El vínculo poco explorado entre picarse la nariz y el Alzheimer

Para científicos y neurólogos es plausible que hurgarse la nariz eleve el riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer.
Mujer picndose la nariz.
Mujer picándose la nariz.stock_colors/GETTY IMAGES

El hábito de picarse la nariz puede provocar cambios fisiológicos en el cerebro que facilitan la aparición y desarrollo del Alzheimer. Un nuevo artículo escrito por investigadores de la Universidad Western Sydney, Australia, publicado en la revista Biomolecules, concluye que es plausible el vínculo entre ambos factores, aparentemente inconexos.

A través de una revisión de documentación de las últimas décadas, los científicos exploraron el vínculo entre hurgarse las fosas nasales y el mal neurodegenerativo que afecta a 55 millones de personas en el mundo. Su trabajo fue parte de un compilado mayor de artículos sobre los biomarcadores de la enfermedad de Alzheimer.

Todavía no se comprende el origen del Alzheimer, pero existen dos características histológicas en los cerebros de los afectados que aportan una ruta de investigación. En el tejido aparece una acumulación de péptido beta amiloide que genera placas y de proteína tau hiperfosforilada que forma ovillos neurofibrilares. Estas manifestaciones desencadenan reacciones en el órgano que conllevan a su disfunción y deterioro.

La aparición de proteínas en el cerebro parece impulsarse si existe un terreno que les facilite las cosas. La inflamación cerebral, relacionada con la respuesta inmunitaria natural del órgano, es reconocida como uno de esos factores que contribuyen al surgimiento y avance de la enfermedad neurodegenerativa. Por ejemplo, la célula que defiende al cerebro de los patógenos (la microglía) muestra una mayor expresión de proteína precursora de amiloide, que a su vez lleva a un mayor nivel de péptidos amiloides.

“En enfermedades como el Alzheimer, existe un círculo vicioso de neuroinflamación y patología amiloide, que se cree que contribuye a la progresión de la enfermedad. La neuroinflamación también se ha implicado en la progresión de la patología tau y la formación de ovillos con una multitud de vías diferentes involucradas”, puntualiza el documento.

Alzheimer
El estudio recalca que el Alzheimer no es contagioso. Los hallazgos sugieren que puede transmitirse en condiciones muy específicas y mediante un procedimiento médico que ya es obsoleto.

¿Que patógenos entran por la nariz?

La evidencia disponible sugiere que la respuesta inflamatoria del cerebro es causada por la percepción de agentes infecciosos entre los que destacan bacterias, hongos y virus. Estos pueden llegar al sistema central por diferentes vías, como el torrente sanguíneo, de manera local como un traumatismo craneoencefálico y por infecciones en cavidades como la boca, los oídos y las fosas nasales.

Los científicos han identificado patógenos que de una u otra manera están presentes constantemente en los cerebros de pacientes con Alzheimer: las bacterias Chlamydia pneumoniae y Estafilococo aureus, el hongo Candida albicans, el virus del herpes simple HSV1 y el parásito Toxoplasma gondii son ejemplo de ello. Todos muestran infecciones en los tejidos cercanos al cerebro, como el epitelio nasal o las encías.

Por otro lado, el sistema olfativo es una de las rutas más cortas al cerebro. El antiguo pueblo egipcio extraía el órgano durante el embalsamamiento a través de un gancho introducido por la fosa nasal mientras que estudios recientes revelaron que el vínculo entre neuronas y olfato es mucho mayor del que se creía. El reporte de Biomolecules afirma que el sistema olfativo proporciona una vía anatómica directa para que los patógenos ingresen al cerebro y se escondan de las barreras naturales del mismo.

“La barrera hematoencefálica en el bulbo olfatorio es relativamente más débil que en otras regiones del cerebro, lo que la hace más susceptible a la infiltración de patógenos”, señalan los investigadores.

¡No te piques la nariz!

La rinotilexomanía, también conocida como el hábito de picarse la nariz, es una actividad que generalmente se considera poco higiénica, sin importar el entorno sanitario. Diversos estudios respaldan esta afirmación y vinculan la actividad con la infección de estafilococo dorado y heridas en el tejido que facilitan las infecciones oportunistas.

Según los expertos, hurgarse la nariz aumenta la transferencia de microorganismos de la mano a la nariz, al mismo tiempo que altera el microbioma nasal saludable por uno patógeno. Por lo tanto, al estar vinculada a la inflamación cerebral, la rinotilexomanía probablemente aumenta las posibilidades de desarrollar la enfermedad de Alzheimer.

“Comprender el papel potencial de la entrada de patógenos olfativos en la neuroinflamación asociada a la EA abre nuevas vías para la prevención. Entre todas las vías de entrada, la mejora de la higiene de las manos podría ser un paso de prevención sencillo, como se desprende de la epidemia de covid 19”, finaliza el reporte.