El envejecimiento afecta al cerebro de formas inesperadas

Su volumen y peso se puede llegar a reducir hasta un 20% en 30 años, unas cifras sorprendentes. Sin embargo, es posible suavizar su degeneración siguiendo unos sencillos pasos

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Daniel Pellicer Roig

Biotecnólogo especializado en biomedicina y enfermedades raras

Rosa nos cuenta desde la comodidad de la mesa camilla de su salita cómo los hombres fornidos apilaban hasta 5 cajones de una arroba (11,5kg) de naranjas para subirlas a un carro tirado por un caballo menudo y robusto, un “haca” en valenciano. La escena, que probablemente ocurrió hace unos 75 años, está grabada en su memoria con una viveza asombrosa por sus detalles. Rosa nos dice el nombre de cada uno de los muchachos, y comienza a relatar con quién se casaron, cuántos hijos tuvieron y muchas otras anécdotas de la vida de todas estas personas que, en la actualidad, están enterradas en el cementerio municipal.

Envejecer es un proceso complejo y multifactorial. Aunque muchos lo asociamos con el desgaste del organismo a lo largo de los años, existen otros elementos, como los sociales, que tienen que ver con cómo envejecemos. Con 93 años recién cumplidos, según nos cuenta está demasiado “viejita” como para si quiera pensar en agacharse a levantar uno de esos cajones y, de pronto, le cambia el semblante y nos pregunta qué era eso de lo que estaba hablando.

 

El tamaño del cerebro disminuye pasados los 40

A partir de los 40 años los estudios estadísticos en la población general muestran cambios en la vascularización del cerebro, su tamaño y los procesos cognitivos. Los cambios son leves entre los 40 y los 70 años. Concretamente se estima que el cerebro disminuye un 5% en volumen y/o peso por cada década que pasa, por lo que los cambios apenas son perceptibles.

Tras ello, esta ratio de disminución se acelera, especialmente en el lóbulo frontal. En esta zona del cerebro se procesan funciones tan diversas como la capacidad de habla, la conducta, la atención y las funciones ejecutivas, es decir, las que permiten planificar acciones para llegar a un fin. Además, también aumenta la posibilidad de sufrir coágulos o taponamientos de las vías sanguíneas, de infartos cerebrales o de lesiones de cualquier otro tipo.

Sin embargo, achacar los cambios en el comportamiento de las personas por estas alteraciones biológicas sería un enfoque demasiado simplista. Las circunstancias sociales y la nueva situación física de las personas más mayores probablemente tienen un efecto tan significativo, si no más, que el que pueda surgir de estos cambios biológicos.

Por ello, mantener una vida activa y enfrentarse a actividades que supongan un reto tanto cognitivo como físico (en la medida de lo posible) son, según las nuevas guías para el envejecimiento saludable.

Cómo cambian las neuronas

¿Y por qué físicas? El deterioro neuronal no solo afecta a los pensamientos. Las neuronas motoras, aquellas que se encargan de transmitir impulsos nerviosos para mover y coordinar los músculos también se ven afectadas. Durante su funcionamiento normal, estas neuronas envían unos pulsos eléctricos a través de sus axones que cambian la polaridad de la membrana neuronal, con lo que inducen la respuesta de los músculos. Para una correcta coordinación es necesario que estos pulsos se mantengan constantes durante el tiempo que dura la acción y, con la edad, es cada vez más complejo.

Debido a los cambios estructurales y funcionales del sistema nervioso, las neuronas motoras envían sus impulsos con una menor frecuencia e intensidad en adultos mayores respecto a adultos jóvenes. Concretamente, se cree que los cambios están relacionados con la desmielinización, la atrofia y la degeneración de los nervios. De este modo, aunque exista una conexión entre el nervio y el músculo, puede que el impulso no sea suficientemente intenso como para activarlo, impidiendo que todas las fibras musculares puedan ejercer fuerza y limitando el movimiento. Existen mecanismos que tratan de compensar este problema, pero pasada cierta edad pueden no ser suficientes.

 

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Realizar una actividad física de resistencia ayuda en el proceso de envejecimiento saludable

Por ello, una forma de evitar la degeneración de estos sistemas que cada vez tiene una base científica más sólida son los ejercicios de resistencia. Estos ejercicios, además de mejoras en la fuerza muscular y la función física, estimulan las neuronas motoras y permiten que se mantenga la capacidad de transmitir impulsos nerviosos intensos y prolongados. De este modo, entrenando la musculatura se pueden conseguir efectos beneficiosos a nivel muscular, nervioso y social, ya que al sentirse más fuerte se pueden realizar más actividades.

Pero no sólo cambian las neuronas

Las células de neuroglia de los sistemas nerviosos central y periférico también experimentan numerosos cambios durante el envejecimiento. Estas células, encargadas de ayudar al correcto funcionamiento neuronal van desgastándose y, aunque se reponen con el tiempo, acumulan errores que acaban afectando al funcionamiento cerebral. Los astrocitos, por ejemplo, que se encargan de nutrir a las neuronas y garantizar la correcta generación de los impulsos nerviosos, se vuelven hipertróficos y acumulan deshechos en su interior. De normal, la morfología de los astrocitos es similar a la de una estrella, de ahí su nombre, y esto se debe principalmente a una proteína denominada proteína glial fibrilar ácida. Con el tiempo, los astrocitos acaban acumulando los estadios intermedios de la creación de estas proteínas en su interior, así como otras proteínas filamentosas que afectan a su funcionamiento.

 

Los astrocitos (violeta) juegan un papel activo en la comunicación neuronal
Foto: iStock

Los astrocitos (en violeta) tienen un papel vital en la comunicación neuronal

Otras células, como los oligodendrocitos y las células de Schwann también sufren alteraciones que suelen ir acompañadas de cambios degenerativos en la vaina de mielina. Esta vaina, que actúa como el aislamiento que podemos encontrar en un cable eléctrico, es necesaria para que se transmita el impulso nervioso, por lo que su deterioro puede provocar que los mensajes que se mandan entre las neuronas no lleguen a su destino.

Y por último, la microglía, el tipo celular encargado de defender reparar el cerebro cuando se daña, también pierde con el tiempo su capacidad de proliferación y de acudir a los lugares donde se produce una lesión.

¿Cómo disminuir la degeneración del sistema nervioso?

Parar completamente el envejecimiento del sistema nervioso es imposible con los medios actuales, pero se están haciendo grandes avances al respecto. De entre todas las posibles estrategias terapéuticas, destacan las que tienen como diana la neuroglia. Los expertos coinciden que si se consiguiese que las células que se encargan del mantenimiento cerebral funcionen correctamente durante la vejez, podrían amortiguarse en gran medida los efectos de la edad.

Sin embargo, todavía queda mucha investigación por delante. Con los conocimientos actuales, lo que se ha demostrado más efectivo es la práctica de deporte de resistencia moderado, una correcta alimentación y una correcta higiene del sueño. En general, seguir hábitos de vida saludables tienen un gran impacto en nuestro envejecimiento, tanto en la parte visible, como invisible del mismo.

Volviendo a la salita inicial, Rosa ha recuperado el hilo de la conversación, comenta de nuevo que se atreve a levantar un cajón de naranjas, pero sale a caminar todos los días al paseo de al lado de su casa. Con 93 años a sus espaldas, puede levantarse sola de su butaca, se prepara la comida y sigue quedando con algunas de sus amigas. Es cierto, tiene despistes y a veces se desorienta, pero durante sus momentos de lucidez, que siguen ocupando la mayor parte del día, se nota que todavía le queda toda una vida por delante.

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