Las 42 mejores comedias románticas de todos los tiempos

Hacemos balance de las mejores comedias románticas de la historia: desde El príncipe de Zamunda hasta Atrapado en el tiempo, pasando por tres clásicos de Nora Ephron.
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Photo Illustration by Lauren Margit Jones; Photos, from left, by Sophie Giraud/Ifc/Kobal, from Castle Rock/Nelson/Columbia/Kobal, both from REX/Shutterstock; From Paramount/Everett Collection.

Es cierto que las comedias románticas han perdido popularidad desde su apogeo en los años noventa, pero con el paso del tiempo el público está más hambriento que nunca de chistes, encuentros y finales felices. Eso está claro desde hace años: cuando Netflix dio el pelotazo estrenando decenas de comedias románticas, Locamente millonarios fue un éxito de taquilla y Licorice Pizza se convirtió en una de las favoritas de la crítica.

El pasado San Valentín nos regaló dos comedias románticas: la incondicional del género Aline Brosh McKenna (Crazy Ex-Girlfriend27 vestidos) hizo su debut como directora con Tu casa o la mía, protagonizada por Reese Witherspoon y Ashton Kutcher. Por su parte, Alison Brie y Dave Franco (pareja en la vida real) trabajaron juntos en Una antigua conocida, la secuela de La boda de mi mejor amiga de 1997.

Todo esto nos ha hecho pensar en cuáles son las mejores comedias románticas, las películas que mejor ejemplifican este género tan poco apreciado. El equipo de Vanity Fair decidió averiguarlo confeccionando listas individuales de las 10 mejores y consultando los ingredientes ineludibles que debe tener una comedia romántica (puntos extra por una escena corriendo por el aeropuerto o una serenata musical) y seleccionando las 42 comedias románticas que finalmente entraron en la lista. La conclusión es que "comedia romántica" es una denominación amplia que depende (al menos en parte) de la mirada del espectador: un género que gira en torno al enamoramiento.

Nuestra lista definitiva de las mejores comedias románticas es una mezcla ecléctica que incluye desde clásicos en blanco y negro hasta Cómo perder a un chico en 10 días. Y aunque puede que alguna de ellas no contenga todos los elementos comúnmente asociados a este género, todas encajan en la definición del American Film Institute como "género en el que el desarrollo de un romance conduce a situaciones cómicas". Por supuesto, todas son divertidas.

FIRE ISLAND, from left: Tomas Matos, Joel Kim Booster, Conrad Ricamora, Matt Rogers, Margaret Cho, Torian Miller, 2022.

By Jeong Park /Searchlight Pictures /Courtesy Everett Collection.

42. Fire Island (2022)

Orgullo y prejuicio de Jane Austen es la base narrativa de esta comedia romántica queer, escrita y protagonizada por Joel Kim Booster. Ambientada en el destino LGTBIQ+ Fire Island, Booster interpreta a Noah, un enfermero orgulloso de su soltería cuya visión de las citas da un vuelco por culpa del Sr. Darcy de la película: Will (Conrad Ricamora). Howie (Bowen Yang) se enfrenta a una transformación parecida, cuya floreciente relación con Charlie (James Scully) recibe críticas contradictorias de sus amigos, entre otros, Keegan (Tomás Matos), Luke (Matt Rogers) y Max (Torian Miller). “Hemos hecho algo realmente especial, único y gay”, contaba Booster a Vanity Fair sobre su comedia romántica. “El hecho de que lo hayamos hecho me parece un milagro teniendo en cuenta a lo que nos enfrentábamos”. Yang añadía: “Un relato de Jane Austen que se encuentra con un relato asiático-americano que se encuentra con un relato queer: estas tres hélices se unen y forman algo más que la suma de sus partes. Y decir que es más grande que la narrativa de Jane Austen es una auténtica locura, una locura por mi parte hacerlo. Pero lo he dicho”. Más descabellado todavía: la película consigue demostrar precisamente eso. —Savannah Walsh

©Netflix/Courtesy Everett Collection

41. Conquista a medias (2020)

A Netflix se le ha atribuido el mérito de resucitar la comedia romántica en los últimos años distribuyendo películas como A todos los chicos de los que me enamoré y Cómo deshacerte de tu jefe. Pero quizás ninguna ha sido tan necesaria como Conquista a medias, una historia de amor queer de Alice Wu, directora del clásico de culto de 2004 Guardando las apariencias. En esta historia inspirada en Cyrano, la estudiante de secundaria Ellie Chu (Leah Lewis) ayuda a un deportista de su instituto (Daniel Diemer) a ganarse el afecto de la chica de la que ambos están enamorados (Alexxis Lemire). Pero la película no se centra tanto en quién saldrá victorioso como en la sorprendente amistad que surge entre Ellie y Paul, dos personas que a simple vista no podrían parecer más diferentes. “Eso es solo una pista falsa", explicaba Wu a Vanity Fair sobre el desenlace de su película. “Quién se queda con la chica no solo no es lo importante en esta cinta, sino que no es lo importante en la vida. Lo importante en la vida es con quién acabas conectando y quién acaba ayudándote a convertirte en la persona que necesitas ser”. —Savannah Walsh

By Sophie Giraud/IFC Films/Photofest.

40. Mi gran boda griega (2002)

La gracia de Mi gran boda griega —protagonizada y escrita por Nia Vardalos es que son varias películas en una. Romance. Comedia. Choque cultural. ¡Los poderes curativos secretos del Windex! La oda de Vardalos a la cultura griega en todo su esplendor y frustración se centra en la búsqueda de su personaje, Toula, para conseguir que su familia acepte a su pareja no griega, Ian (interpretado por John Corbett). Es la definición de un tonteo, con personajes chiflados y sus absurdas visiones de la vida desbordante en cada escena. Todos los personajes tienen tanta personalidad y se le presta tanta atención que Mi gran boda griega podría dividirse en varias secuelas para seguir las locuras de la tía Voula (una Andrea Martin desternillante) o del testarudo Gus (Michael Constantine), capaz de rastrear cualquier cosa hasta la mismísima Grecia. Pero es el romance, que Vardalos escribe con tanta dulzura, la base de todo. Seguimos la relación entre Toula e Ian desde la primera vez que se ven hasta la intimísima proposición de matrimonio de Ian. Una película tan enorme y arrolladora que necesita un ancla, y estos dos lo hacen muy bien.
—Yohana Desta.

From Columbia Pictures/Photofest.

