El cambio climático hace del esquí un deporte cada vez más peligroso

La amenaza de avalanchas aumenta con el calentamiento global, pero la tecnología ayuda hasta cierto punto a proteger a los esquiadores dentro y fuera de las pistas.
Gente esquiando fuera de una pista en la montaña
Contar con el equipo de seguridad adecuado, así como seguir las recomendaciones de los pronóstico de avalanchas, marca la diferencia al momento de esquiar en cualquier terreno.Getty Images

Mientras Olivier Gardet pilotaba un dron alrededor de una montaña en Saboya, Francia, su colega, que observaba a través de unos lentes conectados a su cámara de infrarrojos, pudo ver claramente la avalancha: una larga lengua de escombros, visible a dos kilómetros de distancia. Entonces notó la huella de calor de una persona que se movía, escarbando frenéticamente entre la nieve amontonada. “Tomé la radio y le dije a la central: ‘tiene que haber alguien vivo ahí debajo’”, recuerda Gardet.

Como experimentado pisteur (o rastreador de señales) de la estación de esquí francesa de Val Thorens, la labor de Gardet consiste en mantener la seguridad en las pistas. Pero aquel día tuvo mucho trabajo. “Había nevado mucho la tarde anterior y durante toda la noche, así que recibimos muchas llamadas debido a las avalanchas”, relata. Como parte de un plan piloto recién lanzado, él y su colega habían estado respondiendo a algunas de estas solicitudes utilizando la última incorporación a su caja de herramientas: un dron DJI Matrice 210. “Por supuesto, la mayoría de las veces no hay nada; las avalanchas no pasan cerca de la gente”, indica Gardet. Pero en el caso de este desprendimiento en concreto, en la parte trasera de un pico de 2,804 metros de altura llamado Pointe de la Masse, el dron demostró su utilidad al instante.

Gardet calcula que la misión de exploración duró menos de un minuto, mucho menos de lo que se tardaría en inspeccionar una avalancha con los métodos tradicionales. Los pisteurs más cercanos fueron enviados en un tiempo el doble de rápido. Menos de siete minutos después de dar la alarma, habían sacado de la nieve al agradecido esquiador, un hombre belga de 70 años.

Tecnología innovadora para pronosticar avalanchas

El programa pionero de drones de Val Thorens, que se puso en marcha en 2019 pero sigue siendo único en su clase, es tan solo una de las formas en que los esquiadores de los Alpes están adoptando las nuevas tecnologías para hacer frente a la creciente amenaza de avalanchas. Con la crisis climática provocando oscilaciones cada vez más drásticas en las temperaturas invernales, son cada vez más difíciles de predecir, según Patrick Nairz, de los Servicios Europeos de Alerta de Avalanchas (EAWS, por sus siglas en inglés). “La situación actual se ha vuelto más complicada para los meteorólogos. Ya no se ven tan seguido esos largos períodos fríos y entonces se dan lluvias más frecuentes en las zonas altas, lo que lleva al desarrollo de capas débiles en el manto de nieve”.

Al mismo tiempo, en los últimos 20 años se ha disparado el número de personas que esquían en terrenos no controlados fuera de las pistas, lo que se conoce como esquí de backcountry, donde es más probable que ocurran avalanchas. Los esquís más anchos, que flotan mejor en la nieve, han favorecido que los esquiadores menos experimentados se aventuren a abandonar las rutas más frecuentadas, y aunque la naturaleza de la exploración más allá de los límites de las instalaciones hace que sea difícil obtener datos sobre el número de participantes en este tipo de actividad, Nairz estima que en Austria, donde tiene su sede, “hay entre cinco y 10 veces más [esquiadores fuera de las pistas] que hace 20 años”.

Las cifras de ventas de equipos también indican una tendencia en ascenso. En Estados Unidos, las compras de equipamiento de travesía, que permiten a los esquiadores explorar donde no hay remontes o telesillas, han crecido significativamente, convirtiéndose en el segmento del mercado de más rápido crecimiento en la última década, según The New York Times. Esta disciplina recibió un nuevo impulso durante el auge del ejercicio al aire libre, y el volumen de accesorios de travesía vendidos se incrementó un 150%, según Snowsports Industries America, un organismo de investigación. En Europa, donde la mayoría de los remontes estuvieron cerrados durante la mayor parte de dos inviernos, muchas tiendas vendieron todo el material de esquí de travesía.

Cabría esperar que estos factores se combinaran en una tormenta perfecta. Pero a pesar de la creciente imprevisibilidad del invierno y del aumento de esquiadores fuera de las rutas establecidas, el número de muertes por avalanchas en Europa ha permanecido prácticamente sin cambios. La información de los EAWS muestra que, aunque la cifra de víctimas por año fluctúa, el promedio por períodos de 10 años ha permanecido igual desde mediados de los noventa. “Sí, es más o menos la misma. Y si revisas los últimos 40 o 20 años, en realidad hay una tendencia a la baja”, destaca comenta Nairz.

En su opinión, diversas tecnologías han contribuido a esto, entre ellas las mejoras en la predicción de avalanchas que él y sus colegas llevan a cabo. “Al principio, únicamente disponías de algunos observadores en el terreno, que cavaban hoyos para examinar los perfiles de la nieve y realizaban pruebas de estabilidad. Después llamaban por teléfono y te informaban sobre las condiciones en ese lugar”, destaca. Hoy en día, sin embargo, los meteorólogos trabajan con sofisticados modelos de simulación del manto de nieve, que les permiten pronosticar los riesgos con una precisión cada vez mayor en todos los Alpes.

