Más allá de 'One Piece'

El Rey de los Piratas y la búsqueda del tesoro más grande de la historia

Rey de los Piratas  Henry Every vende sus joyas (Howard Pyle)

Rey de los Piratas Henry Every vende sus joyas (Howard Pyle)

"Every vendiendo sus joyas", ilustración de Howard Pyle en "Bucaneros y piratas en los dominios españoles" (1887).

Howard Pyle

“Riquezas, fama, poder: todo lo tuvo el hombre que se proclamó el Rey de los Piratas, Gold Roger. Y sus últimas palabras antes de morir lanzaron a incontables personas a la mar: ¿Mi tesoro? Es vuestro si queréis buscarlo. ¡En ese lugar he dejado todo lo que encontré!”.

Así empieza la historia de One Piece, una de las series japonesas más exitosas de las últimas décadas. Basada en el manga (cómic) homónimo de Eiichirô Oda, su adaptación a imagen real se estrena el 31 de agosto de 2023 en Netflix. Una serie que narra las aventuras de un variopinto grupo de personajes en busca del legendario tesoro del Rey de los Piratas; y que de funcionar tiene material para mucho tiempo, considerando que la obra original lleva 26 años en curso y suma más de 100 volúmenes.

Y aunque se trate de una obra de fantasía sin ninguna relación aparente con la historia real de los piratas, en su punto de partida hay no solo uno sino dos personajes reales: en verdad existió un hombre que se proclamó “rey de los piratas” y reunió uno de los botines más grandes de la historia de la piratería; así como otro que, en el momento de su ejecución, desafió a sus sucesores a encontrar un tesoro fabuloso escondido en algún lugar del ancho mar y que, de existir, podría ser el mayor tesoro pirata de la historia.

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Henry Every, el auténtico Rey de los Piratas

El único hombre conocido en la historia que se arrogó el título de “Rey de los Piratas” fue Henry Every (o Avery, según versiones), un marinero inglés que, tras liderar un motín, se convirtió en pirata y llevó a cabo una “carrera” tan exitosa como breve: aunque solo se dedicó al saqueo durante poco más de un año, consiguió dar uno de los mayores golpes de la historia de la piratería: entre 200.000 y 600.000 libras esterlinas de la época, que hoy en día equivaldrían a varias decenas de millones de euros.

Every sirvió como oficial de la Marina Real británica entre los 15-16 años y los 35. En agosto de 1693, durante la llamada Guerra de los Nueve Años, servía como primer oficial a bordo de un barco inglés que había sido enviado a Galicia con la misión de conseguir una patente de corso del rey Carlos II de España – por aquel entonces aliada de Inglaterra – para operar en el Índico contra los barcos de Francia, enemigo común de ambos. La patente de corso era el documento en el que un monarca autorizaba a un capitán de barco a atacar y saquear naves de países enemigos; sin embargo, pasó casi un año y la patente seguía sin llegarles.

Rey de los Piratas  Henry Every (Library of Congress)

Rey de los Piratas Henry Every (Library of Congress)

Henry Every en Historia general de los piratas". Esta libro, publicado por primera vez en 1724 bajo el seudónimo de "Capitán Charles Johnson", contenía breves biografías de los piratas más conocidos.

Library of Congress

Al cabo de unos meses los marineros dejaron de recibir su salario y, en mayo de 1694, Henry Every lideró a parte de la tripulación en un motín contra su capitán. Después de hacerse con el control del barco, permitió al capitán y a quien quisiera unírsele desembarcar en un lugar seguro, pero se quedó con la nave. Tras ser declarados enemigos de la nación por el gobierno inglés, Every y los hombres que le habían seguido pusieron rumbo al Caribe, donde empezaron sus actividades de piratería.

Aunque dieron pocos golpes comparados con otras tripulaciones piratas, en cada ocasión lograron un generoso botín. A continuación se dirigieron a las costas africanas, donde empezaron a atacar puertos coloniales de diversos países, lo que le valió que todos ellos pusieran precio a su cabeza. Por ello se inventó varias identidades falsas, así como su "nombre de pirata", Long Ben, por el que le conocían sus hombres.

