La humanidad estuvo a un paso de no existir. La salvación fue una migración hace más de 900.000 años

  • Los 1.300 humanoides que habitaban la Tierra hace 900.000 años se vieron obligados a viajar si no querían extinguirse

  • Un nuevo estudio afirma que la culpa fue de una gran glaciación que nos dejó al borde del abismo como especie

humanoides de excursión
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Actualmente somos unos 8.000 millones de humanos en el planeta, pero hace menos de un millón de años, la población total no daba ni para llenar algunos centros comerciales pequeños. Esa fue la conclusión de un estudio que, el año pasado planteó que hace 900.000 años, sólo unas 1.300 personas habitaban la Tierra.

La clave para no extinguirnos estuvo en recoger los bártulos y marchar a nuevos lugares.

A un pasito de no existir. Esta cifra extremadamente baja llamó la atención entre la comunidad científica y dejó varias preguntas sobre la mesa. Por ejemplo, si esa situación y el cuello de botella demográfico aceleró la evolución del cerebro humano, pero también se planteaba la duda de cómo no se extinguieron nuestros antepasados. La respuesta puede tenerla un nuevo estudio: nos hicimos viajeros debido a las condiciones climáticas.

Hace 900.000 años no había humanos, como tal. Se estima que los restos más antiguos de Homo sapiens datan de hace 315.000 años, por lo que estos serían muy posteriores a los antepasados de hace prácticamente un millón de años.

Cuello de botella. En el estudio de hace unos meses, los investigadores plantearon que hace 930.000 años, nuestros antepasados se enfrentaron a un "cuello de botella demográfico". Esto significa que empezaron a morir por diferentes causas. Parece que el motivo fue una de las grandes glaciaciones que se prolongó durante 120.000 años y redujo el número de nuestros antepasados casi en un 99%, dejando sólo 1.300 individuos.

Según nuestras métricas actuales cuando hablamos de especies, estos antepasados estaban en peligro de extinción. Esto es interesante debido a que el estudio consideró que "el 65,85% de la diversidad genética pudo haberse perdido debido a ese cuello de botella", aseverando que "casi aniquiló la posibilidad de la humanidad tal y como la conocemos".

Ante las crisis, nuevas especies. Está claro que nos salvamos y el estudio dejaba algunos interrogantes encima de la mesa. Uno de ellos fue cómo la "humanidad" consiguió prosperar. Este tipo de crisis y cuellos de botella pueden aumentar la probabilidad de que se produzcan variantes genéticas, algo que favorece que aparezca una nueva especie.

No hay certezas, pero puede que esa especie fuera el Homo heidelbergensis, al que se considera en una corriente de pensamiento como el verdadero último antepasado común. Es el que habría dado pie a los Homo sapiens, los neandertales y a los denisovanos. Hubo otro estudio que fechaba el cuello de botella un poco más atrás: 1,1 millones de años con restos en Eurasia. Esos 200.000 años de diferencia hacen que sea complicado identificar un evento climático que arroje pistas sobre cuál fue el que diezmó a la población mundial.

Una feliz coincidencia. Un nuevo estudio ha afinado un poco más. Giovanni Muttoni y Dennis Kent son investigadores de las universidades de Milán y Columbia que han intentado trazar ese momento en el que prácticamente se extinguieron nuestros antepasados. Estudiando los registros de los primeros homínidos en Eurasia, se encontraron evidencias de actividad hace 900.000 años y se llegó a la conclusión de que el cuello de botella y una importante migración fueron sucesos simultáneos.

En aquel tiempo, los niveles de los océanos descendieron, produciéndose grandes sequías en Asia y África y la apertura de nuevas vías terrestres con las zonas del norte. Por tanto, las condiciones climáticas empujaron a los pobladores de África a buscar nuevos territorios, lo que sumado a las nuevas vías de tránsito entre África y Eurasia, dio como resultado esa presencia en Eurasia.

No excluye otras migraciones. Según los investigadores, esto no significa que no se hubieran producido migraciones similares anteriormente, pero se ahonda en esa idea de que el brutal descenso de la población y la migración que dejó restos en Eurasia hace casi un millón de años fueron procesos que se dieron a la vez, con aquellos antepasados mermados en número debido a la primera glaciación del Pleistoceno buscando nuevas zonas en las que sobrevivir.

Imagen | Bing Image Creator

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