Cuando yo empecé a competir no había casi niñas que se dedicasen a esto. Debo agradecer a mis padres que tuvieran una visión de igualdad. Aunque se entendía que este deporte era para chicos, ellos lo ignoraron y creyeron en mí. Hoy aún hay que recorrer camino, pero ya somos muchas al volante», dice Laia Sanz, una leyenda en el Dakar, que este año vivirá su segunda aventura con Astara Team y su tercera participación en coche (que se suma a otras once en moto). La cita es del 5 al 19 de enero en Dubái y, junto a ella, hay otra pionera, la uruguaya Patricia Pita: «Somos la prueba de que ellas pueden estar ahí y tenemos una responsabilidad por el hecho de ir por delante. Hemos inspirado a otras mujeres, aunque también a muchos hombres».
Preparadas, apasionadas y llenas de orgullo, las dos pilotos hablan de su participación en el rally más duro del mundo con la cabeza alta. «Astara es un equipo fuerte con el que no sólo vamos a competir, sino también a mandar mensajes tremendamente potentes. Otro muy importante es el de apoyo a la sostenibilidad», asegura la española. Y es que la compañía líder en movilidad, presente en el Dakar por tercer año consecutivo, participa con dos coches de la categoría T1.2 (dos Century turbo propulsión trasera de nueva generación, los Astara 02 Concept), con un combustible sintético gracias al que han alcanzado la neutralidad total en emisiones de CO2.
«Yo me siento honrada por poder llevar esta bandera verde. Demostrar que es posible practicar un deporte como el automovilismo de una manera más responsable es genial», añade Pato, como la llaman sus compañeros y sus amigos. O, en este caso, sus compañeros amigos. Porque, en palabras de Laia, «esta prueba es un pequeño Gran Hermano. Vivimos al límite, y así es como se conoce realmente a alguien». Quince días, muchas dunas, más aventuras, el reto de dejar huella... en el desierto. «Y siempre juntos. Todo, cuando se hace en equipo, es mejor», finaliza la piloto uruguaya.
