EUROPA

Polonia entierra la era ultraconservadora y da paso al europeísta Donald Tusk

Mateusz Morawiecki, cuyo partido Ley y Justicia (PiS) fue la fuerza más votada en las elecciones generales del pasado octubre, obtuvo apenas 190 apoyos entre los diputados del Sejm

El líder opositor de Polonia, Donald Tusk

El líder opositor de Polonia, Donald Tusk / EFE

Gemma Casadevall

El Parlamento polaco negó su confianza al ultraconservador primer ministro Mateusz Morawiecki y dio así luz verde al regreso del europeísta Donald Tusk al poder de la quinta economía de la Unión Europea (UE). Morawiecki, cuyo partido Ley y Justicia (PiS) fue la fuerza más votada en las elecciones generales del pasado octubre, obtuvo apenas 190 apoyos entre los diputados del Sejm, cuatro menos de los de su propio partido. En contra del voto de confianza solicitado se expresaron 266 diputados. Es decir, un claro triunfo opositor teniendo en cuenta que entre la Plataforma Cívica (PO) de Tusk y sus aliados del centrista Tercera Vía y de la izquierda moderada sumaban 248 escaños.

El voto del Parlamento, el Sejm, se consideraba un paso más en la serie de maniobras dilatorias del PiS, el partido que lidera el “halcón” Jaroslaw Kaczynski, para retrasar el relevo. Se daba por hecho que los ultraconservadores no alcanzarían la mayoría necesaria, ya que no tenian la mayoría no contaban con ningún aliado. Tusk había sido respaldado ya en campaña por los socios con los que ahora compartirá el gobierno. Corresponde al Parlamento ratificar su candidatura, a lo que seguirá mañana una nueva votación de confianza a su gobierno, que virtualmente ya existe, puesto que lo presentó el pasado viernes. El miércoles próximo asumirá previsiblemente el cargo como primer ministro de mano del presidente Andrzej Duda, originario del PiS aunque formalmente dejó la militancia en suspenso al alcanzar la jefatura del Estado, en 2015.

El pedregal dilatorio a manos del PiS

La sesión del Sejm se produjo dos semanas después de que Morawiecki jurara su cargo al frente de un gobierno sin posibilidades de prosperar. Ahondó así el aire de pantomima adoptado por esta transición polaca desde la noche electoral del 15 de octubre. Un minuto después de cerrar los colegios, Tusk levantaba los brazos en señal de victoria, puesto que sumaba la mayoría necesaria con sus socios. El presidente Duda, sin embargo, encargó la formación de gobierno a Morawiecki, con el argumento de que el PiS había sido la fuerza más votada.

“La despedida de ese equipo es un despilfarro de dinero y tiempo”, lamentó Tusk. En medios polacos se ha asegurado que tras las maniobras del PiS ha habido un empeño por borrar rastros y documentos en asuntos dudosos o repartirse cargos en posiciones ventajosas. La pasada semana fueron nombrados 76 nuevos jueces, seis de ellos del Tribunal Supremo, en medio de la politización de la justicia derivada de la reforma del poder judicial llevada a cabo por el PiS iniciada en 2015 y consolidada en sus ocho años en el poder.

Duda apuró los plazos previstos en cada uno de los pasos sucesivos. Pese a todo, Tusk tiene la cita para jurar el cargo ante Duda el miércoles. Es decir, a tiempo para acudir como nuevo líder polaco a la cumbre de la Unión Europea (UE) que cierra la presidencia de turno española.

Revés para la ultraderecha europea

Polonia se desprende así del bloque de los euroescépticos y ultranacionalistas del este europeo que compartió el PiS con el húngaro Víktor Orbán y que tanto ha complicado las negociaciones comunitarias en materia migratoria, derechos humanos o sociales. Los ocho años de la “era PiS” han estado marcados por la confrontación constante con la Comisión Europea (CE), que llegó a bloquear a Varsovia los fondos pospandemia entre encontronazos por su reforma judicial. En esa misma línea le situaron su acoso a medios de comunicación y colectivos LGTBI o las restricciones a mínimos del aborto legal.

De Tusk, quien fue jefe del gobierno polaco entre 2007 y 2014 y luego presidió el Consejo Europeo hasta 2019, se espera el regreso de Polonia a la senda europeísta. Pero deberá convivir con el presidente originario del PiS que es Duda, al que corresponde rubricar leyes y enmiendas. Las próximas elecciones presidenciales son en 2025. Y también deberá ver cómo reconducir la controvertida reforma judicial instaurada bajo los ultraconservadores.

Este mismo lunes, el Constitucional polaco lanzó una señal a Tusk: tras varios aplazamientos, dictó sentencia unas horas antes de la sesión del Sejm en relación la multa de medio millón de euros diario impuesta por la Justicia europea por mantener abierta la mina de Túrow. Su detonante fue una demanda de la vecina República Checa contra esa altamente contaminante mina de carbón. Ahora la corte polaca -afín al PiS- declaró anticonstitucional la sanción, de modo que la Polonia bajo Tusk deberá dejar de pagarla, pese al mandato de Bruselas.

“El PiS ha tenido ocho años para causar daños al Estado polaco. Al nuevo gobierno de Tusk le esperan una tarea de Hércules, que le llevará años, hasta revertir esa situación”, apunta Thomas Behrens, experto de la Fundación Konrad Adenauer, institución afín a la Unión Cristiadenomócrata Alemana (CDU), partido de la excanciller Angela Merkel y ahora primera fuerza de la oposición alemana. Junto a los puestos de influencia en el poder judicial, el PiS seguirá controlando la radiotelevisión pública y medios de referencia, tras haber remodelado a su conveniencia el panorama mediático.