Una cualidad de Every era su gran carisma, que le permitió reclutar a nuevos miembros para su tripulación; incluso los propios trabajadores de los lugares que atacaba, los cuales a menudo estaban ya hartos de los abusos de sus patrones. Esto no significa que Every fuera misericordioso, ni mucho menos: a menudo la alternativa era unirse a él, quedar abandonado a su suerte o, en el peor de los casos, ser apresado como esclavo; de hecho, se ganó una infame reputación como negrero y era conocido por el mal trato que daba a sus cautivos. En ocasiones atacaba a otros piratas o corsarios y los empujaba a unirse a él, o trababa alianzas puntuales con otros capitanes. Su carisma e influencia fueron clave para el gran golpe de su “carrera”, que llevó a cabo en agosto de 1695.

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Every, como otros piratas, había establecido su base en la isla de Madagascar, desde donde podían atacar a los barcos que recorrían las rutas entre África, Arabia y la India. En verano de 1695, supo que el emperador mogol iba a enviar una flotilla cargada de riquezas a La Meca como donación. Decidido a apoderarse de él, reunió una flota de unos 450 hombres al mando de él y otros cinco capitanes piratas, que lo eligieron como su líder. El ataque fue un éxito y consiguieron apoderarse de dos naves cargadas de tesoros, el mayor botín de la historia de la piratería, cuyo valor actual oscilaría entre 20 y más de 100 millones de euros, según estimaciones.

Este golpe elevó a Henry Every a la categoría de leyenda viva, hasta el punto que se le dio el título (obviamente, no oficial) de “Rey de los Piratas”. Pero después de este éxito, Every consideró que ya no necesitaba dedicarse a la piratería y simplemente desapareció sin dejar rastro. En las décadas siguientes circularon muchas historias sobre él: desde que vivía con todo lujo en una remota isla hasta que lo había perdido todo y había muerto en la ruina. Sin embargo, todos estos eran rumores esparcidos por él mismo para despistar a sus perseguidores: a día de hoy, nadie sabe con certeza qué fue del Rey de los Piratas y de su fabuloso tesoro.

Rey de los Piratas  Henry Every en Obras de Daniel Defoe (John Ward Dunsmore)

Rey de los Piratas Henry Every en Obras de Daniel Defoe (John Ward Dunsmore)

Ilustración de Henry Every en el libro "Obras de Daniel Defoe", por G. H. Maynadier. Los rumores y leyendas sobre Henry Every, a menudo esparcidos por él mismo, hacen difícil separar la realidad del mito en su biografía.

John Ward Dunsmore

El tesoro secreto de Olivier Levasseur

Hay otro pirata cuyo nombre es desconocido por muchos, pero cuya leyenda desató una auténtica caza del tesoro que aún sigue hoy en día. Se trata de Olivier Levasseur, apodado “el Gavilán”, un hombre nacido en una familia de la burguesía francesa que eligió hacer fortuna como corsario. Nació a finales del siglo XVII en Calais y su nombre aparece por primera vez durante la Guerra de Sucesión Española (1701-1713), como corsario al servicio de la Corona francesa; terminada la guerra y con ella su contrato, decidió continuar por libre como pirata.

Levasseur y su tripulación atacaron barcos a lo largo y ancho del globo, desde las costas de América y África hasta las islas del Índico, pero operando principalmente en el Atlántico. Al igual que Henry Every, hay un gran golpe que destaca en su carrera: el perpetrado en 1721 contra la fragata portuguesa Nossa Senhora do Cabo. Esta nave la encontraron por casualidad en las islas Malvinas, desarbolada a causa de una tempestad y sin escolta, por lo que era una presa fácil.

