Sueños de una tarde de verano
El Tito Mac se asoma al mundo desde su retiro espiritual, entre cazón en adobo y choquitos fritos. A veces asoma por el reducto de estulticia del reverso naranja, donde echa risas y se descojona de la puerilidad de unos adultescentes preocupados por sus gatitos y sus perretes, en un mundo que no tiene piedad de los yerbas. A veces revisa las noticias que llegan del exterior. Nada interesante que produzca mucho más que un alzamiento de cejas y un “po creo que voy a comerme unas gambitas, y si puede, póngame otra cerveza” mientras admira como hay quien se mete en el agua en un día de…