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Cocinando un gilipollas

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Bienvenidos a nuestro primer capítulo de cocina social.
En el capítulo de hoy cocinaremos un plato típico Español, un gilipollas. Existen muchos tipos, pero hoy vamos a preparar la receta del típico gilipollas Madrileño.

El gilipollas es como una pizza, es una receta sencilla y rápida de preparar, y podemos añadirle ingredientes para conseguir cualquier tipo de gilipollas. Con tan solo variar un par de ingredientes podemos cocinar al gilipollas pepero de barra de bar, el gilipollas nacionalista, o incluso al vecino gilipollas. Todo es ponerse.

Empecemos:

El ingrediente fundamental del gilipollas es el EGO. Hay que comenzar amasando una bola de EGO. Hay que amasarlo bien para luego extenderlo en una base de forma circular que abarque lo más posible. Cuanto más grande es el EGO, más gilipollas. De este modo, al igual que la barriga grande impide al gordo verse la polla, al gilipollas su EGO le hace ver una realidad distorsionada en la que los demás están equivocados o son inferiores. Al gilipollas le encanta rodearse de otros de su misma condición, se retroalimenta. Pero no es raro tampoco verlo disfrutar dando la nota entre gente normal. Su comportamiento de gilipollas, para él, no es más que una reafirmación de su capacidad para destacar. Él sabe que es diferente, pero cree que es mejor.

Sobre la base del ego, con un cazo, como si fuera el tomate de la pizza extendemos haciendo círculos desde el centro hacia fuera una buena dosis de prejuicios. El gilipollas sabe todo de todo. Incluso aquello que no conoce. Cuantos más prejuicios, más jugoso nos saldrá el gilipollas.

Sobre esa base de ego y prejuicios podemos extender el siguiente ingrediente fundamental. La falta de educación. Normalmente la falta de educación viene en fideos o trozos finos, pero si ponemos suficiente se derretirá en el horno formando una capa uniforme que definirá la textura y aspecto del gilipollas. Si no tenemos falta de educación, podemos ponerle directamente mala educación barriobajera. No hay mucha diferencia. El gilipollas no dialoga ni debate, siempre intenta convencer. Y si no consigue convencer, discute, y si sigue sin convencer, finalmente insulta.

Una vez hayamos puesto una buena cantidad de mala educación, pasamos al resto de ingredientes. Estos ingredientes irán esparcidos de forma aleatoria sobre el gilipollas de forma que vaya todo bien repartido, en trozos pequeños y finos.

Complejos, en lonchas finas. Con disimulo, que estén pero que no llamen la atención.

Unas rodajas de desinformación que alternaremos con falacias cortadas en lonchas. Todo bien sesgado.

Con un molinillo espolvoreamos generosamente incoherencia y una ramita de falsas creencias. Estas últimas saben parecido a los prejuicios, pero le dan un toque exótico al gilipollas que a veces le gusta hablar de homeopatía, reiki, parapsicología, o incluso de historia de España.

Fútbol (fubol, fungol, furbol, funbol) (sonido de bubucelas y gritos aberrados varios). Hay que ponerle fútbol, sin fútbol no sería un auténtico gilipollas. Si es de un equipo perdedor podemos utilizar menos complejos para que la receta no repita mucho.

Si nos está quedando muy dulzón, podemos meterle sarcasmo o ironía. Los refranes y chascarrillos (p.e. buenos días, buenas pollas te comías) también realzan el gusto del gilipollas.

Y por último, otro ingrediente opcional, pero en este caso al ser un gilipollas Madrileño es fundamental, una sonrisa y una mirada de condescendencia. El gilipollas es feliz. Si volviera a nacer y pudiera elegir volvería a ser igual de gilipollas. No es feliz por ignorancia, como les ocurre a los tontos, lo es porque está convencido de su superioridad.

A partir de aquí la receta queda en vuestras manos, podemos completarla con otros ingredientes a gusto del consumidor. Vale casi cualquier cosa para hacer un gilipollas. Política, deportes, asuntos de tráfico… A veces basta con poner una bandera de España para que nos salga un gilipollas estupendo.

Tenéis un montón de ejemplos en el nótame de Menéame. El ibérico, el vegano, el admin... o incluso alguno con TODOS los ingredientes.

Que aproveche, y por el culo lo eche!

comentarios (13)
comentarios cerrados
macarty
No sé si Ripio será vegano, pero parece un buen candidato al "combo break" xD
6    k 131
fermin
#1 No creo... le gusta comer pollas como a Blackheart... :troll: :troll: :troll:
5    k 118
macarty
#5 :_) :_) :_) :_)
4    k 100
macarty
Y la rata, maemía, maemía... también encaja xD
6    k 131
Maik
He editado añadiendo un par de homenajes. Por si alguno necesita ayuda en reconocer su condición.
7    k 131
Rob_Ben_Gebler
#3 sencillamente genial
3    k 77
Maik
He aqui un claro ejemplo:
twitter.com/deteibols/status/1117860024280178692/video/1

Cocinada a fuego lento.
6    k 121
macarty
#7 macarty
 *
Y a mí que me encanta cuando el madrileño de pro sale de su boina de contaminación y va "a provincias"... En ese momento se ganan la admiración del respetable y todos corean "joder, ¡Menudo gilipollas!"
3    k 74
ExPresidiario
Yo lo que no sé es porque hay que limitarlo a Madrid. El gilipollas Madrileño no difiere casi de sabor con el gilipollas Logroñés o gilipollas Valenciano. Tan solo algún pequeño matiz diferente en la presentación o emplatado.
3    k 70
Maik
#8 Yo como Madrileño gilipollas que soy he aprendido a apreciar las sutiles diferencias.
El aire de superioridad del madrileño se huele a manzanas. El Logroñés es fanfarrón y agresivo. Y el Valenciano mal educado y choni.
Sin duda cumplo con la ración de prejuicios suficiente como para ser un buen gilipollas del foro.
3    k 74
macarty
#12 Yo te podría hablar del Gadita. Un ejemplar tremendo, tremendo... Nos dan una fama nefasta al resto de gente de Cádiz, porque ellos son "de cadi... cadi"
3    k 74
--728--
Y no olvidéis dejarlo en remojo el día antes para que sea más fácil trocearlo
3    k 80
inconformistadesdeel67
xD xD xD ¡Hostia! Qué buena te ha quedado, #0. xD
2    k 60
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