La Sección Quinta de la Audiencia Provincial de València ha juzgado esta semana a un hombre acusado de abusar sexualmente de su sobrina en varias ocasiones cuando ésta apenas tenía trece y catorce años de edad. En el mes de septiembre de 2014 agentes de la Policía Local de València evitaron que el presunto pederasta se fugara a Zaragoza con la menor después de que la tía de la víctima sufriera una crisis de ansiedad al conocer que su marido planeaba abandonarla por su sobrina. Hasta entonces la familia había silenciado unos supuestos hechos, en los que hubiera o no consentimiento por parte de la menor, eran constitutivos de delito.

El acusado, que negó haber mantenido ningún tipo de relación sexual con su sobrina, se enfrenta ahora a una pena de diez años de prisión, según la petición del Ministerio Fiscal. «Llegó un extremo en el que se enamoró de mí y como no soy para ella prefiere verme en la cárcel», alegó A. O. J. tratando de desacreditar el testimonio de la adolescente.

No obstante, los médicos forenses remarcaron la credibilidad del relato de la víctima, quien como consecuencia de estos hechos presenta «baja autoestima, estrés postraumático, hostilidad hacia la familia y trastornos en su desarrollo sexual». Incluso durante el tiempo que estuvo sufriendo los abusos sexuales se intentó suicidar en dos ocasiones con la ingesta de pastillas.

La joven, que acaba de cumplir la mayoría de edad, declaró en el juicio detrás de un biombo como es habitual en casos de violación para evitar que las miradas del acusado puedan condicionar a su víctima, además de proteger así su intimidad. La chica explicó cómo era la relación con sus tíos, con los que vivía desde los cinco años y quienes tenían su tutela: «Con mi tía me llevaba peor, era más estricta. Pero a mi tío le tenía mucho cariño porque él me defendía».

Cuando cumplió los doce años su tío comenzó a realizarle tocamientos por encima de la ropa aprovechando las situaciones en las que se encontraban solos en el domicilio. La joven admitió, mostrándose avergonzada por unos hechos de los que no tenía culpa alguna, que los masajes dieron paso a relaciones sexuales plenas. «Me enamoré de él, pero no se lo conté a nadie porque tenía miedo de que mi tía me pegara», argumentó la muchacha.

Fotos de ella desnuda en el móvil

En una reunión familiar, después de que una prima descubriera en el móvil del acusado unas fotos en las que la víctima aparecía desnuda, el patriarca de la familia sacó a relucir la extraña relación que mantenían tío y sobrina, pero ninguno de ellos lo puso en conocimiento de la policía. No fue hasta semanas después, el 8 de septiembre de 2014, cuando al enterarse de que el acusado pretendía fugarse a Zaragoza con su sobrina, alertaron a la Policía Local. «Yo me iba solo a Zaragoza pero apareció ella en la estación y le compré el billete después de comunicárselo a mi señora», alegó en la vista oral el procesado tratando de negar su plan de fuga.