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Rob_Ben_Gebler
#0 La imagen corresponde a los supervivientes de Baler; en ellos no figura el doctor Vigil, por razones que explicaremos en el siguiente –y último- episodio.

1.- Incluso se llegó a comentar que fue condecorado, aunque no existen registros sobre ello. Durante su estancia en Cuba, lo más llamativo es que no dio señales de vida a su familia durante varios años, hasta el punto de que su hermana y cuñado solicitaron al Capital General de Cuba certificar su defunción por temas de herencias. Es decir, parece haber tenido un desempeño militar en Cuba discreto, sin pruebas de cobardía ni indisciplina.

2.- Poco se sabe del destino de Felipe Herrero, pero parece que en 1915 aún vivía en Caramoán, en la actual provincia filipina de Camarines Sur.

3.- No se conoce nada seguro sobre el paradero de Félix García tras su deserción.

4.- La deuda, por cierto, era de 20 pesos; se supone que pesos fuertes, moneda autorizada por la Corona española. La deuda equivaldría a unas 80 pesetas, cantidad no considerable, pero sí importante para un soldado. Jaime Caldentey fue empleado por los filipinos como artillero (lo había sido en el ejército español) y murió, durante el asedio, de un disparo de un defensor de Baler, cuando apuntaba un cañón contra la iglesia sitiada.

5.- Loreto Gallego contó que Menache le había dicho, dos meses antes, que quería desertar y unirse a los filipinos; pero no le hizo mucho caso (imagino que estas conversaciones no debían ser extrañas entre los sitiados) y de momento la cosa quedó así. Por otro lado, Menache, según Martín Cerezo, había sido destinado a Filipinas como castigo por una anterior deserción; así que es probable que comentase con otros la posibilidad de la fuga. De diciembre de 1898 al 25 de Febrero, posiblemente la esperanza de ser socorridos impidió que se largara. Pero, la noche del 24 al 25 el centinela José Jiménez Berro observa que Menache se dirige, envuelto en una manta, y con un fusil y munición, hacia una ventana; el centinela le da el alta y Menache se retira, fingiendo que se había levantado a beber agua. Lo sucedido, sin duda, fue comentado entre los soldados, y Loreto Gallego se decidió a contar lo que sabía a Martín Cerezo.

6.- Resulta difícil saber lo que pretendía Menache la noche del 24 de Febrero ¿Traicionar a sus compañeros de fuga? ¿Hacer un simple reconocimiento? La suposición más siniestra es que Menache podría haber quedado con los otros dos desertores en escapar él, ponerse de acuerdo con los filipinos, y asaltar la posición desde algún punto débil que Alcaide y González Toca abriesen al enemigo. Desde luego, como veremos, Alcaide no era lo que se dice un personaje de fiar.

7.- José Alcaide también había sido un soldado valiente, llegando a presentarse voluntario -con el soldado Juan Chamizo- a finales de Noviembre, para una arriesgada salida con el fin de destruir las casas y las culebrinas con las que los filipinos hostigaban la iglesia. Sin duda lo prolongado del sitio, y la tozudez de sus superiores, influyó en su decisión de desertar.

8.- Vicente González Toca, según Martín Cerezo, ya había tenido antecedentes de deserción (motivo por el que fue destinado a Filipinas) y, en Baler, se mostró –siempre según el Teniente- como “indisciplinado”, protestando por el racionamiento y llegando a proponer una fuga en masa del destacamento hacia Manila (hecho que parece corroborado por los supervivientes de Baler en el Expediente abierto tras el asedio).

9.- Alcaide guardó un tremendo rencor contra Martín Cerezo. Tras pasarse a los filipinos, colaboró con ellos, indicándoles los puntos débiles de la defensa; y, tras la capitulación trató de poner a los soldados contra Martín Cerezo, para que le denunciaran ante las Autoridades españolas con los cargos de haberles obligado a mantener una posición suicida, para así esconder que se había apoderado de la Caja del Destacamento.

Incluso, según parece, participó en un ataque a Martín Cerezo en su viaje a Manila (11 de Junio), con intención de destruir los documentos que llevaba (y que probaban su deserción), robarle y asesinarle. Según Martín Cerezo, Alcaide fue repatriado a España en 1900, y murió en el viaje hacia Barcelona, porque se declaró en “huelga de hambre”. Sin embargo, no hay confirmación de este hecho. Más allá del odio que se tenían Alcaide y Martín Cerezo, los supervivientes de Baler confirmaron que se había entregado alma y cuerpo a los filipinos, participando en las acciones contra sus antiguos compañeros.
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