El barco iba cargado hasta los topes de tesoros cuyo valor total se desconoce, entre los que destacaba un crucifijo de oro macizo incrustado de diamantes, rubíes y esmeraldas que por sí solo valdría hoy en día unos 20 millones de euros; un golpe que nada tenía que envidiar al de Every. Se ha dicho que el botín de la Nossa Senhora do Cabo podría valer hoy cientos de millones de euros; los más optimistas elevan esta cifra hasta mil millones, lo cual lo convertiría en el mayor tesoro de la historia de la piratería.

Rey de los Piratas  Olivier Levasseur (Autor desconocido)

Rey de los Piratas Olivier Levasseur (Autor desconocido)

Retrato de Olivier Levasseur.

(Autor desconocido

Sin embargo, Levasseur no corrió la misma suerte que Every. En 1724 el gobierno francés le ofreció una amnistía a cambio de que devolviera una gran parte de los tesoros robados. Pero él rechazó estos términos y, para evitar la persecución, se instaló en secreto en una isla de las Seychelles. Unos años después se arriesgó a salir de su escondite para viajar a Madagascar, pero fue capturado, encarcelado en la isla de Reunión y condenado a muerte.

El 7 de julio de 1730, Olivier Levasseur fue ejecutado en público. Justo antes de ser colgado, sacó un papel de su camisa y lo lanzó a la multitud, exclamando: “¡Que encuentre mi tesoro, aquel que pueda entenderlo!” El papel contenía un criptograma de 17 líneas escrito en un código secreto supuestamente usado por los Caballeros Templarios: al ser decifrado, reveló un acertijo escrito en francés criollo y que parecía ser un cúmulo de frases inconexas. Según otra versión (posiblemente legendaria), el pirata lanzó también un medallón en cuyo interior había una inscripción que decía: “La X marca el lugar en el fin del mundo que hará rico a aquel que lo encuentre”.

Rey de los Piratas  Criptograma Levasseur (Biblioteca Nacional de Francia)

Rey de los Piratas Criptograma Levasseur (Biblioteca Nacional de Francia)

Transcripción del criptograma de Levasseur en la Biblioteca Nacional de Francia.

Biblioteca Nacional de Francia

Tanto el documento como el supuesto medallón se perdieron, pero el criptograma fue transcrito y, durante décadas, muchos piratas intentaron descifrarlo sin éxito. Sin ninguna pista, peinaron todos los escondites conocidos de Levasseur - especialmente en las Seychelles, donde pasó años oculto - en busca del fabuloso tesoro, persiguiendo cualquier pista o rumor. Pero pasaban los años y el tesoro no aparecía, mientras la búsqueda se extendía por todos los mares y tierras en las que el pirata había estado. La era de los piratas terminó sin que nadie proclamase haber encontrado ese tesoro; ya en el siglo XX, estudiosos de la historia de los piratas retomaron la tarea, sin tener mejor suerte.

Rey de los Piratas  Tumba Levasseur en Reunión (Tonton Bernardo)

Rey de los Piratas Tumba Levasseur en Reunión (Tonton Bernardo)

Supuesta tumba de Olivier Levasseur en la isla de Reunión.

Tonton Bernardo

En 1947, el cazador de tesoros Richard Cruise-Wilkins creyó ver una relación entre el acertijo y la masonería (puesto que Levasseur era masón), con una serie de instrucciones relacionadas con los doce trabajos de Hércules y que debían ser ejecutadas por orden. Así, Cruise-Wilkins se lanzó a la búsqueda del tesoro perdido en las Seychelles, donde el pirata se había escondido durante años. Centró su búsqueda en la isla de Mahé, la más grande del archipiélago, y dedicó su vida a buscar lo que consideraba mensajes crípticos grabados en las rocas.

Una búsqueda que continúa a día de hoy su hijo John, quien afirmó en una ocasión haber completado diez de las supuestas "tareas hercúleas" del criptograma. Él está convencido de que en la isla se oculta todavía el que podría ser el mayor tesoro de la historia de los piratas“Está intacto. Todavía está allí. Y es un botín fantástico. Y cuando aparezca, será como... para el mundo de la búsqueda de tesoros, será como el hallazgo de Tutankamón en Egipto. Es el Santo Grial de los cazadores de tesoros”.