Casualmente estoy leyendo un libro sobre el asunto, y debo decir que a esta noticia le falta algo de profundidad o al equipo de paleoantropólogos les viene bien un pelín de sensacionalismo para conseguir atención en medios y financiación.
Hay dos posibilidades a la hora de que un hueso humano tenga marcas que puedan ser relacionadas con el canibalismo; una, que las marcas estén cerca de los extremos y que por tanto puedan probablemente estar relacionadas con rituales de limpieza de huesos de fallecidos, algo que no era infrecuente y que se hacía cuando el cuerpo ya llevaba tiempo en descomposición, requiriendo el corte de los tendones; la otra que esas marcas estén en centro y signifiquen que se ha liberado la carne de un cadáver reciente. La primera no tiene relación con el canibalismo, la segunda lo tiene en los pocos casos documentados, con un tipo de canibalismo ritual, en el que se quería conservar el recuerdo del difunto y que permaneciese con su familia (zampándose un poco de él). Esto se ha documentado hasta recientemente (mediados del siglo XX) en algunas tribus de Papúa Nueva Guinea, pero nunca se ha podido demostrar la existencia de canibalismo como fuente alimenticia regular.