Un ganadero del Angliru acaba en el hospital tras un ataque de lobos y ser arrollado por varias vacas: "No me mataron de casualidad"

César Iglesias fue arrollado por varias reses que huían de dos cánidos, rompiendo 4 costillas y la cadera

El lobo ya merodea las áreas recreativas

LNE

César Iglesias toda la vida ha criado ganado en la falda del Aramo. Eso es mucho decir cuando ya se han soplado 84 velas. Este vecino de la aldea del Cabornín pensaba que lo había visto todo en el monte, pero recientemente se vio envuelto en un peligroso apuro imprevisto. Un par de lobos entraron en la finca en la que tiene el ganado. Las vacas, en un desesperado intento por huir, llevaron por delante al pastor. El parte médico es desolador: cuatro costillas rotas y la cadera muy dañada. "No me mataron de pura casualidad".

Lo sucedido a dejado en César Iglesias tanto secuelas físicas como psicológicas. Quiere contar su caso para que la ciudadanía tome conciencia de la necesidad de controlar las poblaciones de lobo. "Se ha descontrolado. Nunca me imaginé que podríamos llegar a esta situación. El número de estos depredadores no eja de crecer y así es imposible el sostenimiento de la ganadería tradicional. Van acabar con los pueblos".

Su expuesto encuentro con los lobos ocurrió hace ya varias semanas. Este riosano vive en el Cabornín, pero tiene su finca a media subida del Angliru, muy cerca del área recreativa de Viapará. Estaba avisado de que esos días había mucha actividad de lobos en la zona, por lo que decidió durante un tiempo mantener el ganado encerrado en la cuadra por las noches. Una medida de precaución que de nada le sirvió. "Esa mañana saqué al ganado fuera y estaba haciendo unos trabajos cuando sentí el revuelo". Al levantar la vista apenas le dio tiempo para intuir lo que estaba pasando: "Vi un par de lobos atacando al ganado".

César iglesias.

César iglesias. / LNE

César Iglesias no tuvo tiempo de reacción: "Vi que las dos vacas se estaban batiendo el cobre con los lobos". En la finca había otras tres xatas jóvenes, que optaron por una desesperada huida, sin importarles que en su ruta hacia la salvación se encontrase su propietario: "Me llevaron por delante. Caí al suelo y me dieron varios golpes, sin poder zafarme". Finalmente, los lobos huyeron, dejándole maltrecho: "Cuando acudí al centro de salud me dijeron que era solo un golpe, pero cuando enfrié el dolor era insoportable. Volví y me confirmaron que tenía cuatro costillas rotas y daños en la cadera. Tengo que andar con dos cayaos. He roto el embrague del coche, porque no puedo ni cambiar las marchas".

Medidas de control

César Iglesias pide medidas para que las nuevas generaciones puedan proseguir con la labor ganadera que él ha venido realizando durante décadas. "Ya no es solo el lobo, también el oso me mató una xata hace un par de años y los raposos acaban con los pollos". Pero es el lobo lo que más preocupa: "La población se ha descontrolado y los tenemos en la puerta de casa en un número inasumible".

En su caso , el ataque se produjo junto al área recreativa de Viapará. En el entorno de otro merendero, el de Cuevas, los vecinos han grabado recientemente a un lobo deambulando por la zona. "Los tenemos entre nosotros, ya no tienne miedo a nada", señalan en Aller.