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Netanyahu presiona a Hamás con la invasión total de Rafah para tratar de desbloquear la tregua

El ejército mantiene las posiciones que ganó este martes en el sureste de Gaza pero sin lanzar una operación a gran escala. Al mismo tiempo, una delegación negocia en El Cairo para tratar de sacar a los rehenes de la Franja

Soldados israelíes maniobraban este miércoles con blindados cerca de la frontera entre Israel y Gaza.Foto: TSAFRIR ABAYOV (AP/ LAPRESSE) | Vídeo: EPV
Luis de Vega

Israel, con el primer ministro Benjamín Netanyahu a la cabeza, sigue apostando por atacar mientras negocia una posible tregua. El ejército mantiene en Rafah las posiciones que ganó en la madrugada del martes en el sureste del enclave palestino. No ha avanzado sobre el terreno, ni ha ocupado el casco urbano, ni ha realizado incursiones a gran escala en zonas densamente pobladas en esa ciudad del sur de la Franja. Pero las Fuerzas Armadas han informado este miércoles de que los efectivos desplegados sí están llevando a cabo ataques “precisos” en el este de Rafah en una operación que consideran antiterrorista para debilitar a Hamás. Al mismo tiempo, se mantienen los bombardeos desde el aire, en este caso sobre áreas densamente pobladas, pues en este extremo meridional de Gaza en el que está la ciudad de Rafah habita en torno a 1,5 millones de personas a las que no les está llegando ayuda desde afuera, denuncia la ONU.

Han pasado más de 24 horas desde el asalto y toma de control israelí del estratégico paso fronterizo entre Gaza y Egipto. Esa decisión de invadir el área de Rafah sin adentrarse en el núcleo de población confirma la estrategia apuntada por Netanyahu, que afirma que los fundamentalistas mantienen allí cuatro batallones. Se trata de emplear esa operación como arma de presión contra Hamás en las negociaciones de alto el fuego que permita liberar a los rehenes.

Al mismo tiempo, el mandatario, en medio de un complicado equilibrio político y social, ha de tener en cuenta los contrapesos internos que mantienen a su Ejecutivo amenazado y las presiones internacionales para que no arrase Rafah, donde se supone que podrían estar la mayoría de los en torno a 130 rehenes que quedan. Se estima que varias decenas de ellos pueden haber muerto. Sus familiares también presionan a Netanyahu cada día con manifestaciones.

El portavoz del ejército israelí, Daniel Hagari, en un comunicado oficialFoto: Reuters | Vídeo: EPV

Conversaciones en El Cairo

De forma paralela, Israel mantiene una delegación en El Cairo que los medios locales califican de perfil bajo, lo suficiente para no dar por cerrados los contactos indirectos con la cúpula de Hamás para alcanzar una tregua. En la capital egipcia no se perciben avances, pero van a seguir allí, según dijo una fuente oficial a la agencia Reuters este miércoles.

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La triangulación negociadora se completa con el viaje este miércoles a Israel del estadounidense William Burns, jefe de la CIA, que en los últimos días ha mantenido reuniones en Qatar y Egipto. El responsable de los servicios de inteligencia estadounidenses se reunirá con Netanyahu, además de mantener otros contactos con la intención de limar diferencias con Hamás.

La Casa Blanca ha defendido la presencia de militares israelíes dentro de Rafah, cuya invasión había criticado en las últimas semanas. Washington expresó sus reservas, sobre todo porque el Estado judío no contaba con un plan para salvaguardar a los cientos de miles de civiles. La inmensa mayoría son desplazados por la guerra ya en anteriores ocasiones desde otras zonas de la Franja que llegaron al sur después de que Israel prometiera que era una zona segura.

“La gente se pregunta hacia dónde ir”, explica Mohamed Al Najjar, un estudiante de Derecho de 23 años, por mensajes de teléfono desde el barrio Tel Al Sultan, en el oeste de Rafah, mientras ve pasar a coches cargados con familias. Esa es la zona más alejada —unos cinco kilómetros—, del paso fronterizo tomado por las tropas de ocupación, con lo que la familia de Al Najjar, de momento, no se plantea dejar el edificio en el que viven unas 50 personas de todas las edades. “Vivimos en un estado permanente de confusión, sin saber qué hacer, porque no hay lugar seguro en Rafah”, añade.

