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El PSOE ya no se fía de Díaz tras ver que no domina a sus propios socios

Da por amortizada a la vicepresidenta: "No controló a Podemos y ahora tampoco a los comunes", lamentan en el partido

Maria Jesus Montero y Bola–os en el Pleno del Congreso que vota la amnistia
Maria Jesus Montero, Oscar Puente Yolanda Diaz, y Bola–os en el Pleno del Congreso que vota la amnistia. DavidDavid JarFotógrafos

La relación entre PSOE y Sumar en Moncloa no pasa por su mejor momento. Aunque el camino de la nueva legislatura todavía es demasiado corto como para hacer una cuenta de ganancias y perdidas para imputar a cada partido del Gobierno, hay ya datos más que suficientes para empezar la lista y eso es lo que han iniciado ya en Moncloa donde, ya no se esconden y empiezan a hacer análisis victoriosos, para la parte socialista y, como consecuencia, negativos para Sumar, el socio minoritario del Ejecutivo.

Esta semana, el malestar con Yolanda Díaz era palpable después de que el voto en contra de los comunes –la marca aliada de Sumar en Cataluña– tumbara los presupuestos autonómicos de Cataluña. Decisión que desembocó en el adelanto electoral en la comunidad y, de facto, congelara a nivel nacional los Presupuestos Generales del Estado para 2024. En la parte socialista del Gobierno no dudaron en culpabilizar a Díaz de su falta de control sobre sus socios. Así, en la parte socialista del Gobierno se abría una reflexión que acababa siendo generalizada. «Nosotros negociamos y acordamos con hasta siete partidos –ocho si se incluye a Sumar– y vemos que la vicepresidenta ni controló a Podemos y ahora no puede imponerse ante los comunes», lamentan fuentes al más alto nivel.

En el PSOE se responsabilizaba directamente a la líder de Sumar, y se admitía que «no tiene capacidad de actuación» frente a sus aliados en la coalición en el Congreso de los Diputados. «Si hubiese negociado tampoco habría conseguido el sí», lamentan, dejando claro que en el PSOE constatan su falta de poder respecto a sus socios. Y no es falta de conocimiento, aseguran en el Gobierno, puesto que un ministro advirtió a la vicepresidenta de la situación delicada que podía abrirse a nivel nacional si los presupuestos en Cataluña decaían y si los comunes no renunciaban a sus posiciones de máximos, según ha podido saber este diario. El president de Cataluña, Pere Aragonès, también pidió a la ministra de Trabajo intermediación con los comunes para que las cuentas autonómicas no decayeran. Insinuó que la vicepresidenta tiene un «problema con su espacio».

En el sector minoritario de la coalición se defienden asegurando que los partidos que conforman la coalición Sumar en el Congreso de los Diputados tienen «autonomía propia» y la propia vicepresidenta defendió la decisión de los comunes de tumbar los presupuestos catalanes. Como contrarréplica, Sumar mostró su enfado con los socialistas después de que el presidente del Gobierno decidiera renunciar a presentar los Presupuestos de 2024 ante el adelanto electoral y la convicción de que ERC y Junts encarecerían su apoyo a las cuentas.

Para Sumar es una «irresponsabilidad» y debería el Gobierno haber intentado conseguir el apoyo de los partidos para sacar adelante las cuentas. Precisamente, la vicepresidenta había garantizado en múltiples ocasiones que habría presupuestos generales.Fuentes al más alto nivel en el Gobierno contestaban inmediatamente al enfado de Sumar. «Es realismo político», incidían en referencia a la negativa a seguir con la negociación de las cuentas públicas. El malestar de Sumar con el PSOE se ha reflejado esta semana en el Congreso de los Diputados. La vicepresidenta apenas interlocutó en el pleno con el presidente del Gobierno o la vicepresidenta María Jesús Montero, con quienes comparte escaño y optó por situarse junto al ministro de Cultura, Ernest Urtasun, (cuota Sumar), durante el debate de la ley de amnistía.

No es la primera vez que el PSOE lamenta el poco dominio que ven que Díaz tiene sobre los suyos. Con la negociación de la reforma por desempleo, estaban en juego también otros dos decretos importantes, el «ómnibus» y el anticrisis- que fueron pactados y salieron adelante gracias a la parte socialista del Gobierno, en concreto, quien lideraba esas conversaciones con los socios era el ministro de Justicia y Presidencia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños. Entonces, fuentes gubernamentales ya pusieron en valor el hecho de que los decretos que pertenecían a sus competencias, sí habían salido adelante frente al decreto que trabajó en solitario la vicepresidenta Yolanda Díaz y que decayó por el veto de Podemos, en un primer órdago a la también líder de Sumar tras la ruptura entre ambos partidos en el mes de diciembre.

La situación de Sumar respecto a los partidos que conforman su coalición es extremadamente delicada en estos momentos. A una semana de la asamblea fundacional de Díaz, cada partido en el Congreso ya ha delimitado a la vicepresidenta su actuación de poder en los territorios. A día de hoy, la expansión de Sumar en Valencia, Madrid, Cataluña o Aragón es complicada porque las marcas regionalistas que apoyan a Díaz a nivel estatal, defienden que son protagonistas en sus comunidades autónomas