39. Cuando menos te lo esperas (2003)

Qué decir de Jack (Nicholson) y Diane (Keaton), los protagonistas entrados en años de la mejor comedia romántica de Nancy Meyers. Aunque algunas personas de la industria se mostraron recelosas ante una película sobre una pareja de entre 50 y 60 años que se enamora, el público estaba preparado para un romance maduro (que incluye una hilarante escena de sexo en la que el personaje de Keaton toma la tensión a Nicholson para asegurarse de que no sufre un infarto durante el acto). La película recaudó más de 266 millones de dólares en todo el mundo y le valió a Keaton una nominación al Oscar. También nos dio a un Nicholson enfermo del corazón, un rompecorazones dentro y fuera de la pantalla que llora por una chica (para variar). —Anna Lisa Raya

© 20th Century Fox/Everett Collection.

38. Besando a Jessica Stein (2002)

Las comedias románticas tradicionalmente suelen ser un territorio difícil para los personajes queer, que tienden a caer en papeles simplistas y estereotipados de mejores amigos cuando se les permite unirse a la fiesta. (Nunca perdonaremos a las películas de Sexo en Nueva York por lo que hicieron con Stanford y Anthony.) Años después de su estreno, Besando a Jessica Stein sigue siendo una de las pocas comedias románticas de gran difusión que se centra en la atracción entre personas del mismo sexo y entre mujeres homosexuales, más difíciles de encontrar en este tipo de películas que los hombres homosexuales. Incluso si no tenemos en cuenta sus elementos más emblemáticos, la cinta hace un trabajo admirable al equilibrar los clichés de las comedias románticas (la madre judía dominante, la heroína con un trabajo en los medios de comunicación de Nueva York) con florituras más extravagantes, convirtiéndola en una descendiente de Annie Hall a medida para el nuevo milenio. —Hillary Busis

©Geffen Pictures/Courtesy Everett Collection

37. El cielo próximamente (1991)

Aunque solo sea por eso, el género de la comedia romántica nos ha regalado la escena en la que el ansioso Albert Brooks mira embelesado a una angelical Meryl Streep sorber unos noodles interminables. La química entre Daniel y Julia salta a la vista en El cielo próximamente, una ingeniosa exploración de la vida después de la muerte escrita y dirigida por Brooks. En la película, el destino de la pareja más allá de la muerte se decide en la Ciudad del Juicio, donde se juzgan sus acciones (o inacciones) en la Tierra. Como era de esperar, conocer al amor de tu vida en el lugar donde te ves obligado a defender la tuya se hace un poco cuesta arriba. Si Daniel no puede justificar adecuadamente su forma de vida, se verá obligado a hacerlo todo de nuevo, dejando atrás a Julia. Y si pensabas que correr por el aeropuerto es lo más romántico del mundo, prueba a perseguir un tranvía con destino al siguiente plano de la existencia humana. —Savannah Walsh

© Paramount/Everett Collection.

36. Cómo perder a un chico en 10 días (2003)

Solo en la comedia romántica de todas las comedias románticas habría unos protagonistas llamados Andie Anderson y Benjamin Barry. Desde el primer minuto, Cómo perder a un chico en 10 días es tan divertida como suena: una película que se centra en una chica popular –antes de que el término se pusiera de moda– cuya química con un hombre ligeramente machista es innegable, aunque su romance esté condenado al fracaso desde el principio. Ella es redactora en una revista femenina que intenta hacerse un hueco para escribir sobre temas con más enjundia, lo que le obliga a atrapar a un hombre y torturarlo hasta romper con él. Él, por su parte, intenta demostrar que puede enamorar a cualquier mujer. Kate Hudson y Matthew McConaughey interpretan a sus respectivos personajes con ingenio y garbo, metiéndose de lleno en sus papeles, pero pronunciando algunas frases con un toque de ironía. Al final, Andie arrastra a “Benny Boo-Boo . . . Boo-Boo-Boo” a un concierto de Céline Dion y él la lleva a Staten Island para que conozca a su familia nada más empezar a salir. Sin embargo, es imposible no alegrarse cuando se besan y hacen las paces en el puente tras una pelea humillante en el karaoke delante de todos sus amigos. —Laura Bradley

NEVER BEEN KISSED, (L-R): Drew Barrymore, Leelee Sobieski, 1999.Courtesy of 20th Century Fox/ Everett Collection.

35. Nunca me han besado (1999)

En 2011, Adele confesó que uno de los puentes de su canción One and Only se inspiró en este clásico de Drew Barrymore. “Sabes, al final, cuando ella describe cómo se detiene el mundo cuando la besan en una escena a cámara lenta, todo lo demás se vuelve borroso… Yo lo veo como algo así”, explicaba la ganadora del Grammy. “Siempre que escucho el puente… me parece bastante épico. Me refiero a que no creo que Nunca me han besado sea una película especialmente épica". Lo sentimos Adele, pero en este punto no estamos de acuerdo contigo. Barrymore interpreta a Josie Geller, una redactora junior del Chicago Sun-Times que se hace pasar por alumna de su antiguo instituto para escribir un reportaje encubierto. Entre los pastelitos de marihuana y las leccioncitas sobre educación sexual de su compañera de trabajo (interpretada por la cautivadora Molly Shannon), Josie se enamora de su profesor de inglés, Sam Coulson (Michael Vartan). Aunque los detalles del romance son ligeramente complicados, la dulzura de la premisa de la película perdura. Tanto es así que Barrymore a menudo repite el papel en pequeñas cápsulas sobre sí misma en su programa de entrevistas diurno. —Savannah Walsh

© Paramount/Everett Collection.

34. Una maravilla con clase (1987)

De todos los chicos y chicas descarriados del universo de John Hughes, quizás ninguno es tan guay como el Keith de Eric Stoltz (un marginado artístico), la Watts de Mary Stuart Masterson (su mejor amiga marimacho) y la Amanda Jones de Lea Thompson (guapa y popular, pero sin blanca). Su triángulo amoroso de instituto tiene un final sorprendente, en el que Amanda deja a su novio idiota —y los intentos divertidísimos de Keith de cortejarla con la mejor cita de la historia— para “aprender a valerme por mí misma”. Ella se queda sola mientras Watts consigue al chico, Stolz, que hasta entonces no se había enterado de nada. La cinta termina con una de las mejores frases del canon: “Te queda bien llevar mi futuro”. Además, la película cuenta con una de las mejores bandas sonoras de los años ochenta y debemos agradecer a Zoey Deutch, la heroína de la comedia romántica actual, que sus padres sean Thompson y Howard Deutch, el director de la película, que se conocieron en el rodaje. —Anna Lisa Raya

CRAZY RICH ASIANS, Michelle Yeoh, 2018.By Sanja Bucko /Warner Bros. Pictures /Courtesy Everett Collection.

