Una solución inexplorada para proteger a las mujeres maltratadas: armas de autodefensa

Siempre he dicho que la situación de una mujer maltratada es peor a la de un concejal del PP en la Guipúzcoa profunda y en plenos años de plomo: el concejal podía ser seleccionado por un comando de ETA como objetivo, pero la mujer tiene un terrorista obsesionado exclusivamente con ella, siguiendo sus pasos y dispuesto a liquidarla si decide ser libre (o a liquidarla sin más porque se le crucen los cables). Estos concejales, aparte de tener escolta, contaban en no pocos casos con un permiso de armas que usaban para agenciarse una pistola destinada a su autodefensa.

En los últimos días estamos viendo que las órdenes de alejamiento no siempre funcionan, y que los terroristas machistas logran saltárselas en demasiadas ocasiones para liquidar a sus víctimas (la última, una mujer extremeña embarazada de 9 meses). Esto se debe, indudablemente, a la escasez de agentes de policía que puedan protegerlas con la dedicación necesaria, y no parece que el Gobierno piense gastarse el dinero que dedicaba a escoltas para cargos públicos en incrementar su plantilla. Por tal motivo, es imprescindible armar (no hablo necesariamente de armas de fuego) a las víctimas y entrenarlas en el manejo de esas armas para que puedan defenderse de sus agresores. Pistolas tasser y otras armas paralizantes, perros entrenados que se lancen sobre el agresor y lo inmovilicen...la clave está en que la víctima pueda reaccionar de forma inmediata y frustrar la agresión. Es más, no vería mal que se diesen armas de fuego a aquellas mujeres que pasasen un test psicológico que acreditase su capacitación para usarlas. La clave está en reducir a la mínima expresión el riesgo de que el terrorista pueda ejecutar su crimen.

Las medidas de concienciación social sobre la igualdad hombre-mujer son muy importantes para que nadie se crea con derecho a sojuzgar y maltratar a mujer alguna, pero aparte de que requerirán tiempo para calar entre los sectores más embrutecidos de la sociedad, nunca eliminarán el peligro de que un sector residual de los hombres se crea con derecho a "matarla porque era mía". Y, como siempre digo a quienes hablan utópicamente de eliminar la existencia de los cuerpos policiales y construir una Arcadia donde todo el mundo sea bueno, los derechos no son nada sin las herramientas para garantizarlos. Y una de esas herramientas, absolutamente insustituible, es la fuerza justa destinada a neutralizar la razón de la fuerza imponiendo la fuerza de la razón.