Consejo de Ministros

El Gobierno equipara el tabaco calentado a los cigarrillos y prohíbe los productos que contienen aromas

El real decreto afecta exclusivamente los vapeadores de tabaco calentado que, como su nombre indica, contienen tabaco y no solo nicotina, como sucede con varios de los cigarrillos electrónicos que más se comercializan

Persona usando un vapeador.

Persona usando un vapeador. / Archivo - Europa Press

Patricia Martín

En trasposición de una directiva europea, el Consejo de Ministros ha aprobado este martes un real decreto que equipara el tabaco calentado a los cigarrillos convencionales, de forma que estos dispositivos tendrán que llevar advertencias de que son perjudiciales para la salud. La normativa prohíbe además el tabaco calentado con aromas y otros productos del tabaco, como filtros, papeles y cápsulas, con aromatizantes.

El real decreto, que entrará en vigor en el plazo de tres meses después de su publicación en el BOE, afecta a los cigarrillos electrónicos que calientan el tabaco y no a los vapeadores, muy populares, pese a que los médicos advierten de que también son dañinos para la salud. En España, el tabaco calentado más vendido es de la marca IQOS, de Phillip Morris.

La directiva europea -que España va a trasponer con retraso- vino motivada porque en un inicio apenas se vendía tabaco calentado, aunque en los últimos años se ha observado un incremento de más del 10% en la comercialización en cinco estados miembros y un volumen de ventas que supera un 2,5% las ventas totales de productos relacionados con el tabaco en la UE. Ante ello, la Comisión Europea ha decidido eliminar las excepciones que favorecían a este producto y lo ha equiparado a los cigarrillos convencionales.

Advertencias

Los envases de tabaco calentado deberán llevar el siguiente mensaje: "El humo del tabaco contiene más de 70 sustancias cancerígenas", y una serie de fotografías que muestren las consecuencias dañinas que conlleva fumar, como las que aparecen en los paquetes de cigarrillos.

Además, no se podrán vender productos de tabaco que contengan aromatizantes en sus componentes, como filtros, papeles de fumar, envases o cápsulas, o cualquier otra técnica que permita modificar el olor o sabor de los productos del tabaco o intensificar el humo. Asimismo, los filtros, papeles y cápsulas no podrán contener tabaco ni nicotina.

No obstante, Philip Morris ha aclarado que la nueva normativa sobre advertencias sanitarias, en línea con la directiva europea, afecta exclusivamente al tabaco calentado para fumar (con combustión), mientras que Iqos no tiene combustión, por lo que sí se les aplicará la prohibición respecto a los aromas pero no las nuevas normas de etiquetado. La ley ya obligaba a los consumibles de Iqos a informar de que es un producto "nocivo para la salud y que crea adicción".

Los médicos españoles apoyan la iniciativa gubernamental pero avisan que es insuficiente, porque no afecta a la mayor parte de los vapeadores "que contienen productos con toxicidad que favorecen el paso al tabaco tradicional", según advierte el médico Francisco Pascual, presidente de Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT). De hecho, la nueva ministra de Sanidad, Mónica García, ha anunciado que pretende recuperar el plan destinado a endurecer la ley del tabaco, que los especialistas consideran obsoleta, entre otras razones para incluir "los liberadores de nicotina en la ley" y así "proteger la salud y a los menores".

El plan de Sanidad

Tras conocerse el primer estudio sobre adicciones en menores de 12 y 13 años, publicado en diciembre por la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, que revela que uno de cada cuatro chavales en esta franja de edad ha provado los cigarrillos electrónicos y que el consumo se incrementa con la edad, García señaló que regulará los vapeadores porque "son la antesala del tabaquismo". La industria, por el contrario, sostiene que ayudan a dejar de fumar o a que fumadores habituales reduzcan su consumo de tabaco tradicional. Es una medida, por tanto, que genera controversia, como la intención de Sanidad de prohibir fumar en las terrazas, rechazada también por el sector hostelero.