Estados Unidos no cree que sea "apropiado" en este momento una investigación internacional sobre el bombardeo del hospital de Gaza que causó cientos de muertos, y sigue creyendo la versión israelí, que apunta a que el origen fue el lanzamiento fallido de cohetes de la Yihad Islámica.

"No creo que sea apropiado en este momento", dijo este jueves en conferencia de prensa el portavoz del Departamento de Estado Matthew Miller, quien consideró que Israel ha hecho públicas "gran cantidad de pruebas" que apoyan su tesis sobre la autoría de la explosión.

Añadió que el Gobierno estadounidense está haciendo su propia investigación y lamentó, en cualquier caso, que muchos medios y mucha gente se apresuraran a creer la versión de Hamás, "una organización terrorista", de que Israel era responsable del ataque.

Miller apuntó además que, mientras Hamás "no aportó pruebas, sí lo hizo el Gobierno de Israel", y pidió que, antes de determinar nada o de colocarse del lado de una versión o de la otra, se tuviese eso en cuenta.

El portavoz tuvo que afrontar varias preguntas de los periodistas sobre la dimisión de un cargo del Departamento de Estado en protesta por la decisión de Estados Unidos de seguir proporcionando ayuda militar a Israel en este momento, a pesar de los ataques contra la población civil de Gaza.

Es Josh Paul, encargado de asuntos parlamentarios de la Oficina Político Militar del Departamento de Estado, quien en su carta de dimisión denunció el apoyo "ciego hacia un lado" por parte de la administración del presidente Joe Biden, que está llevando a decisiones "cortas de miras, destructivas y contradictorias con los valores" de los que presume.

"Entendemos, esperamos y apreciamos los distintos puntos de vista de la gente que trabaja en este departamento", dijo Miller.

Añadió que esa diversidad de opiniones es la "riqueza" de dicha institución, y recalcó que su titular, el secretario de Estado, Antony Blinken, "se nutre" de esa diversidad para tomar decisiones.

Pero quiso dejar "muy claro" que el Gobierno apoya con fuerza el "derecho" e incluso la "obligación" de Israel para defenderse de estos ataques "terroristas", del mismo modo que ha pedido a ese país que cumpla con la ley internacional en sus operaciones militares.

Reconoció que las armas estadounidenses "no pueden usarse contra la población civil", pero también admitió que "una de las tragedias de la guerra es que siempre hay muertes civiles, y lo que es necesario es que se minimicen".