“Las calles de la ciudad resuenan con los gritos de vidas inocentes perdidas, familias destrozadas y hogares reducidos a escombros. Nos encontramos al borde de una catástrofe de proporciones sin precedentes”, ha alertado el alcalde de Rafah, Ahmed Al-Sofi. El mandatario lo dijo en un llamamiento a la comunidad internacional para que intervenga, informa la agencia Reuters. “Ha habido continuos bombardeos en esta área durante todo el día. No ha entrado combustible ni ayuda”, agregó.

Una de las grandes preocupaciones de Naciones Unidas y las organizaciones humanitarias es cómo la llegada de las tropas israelíes a Rafah va a complicar atender a esos desplazados. Israel anunció este miércoles que reabría el paso fronterizo de Kerem Shalom, cerrado desde que el pasado domingo Hamás lanzara un ataque en el que mató a cuatro militares israelíes. A última hora de este miércoles, un portavoz militar israelí aseguró a la agencia Efe que Israel había vuelto a cerrar ese paso, tras un supuesto nuevo ataque de Hamás. El paso de Rafah, la otra vía por la que llega ayuda humanitaria, permanece cerrado.

Ayuda humanitaria

La agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA) advierte de que no está llegando ayuda ni en forma de alimento ni combustible a Gaza, algo “desastroso para la respuesta humanitaria”, señala Louise Wateridge portavoz de esta agencia. El entorno de Kerem Shalom, ese que Israel afirma haber reabierto, “tiene operaciones militares en curso y es una zona de guerra activa. Estamos escuchando bombardeos continuos en esta área durante todo el día”, añade. Israel ha difundido un vídeo grabado con un dron donde se ve movimiento de camiones en Kerem Shalom.

“Sin combustible, todas las operaciones humanitarias se detendrán” y “a los hospitales del sur de Gaza solo les queda combustible para tres días, lo que significa que los servicios podrían detenerse pronto”, alerta Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Uno de los tres hospitales de Rafah, Al-Najjar, ya no funciona debido a las hostilidades en curso en sus inmediaciones y a la operación militar en Rafah, añadió Ghebreyesus desde su cuenta de X.

Ante la incertidumbre de un posible avance militar más contundente, unas 10.000 personas han abandonado desde el lunes sus casas o tiendas de campaña hacia un lugar que consideran más seguro, según datos de la UNRWA. Esa mañana Israel lanzó órdenes de evacuación a los habitantes de varios barrios del este de Rafah.

Pero reina la desconfianza porque los últimos siete meses han transcurrido en algunos casos en constante huida de las bombas. En Gaza no hay ninguna zona segura, según repiten ciudadanos y organizaciones humanitarias, desdiciendo los mapas con los que Israel trata de orientar las evacuaciones, que en realidad son movimientos forzosos de población que la ONU considera ilegales. Israel se ha referido en concreto estos días a la zona de acampada de Al Mawasi, al norte de Rafah.

“En Rafah vi a niños amputados que vivían en tiendas de campaña porque los hospitales estaban llenos. A esos niños se les dice ahora, junto a muchos otros, que se vayan a zonas como Al Mawasi, consideradas seguras. Allí, Unicef informó hace un par de semanas del caso de un niño, Mustapha, que salió de casa a por perejil para la cena y recibió un disparo en la cabeza. Mustapha fue asesinado en la llamada zona segura de Al Mawasi”, denunció desde Ginebra el lunes James Elder, portavoz de esa agencia de la ONU.

Mohamed Al Najjar manda a EL PAÍS un vídeo de una vía de Rafah desierta, con los comercios cerrados, llena de basura y con el viento moviendo bolsas de plástico entre el graznido de pájaros. “¡Esta calle estaba muy poblada hasta hace dos días!”.

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Sobre la firma

Luis de Vega
Ha trabajado como periodista y fotógrafo en más de 30 países durante 25 años. Llegó a la sección de Internacional de EL PAÍS tras reportear año y medio por Madrid y sus alrededores. Antes trabajó durante 22 años en el diario Abc, de los que ocho fue corresponsal en el norte de África. Ha sido dos veces finalista del Premio Cirilo Rodríguez.
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