Montañera con fibromialgia: “Voy por delante de mis enfermedades para que no se me coman”

María Ciudad Romero es una montañera aragonesa con fibromialgia y discapacidad que ha hecho de la montaña un paraíso en el que soportar el dolor físico de sus múltiples enfermedades.

María Ciudad Romero, montañera con fibromialgia y discapacidad, en la cima del monte Toubkal, en Marruecos, su primer 'cuatromil'.
María Ciudad Romero, montañera con fibromialgia y discapacidad, en la cima del monte Toubkal, en Marruecos, su primer 'cuatromil'.
M.C.

Ha hecho cima en una decena de ‘tresmiles’ -montañas de más de 3.000 metros de altura-, acaba de subir su primer ‘cuatromil’ y le espera el reto de escalar una parte de la cumbre más alta del planeta, el Everest. Y todo con fibromialgia, dolor crónico, artrosis y varias enfermedades reumáticas, degenerativas, digestivas, autoinmunes y una discapacidad física reconocida.

Esta intrépida aventurera que busca la superación personal es María Ciudad Romero. Una vecina de Ejea de los Caballeros -aunque nació en Bardenas- de 47 años, madre de dos hijos y trabajadora de una empresa de seguridad a la que diagnosticaron fibromialgia a los 15 años. “Yo era una niña muy movida y muy deportista pero siendo pequeña empecé a tener dolores por todo el cuerpo, era como si me hubieran dado una paliza. Había días en los que no me podía levantar de la cama”, recuerda.

María Ciudad Romero es una montañera aragonesa con fibromialgia y discapacidad que ha hecho de la montaña un paraíso en el que soportar el dolor físico de sus múltiples enfermedades.
María Ciudad Romero es una montañera aragonesa con fibromialgia y discapacidad que ha hecho de la montaña un paraíso en el que soportar el dolor físico de sus múltiples enfermedades.

 “Al principio, mis padres y los médicos pensaban que era una manera de llamar la atención porque esta enfermedad no es visible a simple vista, el dolor se lleva por dentro y solo lo sabe el que la padece”, afirma Ciudad. “Me llevaron a médicos de toda España hasta que finalmente dieron con una reumatóloga zaragozana, la doctora Concepción Delgado, que me diagnosticó fibromialgia. Una enfermedad de la que apenas se oía hablar. Por fin le pusimos nombre a lo que me pasaba, dejé de pensar que estaba loca y mi entorno, que lo hacía a propósito”, explica.

"Cuando me diagnosticaron dejé de pensar que estaba loca y mi entorno, que lo hacía a propósito"

La fibromialgia es una enfermedad que afecta al 4% de la población general y que se caracteriza por un conjunto de síntomas donde el dolor crónico, la fatiga y el cansancio son una constante y que en muchas ocasiones va unida a artritis y lumbalgias. En algunos casos, además, los pacientes tienen también trastornos del sueño. 

María cumple todos los síntomas y alguno más, porque con el tiempo han ido apareciendo otras patologías: tiene problemas en el aparato digestivo y colon irritable, discopatia degenerativa en la columna vertebral que le acarrea grandes dolores de espalda, raducolupatía crónica en el nervio ciático, lleva 8 clavos en la tibia, peroné y tobillo debido a una grave rotura, y un tubo anovaginal y en la zona perineal por el que ya le han operado en cuatro ocasiones y está pendiente de una quinta, este año, en Barcelona.

"Después de salir por ahí con mis amigas me pegaba semanas sin poder moverme"

Hasta que descubrió el montañismo, “la enfermedad no me ha dejado hacer vida normal. De joven, salía con mis amigas y después me pegaba semanas sin apenas poder moverme, pero he sido siempre muy echada para adelante y el dolor no me ha frenado nunca”, afirma. “No me quedaba más que aprender a vivir con ello o morirme de asco, pero en esta vida hemos venido a jugar”, asevera la ejeana.

La montaña, su vía de escape

María tiene dos hijos de 17 y 22 años, que ha criado sola. “Lo que me hace cuidarme e intentar estar fuerte es luchar por mis dos hijos, sino, es posible que la enfermedad me hundiese porque convivo diariamente con el dolor, que no desaparece nunca”, asegura, emocionada. Hace unos años, descubrió la manera de sobrellevarlo y recargar las pilas para echarse a la espalda, siempre dolorida- mucho más que la mochila de montañera. 

