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Muchas calzadas romanas tienen unas rocas blancas entre las piedras: no imaginas su utilidad

Muchas calzadas romanas tienen unas rocas blancas entre las piedras: no imaginas su utilidad

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El legado de Roma aún se mantiene en muchos aspectos de nuestras vidas. Ideas de hace dos milenios nos asombran por su simplicidad y eficacia. Es el caso de las calzadas romanas.

La cultura del Imperio Romano nos legó leyes, costumbres, y hasta un idioma, del que deriva el español. Sus monumentos son igual de impresionantes: el Coliseo, los acueductos... y las calzadas romanas.

Si has tenido la suerte de caminar por alguna calzada romana, y es algo probable porque en España hay muchas, quizá te hayas fijado en que, en las calzadas mejor conservadas, se pueden ver unas pequeñas rocas blancas insertadas en las esquinas de las piedras que forman la calzada.

Puedes verlo en la foto de apertura de la noticia. Es una calzada romana que transcurre por Pompeya, así que está bien conservada.

¿Qué son las piedras blancas de las calzadas romanas?

Hace 2.300 años, Roma comenzó a construir calzadas de piedra por todo el imperio. Su objetivo era facilitar el movimiento de sus tropas, ya que la mayoría de los soldados se desplazaban a pie. 

Las calzadas de piedras lisas facilitaba caminar sobre ellas, y hacía que los soldados y los caballos se cansasen menos que si caminaban por tierra o barro. Así podían llegar antes, y más descansados, a sofocar una rebelión o invasión.

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Las calzadas romanas llegaron a cubrir 400.000 Kilómetros por todo el continente europeo, e incluso el Norte de África y Asia.

Solo en las calzadas mejor conservadas se pueden apreciar unas pequeñas rocas blancas insertadas en las esquinas de las piedras que forman la calzada. Su utilidad es sorprendente: son "luces de posición".

Cuando cae la noche, estas piedras blancas reflejan la luz de la Luna, permitiendo ver la calzada en la oscuridad. Servía para que los ciudadanos romanos pudiesen encontrar la calzada, incluso en plena noche.

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Es un sistema muy similar a los materiales reflectantes que usamos hoy en día en las señales de tráfico o las vallas de la carretera, que se iluminan con una mínima cantidad de luz.

Debía ser todo un espectáculo ver brillar ligeramente las calzadas romanas en perfecto estado de conservación, bajo la luz de la Luna. Los romanos no tenían los mismos medios que nosotros, pero eran muy inteligentes, y se las ingeniaron para añadir luces reflectantes a las calzadas, sin consumir energía, usando unas simples piedras espejo que reflejaban la luz de la Luna.

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