Al contrario de la creencia generalizada, subir solo tres grados el termostato del congelador no sería un problema para la salud alimentaria. Además, reduciría el impacto medioambiental de este electrodoméstico. Pero según se demostró ya hace años, con mantener los productos a -12 °C es suficiente para que el crecimiento y la actividad bacteriana se detengan. Se propone que sea con la referencia de los -15 °C con el fin de que, ante un problema, se tarde en llegar al límite todavía seguro (microbiológicamente) de los -12 °C.
Estos platos preelaborados de manera externa al establecimiento que los sirve contribuyen a la homogeneización de la oferta gastronómica y despistan al consumidor. El octubre pasado, Francia anunció una ley que obligaba a bares y restaurantes a indicarlo en sus cartas a partir de 2024. España, sin embargo, no cuenta con ninguna medida al respecto