María Ciudad Romero, montañera con fibromialgia y discapacidad, en la cima del monte Toubkal, en Marruecos, su primer 'cuatromil'.
María Ciudad Romero, montañera con fibromialgia y discapacidad, en la cima del monte Toubkal, en Marruecos, su primer 'cuatromil'.
M.C.

Siempre le había gustado salir al monte pero hace 11 años empezó a tomarse más en serio esa afición y comenzó a subir montañas cada vez más altas. Ha coronado muchos ‘tresmiles’ y hace apenas 15 días ha hecho cima en su primer ‘cuatromil’, el Toubkal, la cima más alta de África del Norte, en Marruecos.

“Me fui sola en avión, la subí acompañada solo por el guía local y después de una operación de garganta a la que me sometí hace 2 meses por unos nódulos”. No solo eso, la semana anterior al viaje tuvo una de sus lumbalgias crónicas y estuvo con rehabilitación en las rodillas porque “tengo una artrosis de caballo”. 

Sin embargo, “no me pude esperar porque estoy pendiente también de la operación de Barcelona y era el momento de hacer este pico. Hago montañismo entre operación y operación”, asegura. “Fue un ascenso muy duro y al mismo tiempo muy gratificante. Soy la primera aragonesa en hacer un ‘cuatromil' con una discapacidad”, añade, satisfecha.

"Hago montañismo entre operación y operación"

Una bandera para dar visibilidad a su mal

En la cima, extendió su bandera, como hace en todas las cumbres que corona. La que lleva consigo para dar visibilidad a las enfermedades que padece y en la que puede leerse: ‘Toda una vida luchando contra mi propio cuerpo y mente...”fibromialgia, enfermedades degenerativas, reumáticas, digestivas, crónicas y autoinmunes”. A la cima no se llega superando a los demás sino superándose a uno mismo”, junto con las fotos de sus padres, sus dos hijos y los escudos de sus dos pueblos, Bardenas, el que le vio nacer, y Ejea, que la acogió y donde ha hecho su vida. 

María Ciudad Romero, montañera con fibromialgia y discapacidad, en Heraldo de Aragón, con la bandera que despliega en todas sus cimas.
María Ciudad Romero, montañera con fibromialgia y discapacidad, en Heraldo de Aragón, con la bandera que despliega en todas sus cimas.
M.O.

“Con esta bandera quiero dar visibilidad a todas estas enfermedades que padezco yo y muchas otras personas. De hecho, me llama mucha gente para decirme que gracias a verme se han animado a salir también a la montaña”, asegura. 

Y es que “la montaña me da media vida”, dice, emocionada. “Me hace estar mejor a nivel físico, ser más fuerte a nivel emocional y puedo afrontar mejor los problemas que tengo en el día a día”, continua Ciudad. “Me decían que no podía hacer muchas cosas, pero me propuse hacer montañismo y lo he logrado. He aprendido a decirle a mi cabeza que aunque me duele, lo voy a hacer igual. Ya no le tengo miedo al dolor”, insiste la montañera.

"La montaña me da vida. Hay momentos en los que se me olvida hasta el dolor"

Su esfuerzo ha tenido recompensa y ha sido reconocida por su superación personal con dos premios a nivel nacional, el Eninter Ayuda, en noviembre de 2021, y el premio Betty Serrano en 2022. La última salida que ha hecho ha sido este mismo sábado. “He hecho cima en uno de los picos de Guara al que ya fui hace 3 años y del que guardaba muy mala experiencia porque en esa ocasión mi cuerpo no me respondió”, confiesa. 

Pero por delante le queda un gran reto. “Me voy en noviembre a hacer una marcha por la falda del Everest de 18 días y la intención es llegar hasta el campamento base de la cumbre más alta del mundo, que está a más de 5.000 metros”, informa la ejeana. “Hago algo que me apasiona y que me va bien, por momentos se me olvida hasta el dolor, pero ahí está, no se va nunca. Mis enfermedades siguen avanzando pero yo voy por delante de ellas para que no se me coman”, concluye.

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