionaje) con instrucciones de que lo hicieran desaparecer como prueba, devolviendo cada documento a su archivo de origen. Pero Sandherr y Henry no cumplieron las órdenes; y la prueba permanecía cuando, un año después, Picquart pidió consultarla.5

La degradación de Dreyfus se produjo el 5 de Enero de 1895, en el patio de la Escuela Militar, ante cuatro mil soldados (cada regimiento de París envió un destacamento de veteranos y otro de novatos) y mandos militares y políticos, que se disputaban las invitaciones al acto. En los alrededores de la Escuela, se congregaron varias decenas de miles de personas gritando a muerte contra Dreyfus y los judíos, principalmente (pocos gritos se oyeron contra Alemania, por ejemplo).

El capitán de la Guardia Republicana Charles Lebrun-Renaud (a veces mal transcrito como Lebrun-Renault) fue a buscar a Dreyfus a la prisión de Cherche-Midi para trasladarlo a la Escuela Militar. Durante el trayecto, y mientras esperaba el inicio del acto, Lebrun-Renaud acusó, o quizás preguntó a Dreyfus si era culpable. Dreyfus defendió su inocencia, y contó a Lebrun-Renaud la visita de Du Paty, la especie de oferta de declararse culpable con atenuantes, y su propio rechazo indignado. También le dijo que lucharía por su honor y el de su familia, que el abogado Demange le había asegurado que seguiría luchando por él, aunque le había advertido que “no sería una cosa breve, de un año; quizás dos, tres, o más, pero se haría Justicia”.

Esto tiene su interés, puesto que Lebrun-Renaud, una vez entregado su prisionero, se pavoneó, contando esta historia a algunos amigos militares, a conocidos suyos, incluso a periodistas: al día siguiente todos los periódicos publicaban que “Dreyfus había confesado que entregó documentos para conseguir otros a cambio” y que “esperaba que, en dos o tres años, se estableciesen los hechos y fuese liberado”.6

Por supuesto, todos los periódicos pregonaron que Dreyfus había confesado, pero que se excusaba en que lo había hecho por el bien de Francia (según la Prensa, una abyecta mentira, claro) y que se jactaba de ser liberado en un plazo de dos o tres años.

Falso. Sigamos.

El 5 de Enero un hercúleo Guardia Republicano llamado Bouxin procedió a arrancarle los galones, las bandas rojas de los pantalones, y cualquier distintivo del Ejército francés, y a romper su sable. [imagen] Hecho un pingajo, desfiló frente a los regimientos formados ante él, y aún tuvo arrestos para gritar: “¡Soldados: se degrada a un inocente! ¡Viva Francia!”.

Tras la ceremonia, Dreyfus fue confinado en aislamiento hasta el 17 de Enero, fecha en la que fue trasladado a la isla de Ré, para esperar el transporte hasta la isla del Diablo. El 21 de febrero partió hacia la Guayana; donde, tras un mes de estancia en la isla Royale, llegó definitivamente al islote donde debía pasar el resto de su vida el 14 de Abril.7

Y ahí le dejaremos mientras, poco a poco, se fue formando el bando dreyfusista.

comentarios (4)
  1. Rob_Ben_Gebler
    1.- El espionaje y la traición a la Patria (en tiempos de paz) se había asimilado a un crimen político; y la Constitución de 1848 había derogado la Pena de Muerte para crímenes políticos.

    2.- Es importante recordar aquí que, con toda probabilidad, tanto el Ministro de Defensa Mercier, el Jefe de Estado Mayor Boisdeffre; incluso los miembros del SR (Contraespionaje: Sandherr, Henry) que fabricaron las pruebas, creían que Dreyfus era culpable; por lo tanto, al fabricar pruebas falsas lo que hacían (para ellos) era conseguir la condena de un traidor excepcionalmente habilidoso en borrar sus huellas.

    3.- La visita de Du Paty de Claim era un intento más de cerrar el caso con “la confesión”, la prueba por antonomasia para el Derecho Penal francés. Con el reconocimiento de Dreyfus, podrían echar tierra sobre el asunto, y al mismo tiempo prevenirse contra una filtración futura que permitiese conocer el “Dossier secreto” que, recordemos, era una prueba que, por sí sola, hacía ilegal el Consejo de Guerra contra Dreyfus.