33. Locamente millonarios (2018)

Cuando Locamente millonarios se estrenó como éxito de taquilla en el verano de 2018, el mundo estaba preparado para otro tipo de comedias románticas. Habían pasado décadas desde El club de la buena suerte de 1993 —el último gran estreno de un estudio estadounidense que contó con un reparto predominantemente asiático y asiático-americano— y el género de las comedias románticas atravesaba un periodo de sequía. Entonces llegó la brillante adaptación de Jon M. Chu de la novela superventas de Kevin Kwan, centrada en la historia de amor entre Rachel (Constance Wu) y Nick (Henry Golding), y en cómo su romance peligra por culpa de la familia extremadamente rica y ligeramente desquiciada de Nick. Cada fotograma rebosa opulencia: desde la férrea interpretación de Michelle Yeoh en el papel de Eleanor (la elegante madre de Nick), hasta una de las escenas de boda más lujosas jamás filmada. Parece ser que están haciendo la secuela. No vemos el momento de verla. —Savannah Walsh

From Everett Collection.

32. Annie Hall (1977)

¿Qué decir de Annie Hall? Una indiscutible obra maestra de la comedia romántica cuya reputación se ha visto eclipsada por las acusaciones vertidas contra su guionista, director y protagonista casi dos décadas después de su estreno en 1977. En este caso en particular, no hay forma de separar el arte del artista; Annie Hall es Woody Allen hasta la médula: desde su narración (filosofía embriagadora y humor de Catskills a partes iguales) hasta sus personajes femeninos, que se dividen en dos categorías distintas: chicas de ensueño y chicas pesadillescas. (En varias ocasiones, Diane Keaton, con su interpretación característica, consigue ser las dos a la vez.) Aun así, la película tiene cierta magia, una dulzura melancólica en la que se apoyan sus enormes chistes redondeando lo que podría haber sido una colección episódica de chistes (buenísimos). La añoranza de un tiempo y un lugar más fáciles, cuando enamorarse estaba al alcance de la mano y no se sabía tanto como sabemos ahora. —Hillary Busis

By Sam Goldwyn/Renaissance/BBC/Kobal/REX/Shutterstock.

31. Mucho ruido y pocas nueces (1993)

Kenneth Branagh, Emma Thompson, Denzel Washington, Keanu Reeves, Michael Keaton, Kate Beckinsale y Robert Sean Leonard. Solo por el reparto merece la pena, aunque también por la ejecución de esta producción (dirigida y escrita por Branagh). Con los siempre enfrentados Beatrice y Benedick, cuya tensión sexual solo se ve incrementada por sus lenguas igualmente afiladas, Shakespeare creó una pareja arquetípica cuya dinámica chistosa inspiraría a innumerables imitadores y descendientes. Thompson y Branagh encarnan a los amantes maravillosamente, impregnando a estos personajes centenarios llenos de ingenio y encanto modernos. Otra adaptación más reciente, la versión de 2012 dirigida por Joss Whedon, también merece la pena para los amantes de las comedias románticas. —Hillary Busis

30. Amélie (2001)

No todo el mundo clasificaría esta cinta como comedia romántica, pero Amélie desafía la clasificación más básica (a menos que consideres el "capricho francés" un género en sí mismo). Esta dulce película de 2001 dirigida por Jean-Pierre Jeunet trata sobre una camarera parisina tremendamente introvertida que encuentra la alegría y la paz en esas pequeñas cosas, como saltar piedras, romper con la cuchara una crème brûlée o contemplar la ciudad y preguntarse: “¿Cuántas parejas estarán teniendo un orgasmo ahora mismo?”. Audrey Tautou pone hasta el último milímetro de su corazón en el papel, interpretando a Amélie como una pillina con los ojos bien abiertos que encuentra su primera inyección de confianza ayudando a un ciego a cruzar la calle (una escena memorable llena de vida). El romance nunca es su objetivo directo, pero es una línea sutil hasta que el amor a primera vista la golpea en la cara en un fotomatón de una estación de tren cuando ve a un hombre llamado Nino. El descubrimiento del amor verdadero de Amélie no sigue ningún camino fácil ni obvio, pero culmina en una escena que te atravesará el corazón. Besar a alguien en los párpados nunca fue tan romántico. —Yohana Desta

Photo by Sarah Shatz

29. La gran enfermedad del amor (2017)

Una de las comedias románticas más refrescantes de los últimos años se inspiró en el noviazgo en la vida real entre la estrella Kumail Nanjiani y su esposa, Emily V. Gordon, con quien escribió el guion de la película. En la cinta, su floreciente relación se detiene en seco cuando Emily (interpretada en la pantalla por Zoe Kazan) sufre una grave crisis y entra en coma. Mientras ella duerme, Kumail intenta congeniar con sus futuros suegros (Holly Hunter y Ray Romano perfectamente compenetrados) y superar los obstáculos culturales a los que se enfrenta como musulmán pakistaní que quiere renunciar a los planes de su familia de un matrimonio concertado. "Suena muy serio sobre el papel: un chico pakistaní cuyos padres quieren celebrar un matrimonio concertado hace que su novia blanca entre en coma”, contaba Nanjiani a Entertainment Weekly en el estreno. “Pero es una comedia”. Producida por Judd Apatow y dirigida por Michael Showalter, esta cinta de tono truculento les valió a Nanjiani y a Gordon una nominación al Oscar al mejor guion original y ayudó a revitalizar el género. —Savannah Walsh

HOW STELLA GOT HER GROOVE BACK, (L-R): Taye Diggs,  Angela Bassett, 1998.Courtesy 20th Century Fox.

28. Cómo Stella recuperó la marcha (1998)

En Hollywood los protagonistas suelen ser mucho mayores que sus parejas femeninas, pero la situación inversa sigue siendo rara. Es el caso de Stella y su necesidad de recuperar la marcha. Angela Bassett interpreta a una mujer en busca de su próxima aventura, obligada por su amiga Delilah (una perfecta Whoopi Goldberg) a hacer una escapada al trópico y conquistada por Taye Diggs, un joven isleño que la anima a dejar de lado el miedo a su (retrospectivamente bastante insulsa) diferencia de edad. Lo que ocurre después es una aventura divertida y sexy del rollo Come, reza, ama, que no por ello deja de ser emotiva. En honor a la condición favorita de Bassett en la carrera de los Oscar de 2023, es el momento de volver a verla. —Savannah Walsh

Courtesy Everett Collection

27. Harold y Maude (1971)

Una de las comedias menos convencionales y más estimulantes de la historia es obra de Hal Ashby. Bud Cort interpreta a Harold, un joven atormentado cuya fascinación por la muerte tiñe su visión del mundo hasta que aparece en escena Maude, interpretada por Ruth Gordon, una alegre septuagenaria que obliga a su joven pareja a reconocer la belleza de la vida. Al igual que sus personajes titulares, la película es a la vez dulce y amarga en su descripción de la extraña amistad de la pareja. Mientras ambos pasan la mayor parte de la película charlando sobre filosofía y paseando por campos de flores, su oscuro final se cierne sobre ellos. Pero Ashby consigue que hasta la inevitable muerte de un personaje resulte extrañamente edificante. —Savannah Walsh

ENCHANTED, Amy Adams, 2007. Courtesy of Buena Vista Pictures/Everett Collection.

