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La guerra entre Hamás e Israel pone a prueba el poder mediador y los equilibrios diplomáticos de Qatar

Doha se encuentra en el centro de las negociaciones para liberar a rehenes, abrir un paso humanitario a Gaza y frenar la espiral de violencia por su relación con el movimiento palestino, Estados Unidos e Irán

Marc Español
Hossein Amir-Abdollahian and  Ismail Haniyeh
El ministro de Asuntos Exteriores iraní, Hossein Amirabdollahian, y el líder del grupo islamista palestino Hamás, Ismail Haniya, durante una reunión en Doha, Qatar, este sábado.IRANIAN FOREIGN MINISTRY / HANDO (EFE)

El ataque del brazo armado del movimiento palestino Hamás en territorio israelí el pasado 7 de octubre —incluida la toma de más de un centenar de rehenes y la posterior campaña de bombardeos y de asedio total de Israel sobre la franja de Gaza— ha vuelto a colocar en el centro de los focos de la diplomacia mundial a Qatar, un pequeño pero poderoso Estado árabe del golfo Pérsico con un dilatado currículo de intermediario y mediador en la región.

Guiado por su ambiciosa política exterior, Qatar lleva años ejerciendo de punto de enlace discreto para que Estados Unidos y otros países occidentales abran canales de negociación con países o actores no estatales con los que no mantienen relaciones diplomáticas. En el caso del conflicto entre Palestina e Israel, Doha se encuentra en una posición privilegiada porque cuenta con estrechos vínculos con Washington, Hamás e Irán, uno de los valedores principales del movimiento palestino. Israel también ha permitido durante años que Qatar canalice fondos a Gaza para contribuir a estabilizar la situación humanitaria en la Franja, y en el pasado Doha ha participado de la mediación de treguas entre Hamás y Tel Aviv.

A pesar de tratarse de un mediador de confianza, el reciente ataque de Hamás en territorio israelí ha puesto también bajo el foco las relaciones de Qatar con el movimiento palestino. En este sentido, Doha ha canalizado fondos a Gaza con regularidad desde hace cinco años para aliviar su crisis humanitaria, y aunque lo ha hecho con la aprobación de Israel, la ayuda económica también ha dado oxígeno a Hamás. Además, el líder del grupo, Ismail Haniya, reside buena parte del tiempo en Doha, y su buró político tiene una oficina en la misma ciudad. En la última semana, otros pesos pesados del movimiento, como su exlíder Jaled Meshaal, han hecho llamamientos a una movilización general por la causa palestina desde Qatar. Y Doha acogió el sábado una reunión entre Haniya y el ministro de Exteriores de Irán, Hossein Amirabdollahian, para “seguir cooperando”, según Hamás.

En esta ocasión, Doha ha tratado de frenar desde el principio la escala de violencia en Gaza y sus alrededores, con el objetivo de lograr un cese de las hostilidades que evite una expansión del conflicto en la región, según reconoció el viernes el primer ministro y ministro de Exteriores del país, Mohammed Bin Abdulrahman Al Thani, en una rueda de prensa conjunta con el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, en Doha. Entre sus prioridades se halla negociar la apertura de un corredor de ayuda humanitaria a Gaza a través del paso fronterizo de Rafah, que conecta la Franja con Egipto y es el único que no controla Israel, así como un acuerdo para liberar a los rehenes a manos de Hamás.

Negociar para liberar rehenes

Con respecto a este último punto, Al Thani señaló durante su comparecencia del viernes que aún “es muy pronto para juzgar” el progreso de las negociaciones por la “intensidad de la guerra”. Por el momento, los esfuerzos se centran en acordar la puesta en libertad de las mujeres y niños israelíes secuestrados a cambio de la liberación de mujeres y niños palestinos en cárceles de Israel, según ha informado la agencia Reuters. Qatar ha podido negociar en el pasado otros complejos acuerdos de liberaciones de rehenes en contextos como Irak y Afganistán, aunque ahora se cree que Hamás retiene a unas 150 personas.

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Durante su comparecencia conjunta en Doha, Blinken aseguró que durante su gira por la región ha “dejado claro” que las relaciones con Hamás no pueden continuar “como si no hubiera ocurrido nada”. Al Thani, sin embargo, dejó entrever que Qatar no está considerando cerrar la oficina del buró político de Hamás en el país, y dijo que esta “se empezó a utilizar como medio de comunicación y para traer paz y calma a la región”.

A lo largo de la última semana, el emir de Qatar, el jeque Tamim bin Hamad Al Thani, ha mantenido una intensa actividad diplomática y ha conversado con otros líderes de la región con influencia sobre las partes enfrentadas, como el presidente de Egipto, Abdelfatá Al Sisi, y el presidente de Irán, Ebrahim Raisi. Su primer ministro y ministro de Exteriores del país también ha estado en estrecho contacto con su homólogo iraní, Amirabdollahian, como parte de una gira regional de este último.

Doha ha condenado ataques a civiles y castigos colectivos de “todas las partes implicadas por igual”. Pero en su primer comunicado tras el ataque de Hamás y la reacción inicial de Tel Aviv, el Ministerio de Exteriores catarí aseguró que Israel es “el único responsable” de la escalada por “sus continuas violaciones de los derechos del pueblo palestino”. Doha también reiteró su “firme postura” con respecto a la causa palestina y “los derechos legítimos” del pueblo palestino, incluido el establecimiento de un Estado independiente.

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