    4.- Aunque el Presidio de Ducos no fuese ninguna bicoca, al menos era un centro penitenciario, y hubiese permitido que su familia se reuniese con él. Diablo era un islote de 16 hectáreas, deshabitado, donde el condenado estaba aislado del mundo, con el único contacto con sus carceleros (que tenían prohibido hablarle) y las condiciones de salubridad eran desastrosas (ver Nota 7)

    5.- No sólo eso, sino que lo engordaron hasta contener varios cientos de documentos. Como veremos en otro capítulo, Mercier se mostró muy sorprendido cuando supo que sus órdenes habían sido desobedecidas. Posiblemente, Sandherr y Henry no hicieron desaparecer el Dossier para, así, tener una protección adicional, en caso de que se demostrase que toda la acusación se basaba sólo en la letra del “Bordereau”.

    6.- Es la Leyenda “des Aveux” (de la Confesión) que los anti-dreyfusistas utilizaron profusamente; y, de hecho, algún bloguero francés antisemita aún la usa. Lo cierto es que Lebrun-Renaud, aunque en 1898-99 afirmó estar seguro de la confesión de Dreyfus, no supo explicar por qué, en varias de sus declaraciones inmediatas a la supuesta confesión, había declarado que Dreyfus no había reconocido su culpabilidad. Incluso llegó a ser entrevistado por el Presidente de la República, Jean Casimir-Perier, quien declaró no haber sido informado por el capitán de esta supuestas confesiones. Tal vez Lebrun-Renaud fantaseó con los hechos, orgulloso…

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    2    k 57
  2. macarty
    #1 vaya panda, el calvario por el que llegó a pasar el.pobre hombre
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  3. Cyberloaf
    Si Francia no hubiera sido humillada por Alemania y esta por Rusia, hoy no tendríamos Unión Europea.

    Los grandes méritos y peores crímenes de la humanidad no son obra de individuos sino de sociedades.
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  4. Rob_Ben_Gebler
    #2

    Adelanto acontecimientos, pero cuando se conocieron las ilegalidades del Consejo de Guerra de 1894, y se impuso la anulación de la Sentencia, y la celebración de un nuevo Consejo de Guerra, en Rennes, 1899 (que volvió a condenar a Dreyfus) la inocencia del capitán era tan flagrante que, en toda Europa y EEUU, se levantó un clamor contra Francia.

    La propia Reina Victoria mandó un comunicado bastante duro contra Francia, y la prensa y muchos políticos (incluida España) llamaron a un boycott contra la Exposición Universal de Paris, que se celebraría en 1900.

    El Gobierno francés, sea por convencimiento de la injusticia (pues nadie podía ser ya ignorante de la falta de garantías de los Consejos de Guerra y de quién era el verdadero culpable) o por las complicaciones que traería que Dreyfus volviera a prisión y muriera, le ofreció un indulto, si lo solicitaba,

    Muchos dreyfusistas aconsejaron rechazar el indulto (que, como ahora, reconocía la culpabilidad) y no comprendieron que Dreyfus lo pidiera. Pero, tras cinco años de reclusión, Dreyfus sentía que no podría resistir uno o dos años más, hasta que se restableciera la verdad, y aceptó. Zola y muchos partidarios de Dreyfus no lo entendieron, y a partir de entonces hubo un cisma entre los dreyfusistas.

    Completamente injusto. No se podía pedir que pasase ni un minuto más en ese suplicio.

    El gobierno francés aprovechó, eso sí, el indulto, para promulgar una ley de amnistía que cubrió las responsabilidades penales de quienes fueron culpables de la condena injusta de Dreyfus (menos quienes ya habían muerto: Sandherr, sífilis terciaria, y Henry, suicidio).

    Dreyfus fue completamente rehabilitado en 1906. Imposible que hubiera resistido... no ocho años, ni cuatro más

    Pongo en imagen una de las caricaturas del "Musée des Horreurs" de la ultraderecha antisemita francesa, que en 1899-1900 representaban a los dreyfusistas como alimañas. En este caso, Dreyfus es un escorpión venenoso o algo así

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