26. Encantada (2007)

Retrospectivamente, es una especie de milagro que algo sobre esta versión casi en carne y hueso de una princesa Disney funcione. Gran parte de la película se hace cuesta arriba: los trozos largos se narran mediante animación a la vieja escuela, hay varios números musicales llamativos (algunos de ellos protagonizados por alimañas que cantan) y el final depende de una secuencia realmente aterradora en la que Susan Sarandon se viste de bruja malvada y luego se transforma en un dragón CGI. Sin embargo, la mayor victoria puede ser el romance entre la Gisele de Amy Adams (otra princesa de dibujos animados que cobra vida) y Robert, el abogado matrimonialista interpretado por Patrick Dempsey. Lo que podría haber resultado empalagoso funciona gracias a la chispeante química de la pareja y a una interpretación digna de premio de James Marsden como el príncipe azul que nunca estuvo destinado a conquistar a la chica.  —Savannah Walsh

From Everett Collection.

25. El apartamento (1960)

¿Es realmente El apartamento una comedia romántica? Al volver a verla hace poco, me sorprendió lo trágica que es: una comedia que hace todo lo posible por recordarte los peligros de enamorarse especialmente de hombres casados o de alguien enamorado de un hombre casado. También es una comedia en la que el aparente "chico bueno" se deja empapar por la suciedad de los hombres malos que están por encima de él, un facilitador con poco disposición a contribuir en sus vidas sexuales secretas. Supongo que el término que utilizamos hoy en día para referirnos a un tipo como C.C. Baxter (Jack Lemmon) es “cornudo” y una de las genialidades de Billy Wilder de esta película es hacer que parezca tan improbable, desde el principio, que un pusilánime como Baxter y la desgarrada y carismática Fran Kubelik (Shirley MacLaine), una ascensorista del edificio en el que trabaja Baxter, acaben juntos. Ni siquiera estamos seguros de que merezca la pena plantearse esa pregunta: es maravillosamente inverosímil. Una de las cosas brillantes de El apartamento —precisamente ahora que estamos tan sensibles con el acoso laboral y el mal comportamiento de los hombres en el poder— es que incluso desde la perspectiva de 1960 la película sabía lo transaccionales que podían ser el sexo y el romance, a veces voluntariamente y a menudo no. Es una de las grandes comedias sobre el lugar de trabajo, una película que merece la pena volver a ver con otros ojos. —K. Austin Collins

© Gramercy Pictures/Everett Collection.

24. Cuatro bodas y un funeral (1994)

¿A quién no le encanta una película que empieza con sus personajes gritando "Joder, joder, joder" mientras luchan por llegar a tiempo a la boda de un amigo? Todo en Cuatro bodas y un funeral, de Richard Curtis, parecía encaminado a romper con la tradicional comedia romántica, aunque se guardara una carta de sentimentalismo en la manga. En lugar de una boda, hay mogollón de bodas, uno de los personajes principales de la película muere (precipitando el funeral del título) y el objeto de deseo de la película —una mujer americana interpretada por Andie MacDowell se casa con otro hombre en un momento dado. El reparto es encantadoramente extravagante (sobre todo Charlotte Coleman), pero Cuatro bodas y un funeral es más conocida por haber sido el pistoletazo de salida de la carrera de Hugh Grant como héroe romántico torpe, con su pelo alborotado y un tanto tartamudo que, de alguna manera, supera su extrema introversión británica para confesar sus verdaderos sentimientos. Una aventura caótica que abrió el camino a décadas de comedias románticas. —Joy Press

© MGM/Photofest.

23. Hechizo de luna (1987)

Casi dos décadas antes de que John Patrick Shanley ganara el premio Pulitzer y el Tony por escribir La duda, el venerado escritor ganó un Oscar por Hechizo de luna, una de las pocas comedias románticas tan buena que hasta los votantes más esnobs de Hollywood cayeron víctimas de su encanto. (Además del triunfo de Shanley, Cher y Olympia Dukakis ganaron un Oscar por sus papeles como madre e hija.) Dirigida por Norman Jewison, Hechizo de luna presenta a Cher como una viuda italoamericana que vive con sus padres en Brooklyn y se enamora del hermano pequeño de su prometido, interpretado por Nicolas Cage. Aunque Cher ha dicho que tiene un rango estrecho como actriz y que solo interpreta pequeñas variaciones de su personaje en la vida real, su interpretación de Loretta Castorini demuestra que su “rango estrecho” es todo menos eso. —Julie Miller

22. Virgen a los 40 (2005)

Aunque sus anteriores contribuciones a la cultura pop fueron injustamente infravaloradas (Freaks and Geeks y Vida universitaria tardarían años en recibir su merecido reconocimiento), el debut como director de largometrajes de Judd Apatow en 2005 con Virgen a los 40 supuso un punto de inflexión en su carrera. Esta comedia desternillante —coescrita por Apatow y protagonizada por Steve Carell, aunque con un alto grado de improvisación— demostró la capacidad única de Apatow para combinar un humor original con una dulzura sorprendente. Además de consolidar a Carell como estrella de Hollywood, el conjunto instauró un nuevo subgénero de la comedia (hombres-niño y más tarde, con Girls de HBO, mujeres-niña que se enfrentan torpemente a la edad adulta) y lanzó a Apatow como creador de tendencias en Hollywood, cuya mera asociación a un proyecto era sinónimo de que sería más divertido que la mayoría y contaría con un montón de actores que debían estar en el radar del público. —Julie Miller

Courtesy Everett Collection

21. El bazar de las sorpresas (1940)

No existiría Tienes un e-mail sin El bazar de las sorpresas de Ernst Lubitsch, que inspiró tanto la librería del Upper West Side de Kathleen Kelly como la estructura central de la película de 1998. En El bazar de las sorpresas nuestros dos protagonistas no son competidores comerciales enfrentados, sino un par de dependientes de unos grandes almacenes de Budapest que no saben que son amigos por correspondencia. Ambientada en la época navideña, se suele hablar de esta película nada más como la segunda mejor película de Navidad protagonizada por James Stewart. Pero no pasemos por alto el sutil encanto de El bazar de las sorpresas. La Klara de Margaret Sullivan es digna compañera del Alfred interpretado por Stewart. Recién salido de su papel protagonista en El mago de Oz, Frank Morgan se luce en el papel de jefe de la tienda, Hugo Matuschek. Solo por el chascarrillo recurrente sobre las cajas musicales de cigarrillos de la tienda, merece la pena volver a verla. —Savannah Walsh

© 20th Century Fox/Everett Collection.

