“La obscenidad de las partes sexuales femeninas es la de toda abertura: es un llamamiento de ser, como lo son, por otra parte, todos los agujeros; en sí, la mujer llama a una carne extraña que debe transformarla en plenitud de ser por penetración y dilución”. Jean-Paul Sartre, El ser y la nada (1943)
“Suprimido el temor a Dios y el respeto a las leyes divinas, menospreciada la autoridad de los príncipes, consentida y legitimada la manía de las revoluciones, sueltas con la mayor licencia las pasiones populares, sin otro freno que el castigo, ha de seguirse necesariamente el trastorno y la ruina de todas las cosas”. León XIII, Libertas praestantissimum donum (1888)
“Igual tiene usted la oportunidad de retractarse, pues debo comunicarle que todas las mujeres que conozco, aquellas que necesito y quiero en mi vida, como mi abuela de noventa y cuatro años, hasta mis hijas, en la medida que son libres cuando son menores, pasando por mi madre y por mi mujer, que es la que manda en casa”. Santiago Abascal, Segunda sesión de la moción de censura (2023)
“La niña, que hasta entonces había vivido masculinamente por estar ligada a la madre y al clítoris como equivalente del pene, deja que la influencia de la envidia del pene le eche a perder el goce de su sexualidad fálica. Ofendida por carecer de pene, renuncia a cualquier tipo de satisfacción sexual, renunciando también a la madre como objeto amoroso al descubrir que ella tampoco tiene pene”. Sigmund Freud, Conferencias de introducción al psicoanálisis (1915-1917)
“¿Y ahora qué? Voy a decirte lo que va a pasar. Llamaré a un par de negros empapados en crack. Quiero que disequen a este colega empleando un soplete y un par de alicates. ¿Has apuntado lo que he dicho, maldito capullo? Aún no he acabado contigo. ¡Ni lo sueñes! Practicaremos el medievo con tu culo”. Marsellus Wallace, Pulp Fiction (1994)
“Todo cruzamiento de razas provoca tarde o temprano la decadencia del producto híbrido, mientras el elemento superior del cruzamiento sobreviva en puridad racial. Cuando se ha bastardeado hasta el último vestigio de la unidad racial superior, es cuando desaparece para el producto híbrido el peligro de extinción”. Adolf Hitler, Mi lucha (1925)
“Otros pueblos están creciendo rápida y fuertemente. Tarde o temprano, esos pueblos entrarán en conflicto con un pueblo alemán menguante y moribundo, y el resultado de la supuesta doctrina de la felicidad será una dura y amarga muerte nacional para nuestros hijos. Aquellos que creyeron que pueden dar a sus hijos un futuro feliz y pacífico reduciendo el número de hijos yerran profundamente. Solo dan a los niños la promesa de una dura y amarga lucha por la existencia de Alemania como Estado y como idea”. Walter Groß, Un discurso a las mujeres alemanas (1934)