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squanchy
#6 Durante la república, en mi pueblo las tierras estaban en manos de cuatro o cinco familias. Si tú le hacías un feo a uno de sus miembros, dejaba sin trabajo todo el año a toda tu familia. Si no trabajabas para él, si no para otro, le pedía el favor, porque eran compadres. Hablamos de tiempos donde la capacidad de movimiento de las personas también eran muy limitadas.

En el pueblo de al lado, había tres tiendas de comestibles, y los dueños jugaban al dominó todas las noches en el bar. Y ellos acordaban los precios: el kilo de arroz este año lo vendemos a tanto. Los garbanzos, a tanto. Subían los precios hasta el máximo posible, que dejaba a los obreros sin ahorros. Pero como no podían desplazarse para hacer la compra a otros pueblos, había que tragar. Esto seguía pasando en los años 70.

Lo que recuerdo de mi infancia en los 80 era que esas mismas familias acaparaban todos los negocios. La carpintería, la joyería, la ferretería, etc., todas de la misma familia. Los hijos de obreros aún no tenían capital, ni cultura, para abrir empresas. Eso cambió con el acceso al crédito, a la educación y a la libertad de movimiento que supuso poder tener vehículo propio.

Ahora el problema es que los andaluces jóvenes están sobrecualificados y no hay trabajo suficiente en la región, así que tiene que emigrar. Gran parte de las veces, para trabajos de poca cualificación, y no para lo que están formados. El paro en la región es endémico.
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