20. Abajo el amor (2003)

Este clásico de Peyton Reed, protagonizado por Renée Zellweger e Ewan McGregor, no tuvo muy buena acogida cuando se estrenó en 2003, pero tengo mi propia teoría al respecto. La película es una golosina descarada: recubierta de caramelo hasta el punto de provocar caries y excesivamente rica en guiños a las películas de Doris Day que la inspiraron. Abajo el amor fue sin duda una cinta difícil de vender en plena guerra de Irak; no podía parecer más frívola. Pero todo el azúcar no era más que una tapadera para lo que realmente está en juego aquí: una reescritura de los romances cinematográficos y sus continuas batallas entre sexos. La película, que habla sobre el intento protofeminista de una escritora estrella de conseguir que las mujeres vivan y se enamoren en sus propios términos y sobre el escritor de la revista que intenta hundirla, no tiene ni un ápice de cinismo. Pero sus personajes sí lo son: son personas que conocen los entresijos estratégicos del romance y se pasan la película rivalizando entre sí. Todo desemboca en uno de los mejores momentos de la carrera interpretativa de Zellweger (que es mucho decir): un monólogo desgarrador sobre las cosas que puede hacer una mujer para que el hombre al que ama se fije en ella. En el centro de esta tontería hay un personaje que realmente merece un final feliz, pero no a expensas de la nueva libertad que infundió en todos los demás. —K. Austin Collins

THE WEDDING BANQUET, (aka HSI YEN), May Chin, Winston Chao, 1993.Courtesy of Samuel Goldwyn Films/Everett Collection.

19. El banquete de boda (1993)

Es habitual alabar al oscarizado Ang Lee por sus proezas visuales gracias a películas exuberantes como La vida de Pi y Tigre y dragón. Pero también es uno de los mejores directores de películas románticas (como Sentido y Sensibilidad de 1995 y Brokeback Mountain, de 2005). Esto nos lleva a una comedia romántica nominada a un Oscar de una época anterior de la filmografía de Lee que se centra en un taiwanés tímido metido en una relación de larga duración que acepta un matrimonio concertado con una mujer para satisfacer a sus padres tradicionales. Una situación de por sí espinosa que se complica aún más cuando la futura esposa revela el secreto que espera proteger con su unión. A partir de ahí, las cosas no hacen más que torcerse hasta llegar a un final deliciosamente sorprendente y particularmente subversivo para 1993. —Savannah Walsh

From Everett Collection.

18. Luna nueva (1940)

Cary Grant y Rosalind Russell formaron equipo en esta comedia de humor de periódico del director Howard Hawks. La película es la más antigua de las comedias románticas de nuestra lista y desde muchos puntos de vista fue anterior a su tiempo: un romance en el mundo de los medios de comunicación aderezado por bromas románticas que plantan la química entre Grant y Russell como un encuentro entre dos mentes agudas con el mismo olfato para las noticias. En su adaptación de la obra teatral de 1928 Primera plana, Hawks cambió de un plumazo la dinámica de trabajo de los reporteros adictos al trabajo de Chicago: convirtió a Hildy Johnson en una reportera rápida y audaz y en la ex del Walter Burns interpretado por Grant, el astuto y perspicaz editor de The Morning Post con una voz poderosa y un encanto irresistible. En Luna nueva el paternalismo de los años cuarenta está muy presente: Walter sabotea la relación de Hildy con otro hombre y disfruta presionándola para que trabaje más, pero la decisión final entre la monotonía de la vida doméstica y la emoción de buscar una nueva historia sigue siendo creíble casi 80 años después. — Sonia Saraiya

© Sony Pictures Entertainment/Photofest.

17. La boda de mi mejor amigo (1997)

Julia Roberts superó un pequeño bache en su carrera (si te gustan los problemas y quieres algo de lo que hablar, tienes que ver Mary Reilly) gracias a este antirromance efervescente, una comedia divertida e ingeniosa de celos en la que Roberts pudo mostrar la dureza que esconde tras su enorme sonrisa. (Roberts no volvió a interpretar a una mujer verdaderamente inocente tras La boda de mi mejor amigo). En la película de P.J. Hogan, Dermot Mulroney es el blanco perfecto para que Roberts lance sus dardos, mientras que Cameron Diaz resulta odiosamente perfecta en esta interpretación que la consolidó como estrella. Pero es Rupert Everett —que interpreta a uno de los primeros amigos gais de las comedias románticas— quien se lleva de calle la película. En una conversación que mantienen los dos amigos, La boda de mi mejor amigo nos regala su mejor frase: a veces es la amistad y no el amor lo que nos rescata y nos redime. —Richard Lawson

By Bruce McBroom/Tri-Star/Kobal/REX/Shutterstock.

16. Algo para recordar (1993)

Le toca el turno al primer taquillazo como directora de Nora Ephron con su inesperada comedia romática de 1993, que empieza con Tom Hanks llorando la pérdida de su amada esposa y de su madre. Afortunadamente acaba teniendo una segunda oportunidad para amar gracias a un programa de radio (un homenaje a Tú y yo) y a su manipulador hijo de ocho años, interpretado con solvencia por Ross Malinger. Prepárate para ver a un joven Gaby Hoffmann, su precoz jerga prechat y la tenacidad periodística de Annie (Meg Ryan), que le permite seguir la pista del misterioso insomne de Seattle mucho antes de la existencia de Google y LexisNexis. La película se adentra en el territorio de los acosadores cibernéticos con el deseo de Annie de cruzar el país en busca de su amor verdadero. Hanks está perfecto en su papel de viudo afligido y padre entregado. (La escena en la que le cuenta a Jonah cómo su madre era capaz de pelar una manzana de una sola vez mientras suena Bye Bye Blackbird sigue siendo alucinante.) Y, haya o no elementos cuestionables, acabarás deseando que se produzca el esperado encuentro de la pareja en lo alto del Empire State. —Nicole Sperling

By Kerry Hayes/20th Century Fox/Kobal/REX/Shutterstock.

