El acusado, durante el juicio. | Pascual Ribot

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Un hombre de nacionalidad dominicana se enfrenta a una condena de ocho años de prisión por un delito de tentativa de asesinato con unas tijeras quirúrgicas a un doctor de la Clínica ASEPEYO de Palma en febrero de 2023. En el juicio celebrado este miércoles en la Audiencia Provincial de Palma, el acusado, privado de libertad desde el mismo día de los hechos, ha negado en varias ocasiones que «no he intentado matarle en ningún momento, todo es falso». Por su parte, la víctima ha insistido en que «me intentó clavar las tijeras en la yugular».

El grave incidente, tal y como detalla el Ministerio Fiscal en su escrito de acusación, tuvo lugar sobre las 11.00 horas del día 9 de febrero del año pasado. El acusado acudió al centro médico ubicado en la calle Ramón Berenguer de la capital balear para ser tratado de unas lesiones sufridas tras un accidente de tráfico. Una vez en la consulta del doctor, y tras una desavenencia entre ambos a cuenta de la utilización del teléfono móvil del enjuiciado, cuando el médico se encontraba de espaldas, el varón cogió unas tijeras que tenía a mano y le asestó diversas puñaladas en el cuello, espalda y pecho. Por fortuna para la víctima, el arma tenía una punta de seguridad y no le causaron lesiones graves.

El resto de trabajadores de la clínica, alertado por los gritos del facultativo, avisaron de inmediato a la Policía Nacional, que envío a una patrulla yarrestaron allí mismo al sospechoso. Ese mismo día fue puesto a disposición judicial en Vía Alemania y se decretó su ingreso inmediato en prisión, donde se encuentra hasta el día de este juicio.

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El acusado, en todo momento ha negado lo relatado por el Ministerio Fiscal en su escrito y ha desmentido todas las preguntas que le han hecho tanto el Fiscal como la acusación particular. En este caso, el procesado ha manifestado que «el doctor se agredió él mismo y me acusó a mi, yo no le toqué y me agredió él a mi».

A su vez, la víctima ha asegurado que le atacó por la espalda y que no pudo defenderse. «Me giré para coger los utensilios y ya me había clavado las tijeras en la yugular y después en el pecho». Por suerte para él, cogió unas tijeras de seguridad que tenían la punta redonda. «Si las llega abrir me hubiese podido matar porque son afiladas, pero las puntas son redondas para evitar estas situaciones. Sin la punta de seguridad se convierten en una arma blanca», ha asegurado.

Por su parte, uno de los testigos que ayudó al médico a zafarse de su agresor ha comentado que entró en la sala por los gritos que profería su compañero. «Empecé a escuchar ruidos y gritos, así que entré en la habitación y vi como el paciente tenía las tijeras en la mano y fui a quitárselas», ha añadido.