El suicidio de Henry, y la dimisión de quienes habían confiado en él, como Cavaignac y Boisdeffre, cayó como un mazazo entre los antidreyfusistas. Pero no por eso cesaron sus campañas antisemitas. Medios como “La Libre Parole”, “L’Intransigéant”, "L'Anti-Juif", “Le Petit Journal”, entre otros, dibujaron al suicida como un militar intachable que, en un momento de debilidad, modificó un documento para asegurar la condena de un traidor infame, sin publicar pruebas que comprometiesen la seguridad de Francia.1 Y achacaban a la “persecución…