15. Al filo de la noticia (1987)

James L. Brooks escribió, produjo y dirigió esta cinta, que obtuvo siete nominaciones a los Oscar, y que situó en el mapa cinematográfico a una menuda actriz sureña de nombre Holly Hunter y predijo el lento declive del periodismo estadounidense. Pero Al filo de la noticia es, ante todo, una historia de amor, amor entre tres periodistas completamente centrados en su carrera y el sector la industria que adoran, que enreda en un triángulo amoroso dolorosamente empático a todos los personajes y los aboca a terminar con el corazón roto. El personaje de Hunter, una productora de informativos para una cadena de televisión, es tan inteligente y honrada como su mejor amigo, un periodista interpretado por Albert Brooks. Pero se enamora del nuevo presentador, al que da vida William Hurt, y termina con un dilema que pone a prueba sus sentimientos en un entorno competitivo en el que no hay demasiado espacio las para emociones más tiernas. Todas las interpretaciones de esta cinta son verdaderas joyas, y James L. Brooks guía al espectador con mano tan experta que sus pasos parecen inevitables, incluso cuando arrancan lágrimas. A diferencia de la mayoría de las comedias románticas de esta lista, Al filo de la noticia no termina con una pareja feliz, pero muestra a Hunter luciendo un fabuloso vestido de lunares de camino a la cena de corresponsales de la Casa Blanca, que tampoco está mal. —Sonia Saraiya

THE PRINCESS BRIDE, from left; Cary Elwes, robin Wright, 1987,Courtesy of 20th Century Fox Film/Everett Collection.

14. La princesa prometida (1987)

Como desees. Esas dos palabras bastan por sí solas para entender por qué la adaptación de Rob Reiner de la novela de William Goldman es una de las mejores comedias románticas de todos los tiempos. Cary Elwes les infunde química cuando en su papel de Westley se las susurra a la Buttercup de Robin Wright. Poco después desatan la hilaridad y la sorpresa cuando caen rodando por una colina. Y cuando quien las pronuncia es el absolutamente reconfortante Peter Falk en los últimos momentos de la película, resulta casi imposible evitar que se nos ponga la piel de gallina. La cinta cuenta con un sinfín de frases brillantes, como las de Wallace Shawn (“¡Inconcebible!”), Billy Crystal (“¡Diviértete asaltando el castillo!) y Mandy Patinkin (“Me llamo Íñigo Montoya. Tú mataste a mi padre. Prepárate a morir”), entre otras. La película se construyó en torno a ellas, por ese motivo seguimos recitándolas décadas después. —Savannah Walsh

©Paramount/Courtesy Everett Collection

13. El príncipe de Zamunda (1988)

Eddie Murphy protagonizó una serie de comedias que triunfaron en los años ochenta, entre las que cabe citar Entre pillos anda el juego y Superdetective en Hollywood, pero ninguna como El príncipe de Zamunda logró explotar al máximo sus capacidades. En esta cinta, Murphy interpreta al príncipe Akeem, un heredero real africano desilusionado con la vida que lleva en su país, que decide viajar a Queens, Nueva York, en busca de una esposa que pueda ser su igual. Gracias a las prótesis que fabricó para ellos el artista del maquillaje Rick Baker, Murphy y su coprotagonista Arsenio Hall asumen varios papeles de reparto en la película, que también cuenta con la presencia de Shari Headley como el único y verdadero amor de Murphy. El amor verdadero de El príncipe de Zamunda dio lugar a una secuela de 2021 de calidad regular, que no hizo más que confirmar que la única que merece la pena es la original. —Savannah Walsh

From Everett Collection.

12. Sucedió una noche (1934)

Es una comedia romántica filmada en una era en la que el código de producción desaconsejaba las escenas que mostraban una “pasión excesiva”. Sucedió una noche refleja el enamoramiento e incluso la lujuria sin toda la parafernalia: una pierna expertamente colocada, un icónico Clark Gable sin camisa y una trama de viaje por carretera repetida incesantemente en las décadas siguientes, pero que desde entonces nadie ha conseguido igualar. Un modelo de la era de las comedias disparatadas, en el que los diálogos eran rápidos y las mujeres se comportaban de forma alocada, pero adorable. Sucedió una noche resiste especialmente bien el paso del tiempo gracias a la química entre Gable y Claudette Colbert, que interpreta a la heredera a la fuga a la que el emprendedor reportero al que da vida Gable intenta atrapar. Su relación es antagónica e hilarante, es evidente que los dos hacen gala de un ingenio similar, hasta que todo se vuelve irreprimiblemente romántico y la Ellie de Colbert huye de una boda que no desea con Westley (Jameson Thomas) para estar con su atractivo reportero. Las murallas de Jericó cayeron, ganó cinco premios Oscar y así se creó el modelo de cine de parejas que no pueden dejar de discutir, para que también puedan besarse. —Katey Rich

11. Notting Hill (1999)

Solo es una chica delante de un chico pidiendo que la quiera, salvo porque la chica era Julia Roberts, que acababa de triunfar con La boda de mi mejor amigo, y el chico era Hugh Grant, después de Sentido y sensibilidad. En otras palabras, dos actores muy queridos que aprovecharon su gran momento y ¡tachán! Notting Hill es como un cuento de hadas moderno en el que una actriz de fama mundial se enamora del humilde dueño de una librería. Tal vez el vestuario esté algo pasado de moda —1999 fue un año complicado para todos pero el atractivo es eterno. La cinta tiene todo lo que hay que tener: un encuentro bonito, amigos excéntricos, dos estrellas adorables entre las que hay una química electrizante y una habilidad para meterse en extraños pero adorables embrollos. (¿En qué mundo alguien diría no a que un Hugh Grant de los años noventa le tirara un zumo de naranja?). Lo cierto es que Notting Hill supera estos lugares comunes hasta un punto que, en otra película, hubiera resultado empalagoso y excesivo. (De veras, hay varios encuentros bonitos; Hugh Grant es excesivamente torpe.) Pero gracias a sus estrellas y al cuidadoso guion de Richard Curtis, quien había hecho magia con Grant en Cuatro bodas y un funeral tan solo un par de años antes, Notting Hill cumple todos los requisitos a la perfección. —Laura Bradley

