Ocaso y amanecer de un imperio
Leo, leo, y veo con interés que el ejército yanki se está quedando sin bombas según sus propios informes. Cosa curiosa, porque no les tiemba el pulso para usarlas con fruición. En el informe de la industria armamentística ya se ven cosas interesantes:
- Solo el 39% de los trabajadores de los complejos industriales de la industria armamentística tiene menos de 45 años
- Solo el 1.5% de la población yanki entre 25 y 34 años tiene estudios superiores.
El país de las oportunidades tiene un problema gordo con el personal cualificado; los cenutrios como Trump no hacen más que espantar al tipo de inmigrantes que necesita. La industria militar sabe que no puede depender de terceros países para operar con total independencia, y aún así, componentes básicos para explosivos de sus bombas hiperinteligentes se fabrican en Bélgica... via China, con componentes chinos.
Por si fuera poco, programas como el F35 Lightning II ha demostrado que es un sumidero de dinero público, tan desvergonzadamente caro y mal gestionado que a su lado la gestión de Zaplana en la Generalidad Valenciana parece el summum de la excelencia. 406 mil millones de dólares, y aún está lejos de estar operacional, por lo que se demuestra que la avaricia de contratistas como Lockheed Martin (F35) Northrop Grummann (B-20, B-21), Boeing, General Dynamics y una larga lista de actores secundarios del ministerio de defensa yanki, se comen el 56% del presupuesto del estado en desarrollo de sus nuevas y fantásticas armas de guerra, mientras se les caen como moscas helicópteros y aviones de transporte por falta de mantenimiento. Sin contar el coste por hora de vuelo de todos esos trastos.
La américa librepensadora, perdida entre los espectáculos lamentables de Trump, y entregada a una cultura donde todo lo que está más allá de sus fronteras es tierra ignota, ya ve que no puede recibir educación superior sin entramparse hasta las pestañas, con un mercado inmobiliario desbocado. Uno ha de elegir: o tienes una educación superior, o vives en un remolque en medio del desierto. Vas a estar pagando toda tu vida igual. Y no te pongas malo, que entonces ya mejor te pegas un tiro si has decidido renunciar al seguro médico para reducir costes. Y entonces llega Trump y promete hacer grande a américa grande de nuevo, y los red necks se ponen a aplaudir con su rifle de asalto al hombro y la glock de 9mm en la sobaquera, no sea que limiten sus derechos constitucionales. Para ello, nada mejor que reventar oriente medio plantando tu embajada en Jerusalén, llevando la contraria a 50 años de pragmatismo, bombardeando un poquito más Afganistán y al mismo tiempo asegurando el suministro de opio, creando inestabilidad en Irán, para que el crudo suba de precio y la extracción de hidrocarburos mediante fracking sea rentable para tu propia industria.
Hasta ahora, y gracias a los acuerdos de Breton-Woods, la divisa yanki se ha usado como el arma más inteligente para que los demás países asuman los costes de la superpotencia, mediante devaluación (dandole a la impresora) o bonos del tesoro. Los embargos comerciales parecen funcionar bien con países pequeñitos, pero..
India, China y Rusia
Curiosamente, el bloque post-sovietico ha salido mejor parado. Putin dependía de motores de aviación, de cohetes (como el Zenit), y compañias como Antonov; todas se quedaron fuera de su principal mercado tras el decreto de embargo comercial y las tensiones tras la integración de Crimea en la federación rusa. Esto ha obligado a desarrollar y crear complejos industriales dedicados a manufacturar todos los productos vitales para la industria de la federación rusa sin tener que recurrir a terceros países, y así evitar la dependencia de sectores y productos críticos en manos de terceros.
China es la fábrica del mundo, tiene dinero a patadas, y suficiente presupuesto para copiar lo que le interesa. ¿Necesitamos un caza furtivo? Copiamos el diseño del F22 yanki, aviónica rusa, y aunque no sea muy efectivo, podemos producir en cantidad 10:1 frente a USA a una décima parte del coste. ¿Portaaviones? Compramos a Ucrania un diseño soviético y lo mejoramos. El mantenimiento no es un problema. ¿Nos interesa asegurarnos el crudo? Montamos un mercado de petroleo a futuros basado en nuestra divisa, y nos quitamos al dólar de encima para las transacciones con Irán y Rusia. Mientras tanto, solo tienen que esperar, comprando empresas por aquí y por allá, quedandose con recursos naturales e imponiendo sus condiciones comerciales. Poco a poco, pacientemente.
India es una incógnita, tiene potencial industrial y humano para aburrir, pero unas desigualdades brutales. Y aún así superará en potencial económico a UK durante esta década. Es inmune a los cantos de sirena de los americanos, y reacia a muerte a cooperar con China. El tigre y el dragón están destinados a vivir de espaldas como siempre, y el equilibrio comercial y económico global está destinado a que estos dos países sean superpotencias al final de este siglo.