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Rob_Ben_Gebler
1.- El día 22 de Noviembre, de madrugada, el General Alexey Rodin (26º Cuerpo de Tanques) envió al Tte Coronel Georgy N, Filippov, con una columna de tanques, para intentar tomar el puente de Kalach sobre el río Don, y retenerlo hasta la llegada de las tropas que iban a completar el cerco de la Operación Urano. El puente de Kalach era clave, pues representaba el único puente capaz de asegurar la retirada del 6º ejército en dirección Oeste. Filippov, con una mezcla de osadía y buena suerte, consiguió tomar el puente, conquistar Kalach, y retenerlos hasta el día siguiente, cuando se produjo la unión de las tropas soviéticas que atacaban desde el Norte y el Sur.

2.- Hay que tener cuidado con las equivalencias entre los dos ejércitos; en teoría, con su equipamiento completo, un Cuerpo Blindado de la Wehrmacht podía ser igual de poderoso que un Ejército de Tanques soviético, y una División Panzer podía hacer frente a un Cuerpo de Tanques del Ejército Rojo. En realidad, los soviéticos no disponían de muchos más soldados que el Eje en la Operación Urano (1.150.000 frente a 1.050.000, aproximadamente), aunque la diferencia en cuanto a equipamiento de algunas unidades, concentración de tropas en zonas claves, y sobre todo en dirección estratégica, resultó clave en el resultado de la batalla.

3.- En teoría. Sin embargo, ni siquiera allí delegaba el control absoluto de las operaciones militares. Esto, pese a todos los medios de comunicación de que disponía el Berghof, imponía una demora de varias horas, o días, en la respuesta de las tropas del frente a las amenazas enemigas. Como dije en la entrega anterior, la parálisis de los comandantes de frente, que no se atrevían a tomar decisiones rápidas (olvidando las enseñanzas militares prusianas clásicas) fue funesta para las armas alemanas. Además, la atención de Hitler estaba dividida por entonces entre el Frente del Este y el Norte de África, donde desde el 8 de Noviembre tropas combinadas anglo-norteamericanas desembarcaban, con la obvia intención de aniquilar las tropas del Afrika Korps.

4.- Hubo éxitos locales como el de la 29ª División motorizada de la Wehrmacht, comandada por el general Hans-Georg Leyser, sobre el 13ª Cuerpo Mecanizado del coronel Trofim I. Tanashchishin (21 de noviembre por la tarde), pero no sirvió de nada; tras su momentáneo triunfo, Leyser se vio obligado a retroceder para no verse copado, y porque recibió órdenes de intentar evitar que se cerrase el cerco. Anthony Beevor es muy optimista cuando dice que eso demuestra que, si Paulus hubiese creado una fuerte reserva móvil antes del ataque soviético, podría haber atacado y destruido las unidades que atacaban por el sur, y luego dirigirse hacia el norte para evitar que los soviéticos llegasen a Kalach. Para empezar, la 29ª División estaba a casi el 100 % de su equipamiento, cosa que iría descendiendo con los combates, y que además no ocurría con el resto de las unidades alemanas; por otro lado, aun suponiendo que Paulus desobedeciese las órdenes de Hitler (que es mucho decir) queda por creer que los soviéticos hubiesen quedado estáticos mientras las unidades del frente se retiraban hacia el Oeste… veremos que no es así.

5.- Por si fuera poco, las tropas que podrían haber sido trasladadas desde otros frentes tampoco estaban disponibles. El Grupo de Ejércitos A bastante hizo con salvarse de su propia destrucción abandonando el Cáucaso, y el Grupo de Ejércitos Centro estaba enfrascado en la Bolsa de Rzveh con la “Operación Marte”, como vimos en el capítulo anterior.

6.-Un ejemplo muy demostrativo es lo que le sucedió a la 94ª División de Infantería, del LI Cuerpo, comandado por el general Walter von Seyditz. Este general, considerando la orden de permanecer en el Kessel suicida, decidió tomar la iniciativa y ordenar una retirada hacia el Sudoeste... esperando, sin duda, que se produciría un “efecto dominó” y otras tropas seguirían su ejemplo, obligando así a Paulus a ordenar una retirada general. Pero lo que ocurrió es que los soviéticos, apercibiéndose de los preparativos alemanes, comprendieron su significado y cayeron sobre la 94ª División, que quedó aniquilada. Paradójicamente, Hitler creyó que la orden venía de Paulus, y para evitar nuevas “desobediencias” dividió las tropas del "Kessel" en dos y dio el mando del “Sector Norte” al propio Von Seyditz.

7.- El propio Paulus, en su Orden del 27 de Noviembre, decía: “¡Resistamos! ¡El Führer nos sacará!”; un lema simple pero que caló muy hondo entre los simples soldados, que habían llegado a creer a Hitler un superhombre. Los alemanes contaban, además, con la experiencia de algunos otros cercos, de los que se había salido bien. Algunos de ellos, incluso, habían estado en el más grande de ellos, la “Bolsa de Demyansk”, del 8 de Febrero al 21 de Abril de 1942. Veremos las diferencias en otro capítulo, pero desde luego comparar ambas situaciones es una de las peores cosas que hicieron algunos de los responsables del desastre de Stalingrado.

8.- Y tampoco creamos que, a finales de Noviembre, aunque Paulus hubiese intentado por su cuenta una salida, hubiese tenido más posibilidades. Kalach, el punto de enlace de ambas pinzas, está a 25 km de Marinovka (extremo Oeste del Kessel) y 80 de Stalingrado; y, aunque las reservas de combustibles fuesen un poco mayores, no hubiese llegado a mover su ejército más de 25 km… y eso si no hubiese tenido que combatir.

9.- Además, sin duda Manstein era consciente de que los rusos habían previsto que se intentaría alguna maniobra de rescate y, conociendo el enorme despliegue efectuado por el Ejército Rojo y el talento de sus nuevos generales, no se debió hacer ninguna ilusión. [Imagen: Intento de liberación del 6º Ejército y contraofensiva soviética que lo hizo fracasar; imposible que Manstein no se imaginase algo así] Pero, sin duda, tenía una cierta mala conciencia; y por eso, y por no querer reconocer que había sacrificado a las tropas de Stalingrado, culpó posteriormente a Paulus de no haber intentado una salida.

10.- Hitler, gran histrión, prohibió también el uso del champagne y cognac en su cuartel general como homenaje a los “Héroes de Stalingrado”; y, como último gesto, nombró a Paulus Mariscal de Campo cuando la rendición era inminente. El ascenso era una manera sutil de decirle que se rindiera, pues hasta los niños de escuela sabían que nunca ningún Mariscal alemán se había rendido… hasta entonces. Hitler pilló un gran berrinche cuando Paulus no se suicidó.

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macarty
#1 luego me lo leo, que tengo currele que atender urgente
2    k 60
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