Courtesy Everett Collection

10. Vacaciones en Roma (1953)

Podemos culpar a esta película de ser la inspiración de todas las cintas desde El príncipe y yo hasta la franquicia Cambio de princesa o alabarla por ello. Esta trillada fórmula comenzó con Audrey Hepburn en el papel de la princesa Ana, una joven que huye de su jaula de oro para vivir una aventura en la ciudad eterna. Cuando decide conocer el lado salvaje de la vida, se encuentra con un periodista estadounidense llamado Joe Bradley (un impresionante Gregory Peck), quien ve en la escapada real la oportunidad perfecta para escribir un artículo explosivo. La química entre Hepburn y Peck es innegable, y ver cómo se enamoran subidos a una Vespa o paseando por las inmediaciones de la fontana de Trevi resulta alegremente reconfortante. Hasta que el engaño de Joe sale a la luz y la realidad de sus respectivos lugares en la vida vuelve a un primer plano. La escena final de la película sigue siendo una de las más silenciosamente desgarradoras de la historia de las comedias románticas. Vacaciones en Roma, dirigida por William Wyler, se convirtió en el mayor logro de Hepburn y le valió un Oscar a la mejor actriz en el proceso. —Savannah Walsh

LOVE AND BASKETBALL, Omar Epps, Sanaa Lathan, 2000, Courtesy of New Line Cinema/Everett Collection.

9. Love & Basketball (2000)

No es frecuente encontrar películas tan irresistibles que apetezca volver a ver de inmediato como Love & Basketball, el cuento de hadas de baloncesto de Gina Prince-Bythewood. Sanaa Lathan interpreta a Monica Wright, una jugadora de baloncesto que intenta triunfar y se enamora de su vecino y confidente de la infancia Quincy, a quien da vida Omar Epps. Casi 25 años después, Prince-Blythewood habló con Vanity Fair y confesó que su primera película “definitivamente marcó el comienzo” de la dinámica carrera que emprendería. “Creo que es muy importante que tu primera película consiga reflejar quién eres, decir quién eres, presentarte de algún modo”, continuó. “Por ese motivo estoy muy agradecida de que fuera Love & Basketball y no algo que hubiera hecho a medias”. Nosotros estamos igual de agradecidos. —Savannah Walsh

© Columbia Pictures/Everett Collection.

8. Atrapado en el tiempo (1993)

Atrapado en el tiempo es la comedia romántica perfecta para todos esos cascarrabias a los que no les gustan las comedias románticas, idónea para ablandar el endurecido corazón de un cínico. Después de todo, su protagonista es, en sí mismo, exquisitamente amargo: Phil Connors, un hombre del tiempo enviado a Punxsutawney, P.A. (Pennsylvania) para cubrir el absurdo ritual anual de una marmota que busca su sombra, bien podría ser el papel ideal para Bill Murray. Hastiado de la vida, Phil queda atrapado en un bucle temporal en el que se ve obligado a vivir una y otra vez las 24 horas anteriores. Eso significa ser rechazado un día tras otro por su productora, Rita, interpretada con gran aplomo por Andie MacDowell. Dilatando cada momento, la película amplía la sensación de asombro de Phil de manera exponencial. Este llega a conocer a los habitantes de la pequeña población, aprende a ser amable y curioso. Y la repetición del tiempo va borrando su tristeza y egoísmo. Phil pasa buena parte de la película tramando planes para seducir a Rita, pero solo cuando deja de intentar engañarla para llevársela a la cama empieza a divertirse estando con ella (y él, a su vez, se convierte en un ser humano con el que ella puede disfrutar) se desencadena el romance. Esta película supone un increíble logro a nivel emocional y estructural, y la vería encantado una y otra, y otra vez. —Joy Press

Courtesy Everett Collection

7. ¿Qué me pasa, doctor? (1972)

Esta disparatada comedia al estilo de La fiera de mi niña alcanza la perfección gracias a Barbra Streisand, una apuesta ganadora del celuloide, una alocada Judy Maxwell que abandonó sus estudios; Ryan O’Neal como el estirado musicólogo Dr. Howard Bannister; y Madeline Kahn en su primer papel en la gran pantalla como Eunice Burns, la estridente novia de Howard. Sus interpretaciones despuntan bajo la dirección de Peter Bogdanovich, quien trabajó con un guion agudo e ingenioso de Buck Henry, uno de los autores del guion de El graduado, y de David Newman y Robert Benton, guionistas de Bonnie y Clyde. El perdurable legado de ¿Qué me pasa, doctor? son sus cómicas situaciones, incluida una elaborada persecución de coches por las colinas de San Francisco y una secuencia en la que Howard finge no conocer a Eunice en un restaurante mientras se oculta bajo una mesa con Judy. La extraordinariamente ejecutada indignación de Khan roba la escena y amenaza con llevarse por delante toda la película.
Savannah Walsh

© Buena Vista/Photofest.

6. 10 razones para odiarte (1999)

10 razones para odiarte está justo en el límite entre una película de adolescentes y una comedia romántica, pero lo que diferencia a esta cinta de los dramas de instituto es la madurez de las interpretaciones de Julia Stiles y del gran Heath Ledger, que personifican la frustración que sienten aquellos que son mayores para el instituto y pequeños para la universidad de formas distintas pero igualmente ganadoras. En cierto modo, la increíble premisa juvenil, una versión de La fierecilla domada en la que contratan al personaje de Ledger para que salga con Stiles, y que de ese modo otro grupo de personajes puedan salir con su hermana menor, está ahí para ser llevada a otro nivel, mientras saltan chispas entre dos personas que hacía tiempo que se habían rendido en esa escuela absurda (y por extensión, en esa absurda ciudad). Joseph Gordon-Levitt, David Krumholtz, Susan May Prattny Larisa Oleynik completan el reparto de una visión especialmente entrañable de la dinámica de poder en los colegios y de las crueldades banales del desamor adolescente. Y a todo ello hay que añadir una manifestación pública de amor en un campo de fútbol sonorizada con el tema Can’t Take My Eyes off You de Frankie Valli. —Sonia Saraiya

PHANTOM THREAD, from left: Vicky Krieps, Daniel Day-Lewis, 2017. By Laurie Sparham /Focus Features /Courtesy Everett Collection.

