Jenni Hermoso, a su salida de la Audiencia Nacional.

Jenni Hermoso, a su salida de la Audiencia Nacional.

Fútbol CASO RUBIALES

Hermoso narra al juez que el beso fue "sexual", pero reconoce que Rubiales "nunca" le "obligó a nada"

La jugadora manifestó que pensó que Rubiales podría tener intención de darle el 'pico' en la mejilla cuando le preguntó: "¿Un besito?".

3 enero, 2024 02:45
Javier Corbacho Jorge Calabrés

Apenas día y medio después de presentar Las Campanadas en TVE, la futbolista Jenni Hermoso defendió en la Audiencia Nacional que el beso en la boca que le dio Luis Rubiales tras la final del Mundial sí "tuvo un carácter sexual". Así se pronunció este martes en su declaración como testigo celebrada en el Juzgado Central de Instrucción número 1, según revelan a EL ESPAÑOL fuentes presentes en el interrogatorio.

Ahora bien, la deportista, ante el juez Francisco de Jorge, admitió que el ya expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) "nunca" le "obligó a nada".

En esta causa judicial, Luis Rubiales está investigado por los supuestos delitos de agresión sexual y de coacciones. El primero, derivado del beso en la boca que dio a Hermoso durante la entrega de medallas posterior a la final del Mundial de fútbol femenino, disputada en Australia.

Pero la Fiscalía de la Audiencia Nacional también se querelló contra él por coacciones, después de que la jugadora relatase que había sufrido presiones por parte del entorno de Rubiales para tratar de que restara importancia públicamente al polémico beso.

No obstante, este jueves, interrogada por el juez, Jennifer Hermoso no ha empleado la palabra "presiones" y, aunque ha ratificado el relato que ofreció a la Fiscalía, ha bajado el tono de parte de lo ocurrido. Un delito de coacciones necesita de esas presiones para ser cometido. De lo que la testigo sí se quejó ante el magistrado fue de un "atosigamiento" constante en los días posteriores a recibir el beso en la boca.

Jenni Hermoso, este martes en la Audiencia Nacional.

Jenni Hermoso, este martes en la Audiencia Nacional. Efe

Además de reconocer que Rubiales no era, técnicamente, su jefe ni su superior, ha admitido que el directivo futbolístico le pidió "por sus hijas, que estaban llorando", que se pronunciase públicamente a su favor y contribuyese a poner fin a la polémica.

El magistrado instructor, de hecho, ha preguntado a Jenni Hermoso por su cambio de versión. Al finalizar el partido, la jugadora fue entrevistada en un programa deportivo de radio. Y tachó de "tontería" y de anecdótico el beso. Días después declaró en un comunicado que el gesto la violentó y que no fue consentido. 

Sin embargo, el modo de plantear la pregunta por parte de De Jorge ha soliviantado a las defensas de los investigados en esta causa, que lo consideran capcioso, al plantearle el juez a la interrogada si "se dio cuenta" de la "transcendencia del hecho" con el paso de las horas y no al inicio, nada más suceder, cuando lo consideró un gesto sin importancia.

¿Beso en la mejilla?

Jennifer Hermoso ha subrayado que el beso fue "inesperado", que no le gustó, que no se sintió respetada por Rubiales y que el suceso le marcó en los meses posteriores, alterando su vida normal.

Tal y como reveló en exclusiva EL ESPAÑOL, dos peritos —personas sordas expertas en lectura de labios— confirmaron en la Audiencia Nacional que Luis Rubiales sí le consultó a Jennifer Hermoso antes de besarla. Le dijo, concretamente: "¿Un besito?".

Interrogada por este extremo, Hermoso aseguró este martes en la Audiencia Nacional que, debido a que el entonces presidente de la RFEF le cogió de la cabeza, poniendo sus manos sobre sus orejas, no pudo oír del todo estas palabras que pronunció Rubiales. Aun así, la delantera ha señalado que pensó que la intención del directivo futbolístico podía ser la de darle el beso "en la mejilla o en otro sitio y no en la boca".

A su vez, la futbolista ha descartado que se produjese ninguna presión o coacción en el túnel de vestuarios del estadio australiano donde se disputó la final del Mundial.

También ha negado que otro de los investigados en esta causa, el exseleccionador Jorge Vilda, la presionase para favorecer a Rubiales. En otro momento del interrogatorio, que duró algo más de dos horas y media, Jenni Hermoso reconoció ser autora de los mensajes intercambiados entre ella y el responsable de Marketing de la RFEF, Rubén Rivera.

Este último, en su declaración como investigado —tan sólo por el delito de coacciones— manifestó que nunca trató de presionar a la jugadora y que su rol era el de "una especie de recadero cualificado" que actuaba entre la Selección y la Federación. Entre otras tareas, tal y como consta en los chats de WhatsApp entre ambos, Rivera, a petición de Hermoso, le consiguió bikinis y entradas para ella y sus amigos a zonas VIP de discotecas de lujo en Ibiza, donde las ganadoras del Mundial disfrutaron de unos días de vacaciones.

La declaración ante el juez de Hermoso, como testigo, era una diligencia determinante en la causa y "previsiblemente", según avanzó De Jorge en uno de sus últimos autos, el último hilo pendiente de la instrucción.

Se produjo después de ya haber tomado declaración a los cuatro investigados y a más de una decena de testigos. Entre ellos, cuatro compañeras de Hermoso en la Selección femenina, como la capitana del equipo, Alexia Putellas, quienes ratificaron las presiones relatadas en la Fiscalía por Jenni.

Unas supuestas coacciones que la fiscal del caso, Marta Durántez, enmarca, principalmente, en los momentos posteriores a la victoria, en el avión de vuelta a España y en el viaje a Ibiza del que disfrutaron algunas jugadoras de la Selección tras el campeonato, incluida Hermoso.

El Juzgado Central de Instrucción número 1 del que es titular De Jorge, no había podido hasta este martes tomar declaración de la jugadora internacional; principalmente, por sus compromisos con su exequipo, el Pachuca mexicano, y con la Selección.

Su citación para este 2 de enero, horas después de que Hermoso presentase Las Campanadas de TVE esta Nochevieja, levantó ampollas entre las defensas, que cuestionaron también la urgencia de practicar una diligencia como ésta en un día considerado habitualmente inhábil.