Los cambios en la dirección de la Universidad de Salamanca no han pasado desapercibidos para nadie. Tampoco para Moncloa. El Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades que dirige Diana Morant, ha solicitado una investigación sobre el nuevo rector del centro, Juan Manuel Corchado, al Comité Español de Ética de la Investigación, según desvela el diario El País. El mismo medio de comunicación ya apuntaba a que el catedrático salmantino infló su currículum durante años, incluyendo autocitas irrelevantes en sus textos y obligando a sus trabajadores a que citen sus trabajos. Además, según estas informaciones, se habría beneficiado de infinidad de perfiles fraudulentos de investigadores que no existen a fuerza de menciones constantes a sus artículos.

Así, la cartera que dirige Diana Morant solicitó el pasado 3 de mayo un informe al comité, órgano independiente que Gobierno y comunidades autónomas crearon hace un año. Se trata de un grupo conformado por doce expertos en deontología e integridad científica, cuyo espíritu es puramente consultivo. Es decir, carece de poder sancionador. Su presidente es el médico Jordi Camí, quien según El País ya habría confirmado que están trabajando en la investigación. Siguiendo estas líneas, Corchado intentó eliminar pruebas de las trampas. Tanto es así que en el pasado mes de marzo, acometió un borrado masivo de sus textos en el repositorio de la Universidad de Salamanca, denominado Gredos.

En Internet no es fácil borrar tus huellas y eso le ha pasado al rector. Pese a hacerlas desaparecer del sistema interno, en la red perviven gracias a CORE, una plataforma británica que recaba multitud de estudios de diversos repositorios académicos de todo el planeta. Las tretas de Corchado, por tanto, siguen siendo públicas. Entre los documentos borrados destaca uno datado de mayo de 2021, que consta de un solo párrafo sobre ciudades inteligentes y que cuenta con 227 citas a sí mismo. Otra obra, bajo el título de Modelos inteligentes para predicciones de epidemias, influye tres párrafos y se cita a sí mismo otro centenar de ocasiones.

Estas técnicas, sumadas a trampas de otra índole, hacen de Corchado uno de los científicos más citados de toda España. El 7 de mayo ganó las elecciones con 2.131 votos a favor, lo que se traduce en un 6,5% de los 33.000 universitarios llamados a votar. La mitad de los profesores votaron en blanco, en señal de protesta, dado que el rector fue el único candidato en las elecciones, que se convocaron deprisa y corriendo tras la sorprendente dimisión de Ricardo Rivero, el anterior rector, y su sustituta interina, María José Rodríguez Conde.

Dos dimisiones en una semana

La rectora de la Universidad de Salamanca, María José Rodríguez Conde, presentó su renuncia el pasado 13 de marzo, tan sólo seis días después de asumirlo, justificando “motivos personales”, según trasladaron desde el propio centro al medio local salamanca24horas.com. Seis días antes, su predecesor en el cargo, Ricardo Rivero, anunció su renuncia ante una “oportunidad” que se le presentaba para “otras iniciativas y formas de ver la Universidad”, aunque coincidiendo en tiempo y en espacio con los ataques furibundos de Vox.

La formación de ultraderecha pasó a la ofensiva contra Rivero tras clamar contra los intolerantes durante el acto de entrega del honoris causa póstumo a Miguel de Unamuno como “acto de reparación por el destierro injusto” sufrido por el que también fuera rector de la Universidad de Salamanca. El escritor tuvo que abandonar el país ante su oposición frontal a la dictadura de Primo de Rivera en 1924. Tras ello, el hasta entonces rector comunicó su renuncia al cargo que ocupaba desde 2017.

El pasado 26 de febrero, Santiago Abascal se refirió a la Universidad de Salamanca -entre otras instituciones académicas- como “máquinas de censura, coacción y antisemitismo”. Lo hizo en el marco de una cumbre de la Unión Conservadora Estadounidense. El líder ultraderechista reclamó que los centros deben ser “templos del saber, de la libertad de pensamiento, de la transmisión de conocimiento”, rechazando “comisarios perturbados que inventen géneros o perviertan la inocencia de nuestros menores o que reescriban la historia o promuevan ideologías criminales”.

Unas palabras que acabaría remachando el perfil de Vox en Twitter, citando al propio rector entonces, dirigiéndose a él como ‘estimado’, con un post que incluso compartía el vicepresidente de Castilla y León, Juan García-Gallardo. “Has condecorado a un colaborador de los narcos que demoniza la historia de España. En tu universidad hay masters para estudiar géneros inventados y esparcís la doctrina woke totalitaria como si fuera ciencia”, rezaba el texto.

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