5. El hilo invisible (2017)

Que conste que el último papel (supuestamente) en una película de Daniel Day-Lewis fue en su primera comedia romántica. A primera vista, la reflexión de Paul Thomas Anderson sobre el matrimonio es demasiado oscura y perturbadora como para equipararse con las obras de Nancy Meyers o Nora Ephron. Sin embargo, observándola con detenimiento, comprobamos que la incipiente relación entre Reynolds Woodcock (Day-Lewis), un diseñador de moda de renombre en el Londres de los años cincuenta, y Alma, (Vicky Krieps) una modesta camarera varias decenas de años más joven que él, encaja con la fórmula de la comedia romántica. Alma literalmente tropieza con Reynolds en su extrañamente cariñoso primer encuentro. Ambos discuten amigablemente sobre sus estilos de vida opuestos y sus entornos; incluso hay una escena parecida a la de Nochevieja de Cuando Harry encontró a Sally. Reinventada como una comedia romántica de los años ochenta, no hay cambios en el ADN de El hilo invisible. Como concluye Richard Lawson, de Vanity Fair, quien afirmó que era la “historia de amor más sorprendente" de 2017, “en El hilo invisible hay una sensación de tú y yo, preciosa, frente al mundo, un guiño con la calidez conspiratoria de una broma privada. Y es tremendamente romántica a su manera improbable”. —Savannah Walsh

From Miramax Films/Photofest.

4. El diario de Bridget Jones (2001)

Para cualquiera que se haya visto en su propia casa con una cantidad peligrosa de vino y pasteles, y cantando a voz en cuello All by Myself totalmente solo, estaba claro que esta cinta iba a ser un éxito (y al parecer muchos nos vemos reflejados en ella). La heroína es la desafortunada Bridget Jones, a quien da vida Renée Zellweger. Colin Firth y Hugh Grant, con su inconfundible acento británico, interpretan a los hombres que compiten por su amor. La película se convirtió de inmediato en un éxito en 2001. Aunque las secuelas nunca estuvieron a la altura de lo que prometía el original, es complicado que eso pueda borrar el legado de la sopa azul, los horribles jerséis con motivos navideños y las incómodas peleas en la calle. Además, es difícil imaginar un clímax de comedia romántica más satisfactoriamente absurdo que el momento en el que Bridget persigue al señor Darcy por una calle nevada de Londres en zapatillas y vestida tan solo con una chaqueta y ropa interior con estampado de cebra. —Laura Bradley

3. Fuera de onda (1995)

En su adaptación para adolescentes de mediados de los noventa de Emma, una novela de Jane Austen sobre una intrigante casamentera que se ve sorprendida por su propia historia de amor, la directora y guionista Amy Heckerling inventó su propio idioma. Calificativos como Baldwin, Monet y Cake Boys orbitan alegremente en torno a Cher Horowitz, una princesa de Beverly Hills de apariencia superficial bajo la que se oculta una gran profundidad. La interpretación que Alicia Silverstone hizo de Cher definió a una generación (Regina George no existiría sin Cher). El mundo de Heckerling, que incluye a un adorable Paul Rudd como enamorado ligeramente problemático, es animado y simple, pero al mismo tiempo mordaz. La crítica y la veneración de la cultura adolescente que hace esta película podría resultar pintoresca en la era actual de estrellas de Instagram, pero Fuera de onda aún resiste firme en sus sneakers de plataforma como una de las mejores del género, o de varios géneros, a decir verdad. ¿Acaso existe una comedia adolescente mejor? Imposible. —Richard Lawson

© Warner Bros/Everett Collection.

2. Tienes un e-mail (1998)

Tienes un e-mail es la última de las comedias románticas de Nora Ephron, cuyas películas definieron un género. Se estrenó en las salas de cine después de Cuando Harry encontró a Sally y Algo para recordar, pero antes del nuevo milenio. Es la segunda película que Ephron rodó con Meg Ryan y Tom Hanks, que encajan a la perfección como los adversarios Kathleen Kelly (propietaria de la librería infantil a la vuelta de la esquina) y Joe Fox (propietario del gigante capitalista Fox & Sons Books). Ambos se enamoran con la ayuda de la tecnología que en última instancia habría acabado con sus respectivos negocios si las cámaras hubieran seguido grabando durante otra década: Internet. Aunque una película sobre una historia de amor en la era online en Estados Unidos estaba irremediablemente destinada a quedar obsoleta, también fue la primera comedia romántica en normalizar la emoción de flirtear a través de un chat con un desconocido anónimo (aunque sea hablando de cosas tan inocuas como las mariposas o la compra de material escolar en otoño). Fue la primera comedia romántica en contar con Dave Chappelle como mejor amigo, la primera en utilizar la marcación de un módem como canción de los títulos de crédito de apertura y la primera en tratar de forma desenfadada lo sencillo que resulta fingir la identidad propia online para engañar a una potencial pareja. Y aunque tampoco fue la primera comedia romántica en la que el personaje masculino hace luz de gas a su amada, Fox al final se sincera y lo cuenta todo. —Kenzie Bryant

From Castle Rock/Nelson/Columbia/Kobal/REX/Shutterstock.

1. Cuando Harry encontró a Sally (1989)

Esta cinta supuso el inicio de la carrera como directora de comedias románticas de la singular Nora Ephron y convirtió a Meg Ryan en la novia de América. También pasó a ser el modelo que Hollywood intentaría emular a lo largo de la década siguiente. Desde el momento en que se estrenó, allá por 1989, Cuando Harry encontró a Sally, con sus fascinantes e inteligentes diálogos, fue toda una revelación y su eco sigue resonando hoy en día, principalmente porque analiza a conciencia la pregunta clave que se plantea al principio: ¿realmente pueden los hombres y las mujeres (heterosexuales) ser amigos? Aunque esas opiniones tan contundentes sobre el género y la obsesión de Sally por el matrimonio resultan un poco anticuadas en 2018, la película sigue siendo un ejemplo de ejecución casi perfecta del género. Ephron y el director Rob Reiner consiguen esa alquimia combinando la dulzura y la excentricidad de la Sally Albright de Meg Ryan con el malhumorado pesimismo del Harry Burns de Billy Crystal, todo ello envuelto en los diálogos de Ephron, que podríamos citar infinitamente (y en no pocas improvisaciones memorables) como “Camarero, hay demasiada pimienta en mi paprikash”. Y por supuesto, tampoco podemos olvidar las imágenes de falso documental de parejas casadas desde hace mucho tiempo que van apareciendo a lo largo de la cinta, y las intervenciones estelares de Carrie Fisher y Bruno Kirby como actores de reparto. Volver a ver esta película hoy en día es un desvaído recordatorio de todo ese talento dentro y fuera de la pantalla que ya no existe. Pese a todo, afortunadamente, la viva inteligencia de Ephron y de quienes la vendieron vivirán para siempre. “Tomaré lo mismo que ella”. —Nicole Sperling

Artículo publicado por 'Vanity Fair' Estados Unidos y traducido por Isabel Escribano Bourgoin. Acceda al original aquí.