Los modelos mejoran año tras año, conforme se incorporan a ellos más datos. La llegada de las estaciones meteorológicas automáticas alimentadas por energía solar en los noventa supuso un enorme avance, al permitir el acceso a información meteorológica en tiempo real. Desde 2021, los modelos también incluyen datos de una vasta red de webcams de acero inoxidable resistentes a la intemperie, cuyos resultados son analizados por la inteligencia artificial (IA). “Cada 10 minutos recibes una imagen, y el sistema comprueba con IA si ha cambiado algo y si se trata de una avalancha o no”, señala Nairz.

Los EAWS siguen recibiendo aportaciones de los guías de montaña y otros observadores en el terreno, pero han creado un mecanismo de actualización de los datos notablemente simplificado. “Cualquiera que investigue el manto de nieve traza un perfil, lo sube a nuestra página web y permanece accesible para todos”. Todo esto ha hecho que el desarrollo de modelos “casi haya explotado” en los últimos años, dice. Los pisteurs y otros esquiadores experimentados actualmente pueden cavar un hoyo en cualquier parte, observan las características de la nieve, “alimentan el sistema con esos datos y este calculará el desarrollo del manto a partir de ese punto para los 10 días siguientes”.

Tal vez lo más importante para los aficionados al esquí fuera de las pistas, es que los modelos de simulación del manto de nieve permitieron crear lo que se ha convertido en el instrumento más utilizado de los EAWS: un pronóstico general de avalanchas para las próximas 24 horas, que se publica todos los días a las 17:00 horas (tiempo de esa región) durante los meses de invierno. La predicción, que cubre toda la región alpina y está traducida a varios idiomas, utiliza un mapa de calor por colores para explicar el peligro de un derrumbe en una escala estándar de uno a cinco, así como cinco íconos fácilmente comprensibles que indican las causas de inestabilidad potencial, como nieve nueva o nieve húmeda, por ejemplo, y las señales de advertencia concretas a las que hay que estar atentos. Como en toda comunicación eficaz, la clave está en la sencillez, subraya Nairz. “No queremos poner tanta información que la gente no la entienda”. Desde su lanzamiento hace cinco años, el pronóstico diario ha demostrado ser enormemente útil. El sitio web Avalanche.Report, donde se publica, es consultado por dos millones de personas cada invierno.

Un innovador equipo de rescate para respirar bajo la nieve

Por supuesto, una predicción más precisa y disponible es tan solo un elemento en la mejora de la seguridad ante las avalanchas. “También hay equipos más avanzados y la gente está perfeccionando sus rescates”, indica Nairz. El equipo estándar de seguridad contra avalanchas que llevan todos los esquiadores en terrenos fuera de las rutas ha sido básicamente el mismo desde que aparecieron los transceptores en los setentas; está compuesto por un transceptor que se lleva en el cuerpo y permite detectar a otros esquiadores, una sonda plegable y una pala que se carga en la mochila y ayuda a localizar y desenterrar a las víctimas. Las bolsas de aire o airbags de emergencia, que aumentan el volumen de la víctima, ayudándola a terminar encima de cualquier superficie nevada en movimiento, son habituales desde hace más de dos décadas. Pero este invierno se lanza un equipo de seguridad contra avalanchas realmente nuevo y potencialmente revolucionario, fabricado por la startup noruega Safeback.

Se trata de un suministro de aire activo sin boquilla que se guarda en una mochila. Conocido como Safeback SBX, extrae aire de la nieve que rodea a una víctima enterrada y lo conduce a través de tubos colocados sobre los hombros hasta la zona que rodea su cara. “Alrededor del 75% de las víctimas de avalanchas mueren por falta de oxígeno o asfixia”, comenta Tor Berge, cofundador y CEO de Safeback. Pero incluso entre los escombros comprimidos de una gran avalancha “se puede contar con al menos un 50% de aire en la nieve”, lo que significa que queda suficiente para respirar, si un esquiador sepultado logra obtenerlo. El mayor reto de ingeniería, asegura Berge, no fue encontrar una forma de extraer el aire de la nieve, sino de gestionar con seguridad los niveles de dióxido de carbono. “Si estás tumbado bajo la nieve es como respirar en una bolsa de papel. Agotas el oxígeno y lo saturas con tu propio CO2”.

La mayoría de las víctimas de avalanchas se asfixian en 15 minutos, un tiempo crítico para que los rescatadores o amigos consigan desenterrarlas. Berge y sus cofundadores creen que el SBX es capaz de prolongar esta ventana hasta 90 minutos. Tras dirigirse al Centro de Excelencia de Operaciones en Climas Fríos de la OTAN, con sede en Noruega, Safeback obtuvo un subsidio de desarrollo del Ministerio de Defensa noruego. El SBX ha sido sometido a pruebas rigurosas, tanto internas como por terceros. Los resultados de un reciente ensayo clínico, realizado por un equipo independiente del Instituto Eurac de Medicina de Emergencia de Montaña de Italia, se publicarán a finales de este año.

Por supuesto, como señaló Hermann Brugger, uno de los médicos que trabajaron en ese estudio del Eurac, “ningún dispositivo garantiza la seguridad en una avalancha”. El SBX de Safeback no protege a las víctimas de un traumatismo, por ejemplo, como tampoco los drones de Olivier Gardet impiden que queden enterradas. Pero la esperanza es que, sea cual sea la inestabilidad que la crisis climática provoque en las montañas, y sea cual sea el número de esquiadores que decidan aventurarse más allá de los límites del terreno establecido, tecnologías como estas estarán a la altura del reto de mantenerlos a salvo.

Artículo publicado originalmente en WIRED UK. Adaptado por Andrei Osornio.