En su primera semana en emisión en Netflix, 'Los caballeros' ha superado sin dificultad el anterior éxito en materia de series en habla inglesa de la plataforma, 'Avatar: La leyenda de Aang', alcanzando el número 1 en su primera semana. Han sido 12.200.000 visualizaciones, es decir, 81.500.000 horas vistas: toda una confirmación de que Netflix podría haber encontrado en Guy Ritchie, si la asociación persiste, todo un filón.
Porque la serie es cien por cien un producto Ritchie, y parece que el hecho de que no se haya disuelto del todo su estilo ha sido recompensado por los espectadores: los devotos del Ritchie más conocido, el de las historias de gángsters de mala muerte británicos ('Snatch: Cerdos y diamantes', 'RocknRolla', 'Lock & Stock', la propia película original de 'The Gentlemen: Los señores de la mafia' en la que se basa esta serie) tienen aquí una buena ración de ultraviolencia, testosterona, chistes de mal gusto y complots de baja estofa.
El argumento ya lo conocemos porque es el mismo de la película: un joven hereda la enorme finca rústica de su padre (además de un título nobiliario) y descubre que sus propiedades forman parte de un imperio de la droga. Pronto comenzarán a desfilar por su mansión lo peor de cada casa, reclamando su parte de las riquezas. Teniendo que bregar además con un hermano que nunca ha sido muy de fiar, nuestro héroe descubrirá que la extorsión y el crimen se le dan mejor de lo que creía.
'Los caballeros' es incapaz de funcionar a la febril velocidad de violencia, chistes y demencia de las mejores películas de su director ('Aladdin' hay que perdonarla), pero es una buena réplica de ocho horas del Ritchie más conocido. Con un plantel de secundarios fuera de sí y más giros y sorpresas que en la película original, 'Los caballeros' es una buena alternativa a las series de gángsters serias y solemnes que plagan las plataformas.
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