Los discursos prolibertad son peligrosos, no porque la libertad sea algo peligroso o no deseable en sí, sino porque muchas veces por libertad se pretende hacer pasar un estado de cosas donde impere la ley del más fuerte.

Por poner un ejemplo, fijémonos en el mercado de la compra-venta de la vivienda con objeto de ponerla en alquiler. Hay libertad para comprar, ¿no? ¿Qué pasa si un fondo de inversión se hace con un alto porcentaje del mercado? Pues que pasa a controlar los precios del alquiler, porque copa una buena parte del mercado. Por ello es conveniente que haya ciertas regulaciones, para que la "libertad" no se convierta en la ley de la jungla.