Longevidad

Adelgazar después de los 60 años reduce a la mitad la probabilidad de vivir hasta los 90

Perder peso a partir de cierta edad es más perjudicial para la esperanza de vida que mantenerlo, según un nuevo estudio de la Universidad de California

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Los 8 consejos de los cardiólogos para alargar la esperanza de vida 10 años másFreepik

Pasados los 60 años, lo mejor para la salud es no adelgazar. ¿El motivo? Llegar a los 90, 95 o incluso a los 100 años, lo que se conoce como longevidad excepcional, es más probable para las mujeres que mantienen su peso corporal después de cumplir esa edad. Esta es la principal conclusión de un estudio multiinstitucional dirigido por la Universidad de California en San Diego, Estados Unidos.

Parece una paradoja si tenemos en cuenta que tener un índice de masa corporal (IMC) elevado −es decir, sufrir sobrepeso u obesidad− se ha asociado desde hace décadas con una menor esperanza de vida y un mayor riesgo de padecer un gran abanico de enfermedades cardiometabólicas. Sin embargo, no es lo mismo cantidad que calidad. Por eso, los resultados de los estudios que analizan la relación entre el peso corporal y la esperanza de vida aún son controvertidos.

En el caso de este último trabajo, publicado en la revista científica Journal of Gerontology: Medical Sciences de la Universid de Oxford, se determinó que las mujeres mayores que mantenían un peso estable tenían entre 1,2 y 2 veces más probabilidades de alcanzar la longevidad en comparación con las que experimentaban una pérdida de peso del 5% o más.

"Es muy frecuente que las mujeres mayores de Estados Unidos padezcan sobrepeso u obesidad, con un índice de masa corporal que oscila entre los 25 y los 35 años. Pero nuestros hallazgos apoyan el peso estable como objetivo para la longevidad en las mujeres mayores", afirma el primer autor Aladdin H. Shadyab, profesor asociado de la Escuela Herbert Wertheim de Salud Pública y Ciencia de la Longevidad Humana de la universidad californiana.

Aladdin H. Shadyab, el autor principal del estudio sobre longevidad de las mujeres
Aladdin H. Shadyab, el autor principal del estudio sobre longevidad de las mujeresUniversidad de California en San Diego

Los investigadores estudiaron la relación entre los cambios de peso en etapas posteriores de la vida y una longevidad excepcional en 54.437 mujeres. Todas ellas habían participado en la Iniciativa para la Salud de la Mujer, un estudio que investiga las causas de las enfermedades crónicas en mujeres posmenopáusicas. A lo largo del periodo de seguimiento, 30.647 de ellas, el 56% de las participantes, sobrevivieron hasta los 90 años o más.

¿Y ganar peso es mejor para vivir más?

Las mujeres que perdieron al menos un 5% de peso tuvieron menos probabilidades de alcanzar la longevidad en comparación con las que lograron un peso estable. Por ejemplo, las mujeres que perdieron peso involuntariamente tenían un 51% menos de probabilidades de sobrevivir hasta los 90 años. De la misma manera, ganar un 5% o más de peso, en comparación con un peso estable, no se asoció con una longevidad excepcional.

"Si las mujeres de edad avanzada se encuentran perdiendo peso cuando no están tratando de perder peso, esto podría ser una señal de advertencia de mala salud y un predictor de la disminución de la longevidad", explica el doctor Shadyab. Te puede interesar: Descubren que vivir en estos lugares retrasa el envejecimiento

Los hallazgos sugieren que las recomendaciones generales para la pérdida de peso en mujeres mayores pueden no ayudarlas a vivir más tiempo. No obstante, los autores advierten de que las mujeres deben atender al consejo médico si se les recomienda una pérdida de peso moderada para mejorar su salud o su calidad de vida.

Los datos amplían la creciente investigación sobre la relación entre el cambio de peso y la mortalidad. De hecho, se trata del primer estudio a gran escala que examina los cambios de peso en etapas posteriores de la vida y su relación con una longevidad excepcional.

La investigación fue financiada, en parte, por los Institutos Nacionales de Salud, el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre, y el Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE UU.