Esta minicasa de madera en Malibú apuesta por el respeto a su entorno y el estilo vintage
La diseñadora de interiores Jenny Kozena dejó atrás su Londres natal para mudarse a California. Allí, ella y su cuñado Gregory London, decidieron construir una minicasa de madera en algo más de una hectárea de terreno agrícola que él poseía en Malibú: "Nuestra intención era crear algo inspirado en la vieja California", explica. Gregory, constructor, y su familia, han vivido en la granja durante generaciones, así que para ellos era importante reflejar el lugar y su historia: "Cuando los edificios se vuelven abstractos o están en un entorno que no tiene sentido, se produce una desconexión, que es lo contrario de lo que queremos que sienta la gente", dice Jenny.
La creativa creció en el barrio de Belgravia, caracterizado por una arquitectura unificada: "Los edificios tienen una historia que permanece intacta", explica, "pensamos que era importante que este proyecto tuviera la misma sensación, crear algo que se sintiera en su sitio", añade. Con esta idea en mente, Jenny y Gregory se embarcaron en el proyecto de esta pequeña y sencilla estructura, con una zona habitable y eficiente a solo 15 metros de la casa principal, que se integrara perfectamente en el exuberante paisaje de la finca.
Una distribución fruto de la experiencia
La interiorista decidió vivir en la casa durante cerca de un año, quedándose en el espacio durante la construcción, lo que consideró una parte integral para guiar el proceso de diseño: "La casa tuvo tantas distribuciones que era una broma recurrente con mis amigos", dice, "incluso cuando estábamos instalando los armarios de la cocina, los movimos contra cada pared en un momento u otro para averiguar qué se sentía mejor espacialmente".
En el momento en que Jenny subió su colchón por la escalera de madera para crear una cama en el altillo, cuidadosamente equipada con sábanas neutras y una iluminación tenue, se dio cuenta del verdadero potencial de esta pequeña morada de 11 m2: "Mientras que muchas de estas construcciones siguen la pauta de esconder las cosas en armarios o grietas, yo encontré el encanto en tenerlo todo a la vista", explica Jenny, que se acostumbró a ir semanalmente al mercadillo. "Día a día, fui combinando detalles y formas creativas de dar vida a un espacio tan pequeño sin que pareciera que estaba abarrotado", y toda esta superposición le ayudó a honrar el espíritu de la diminuta vivienda, así como a sus predecesores. En un espacio cercano a la cocina, por ejemplo, colgó una fotografía enmarcada de uno de los peones del rancho que trabajaba en la propiedad generaciones atrás.
Adiós al “menos es más”
En la actualidad, la notable calidez de los interiores de esta minicasa de madera se percibe inmediatamente desde el exterior, donde se puede vislumbrar la llama de una vela a través de las ventanas abatibles de 100 años de antigüedad. Una vez dentro, la chimenea central, el sofá de época, el bar, el pintoresco espacio de trabajo y la cocina no tardan en aparecer: "Es un espacio en el que el estilo se une a la funcionalidad", dice Jenny. Aunque la intención de un hogar de este tipo es vivir con menos, Jenny decidió abandonar la frase "menos es más" y optar en su lugar por acabados rústicos, telas con textura y colores vivos. "Hay una sensación inesperada de hogar que sorprende a la gente", explica. "Una casa puede ser sencilla, pero un hogar, como el ser humano, no lo es ni de lejos".
Mientras que la mayoría de las minicasas tienen un factor limitante, según el cual el espacio solo puede utilizarse para una función, Jenny describe cómo, por ejemplo, una cama abatible puede transformar un salón de día en un dormitorio de noche; ella quería crear un flujo en el que pudiera moverse entre una serie de espacios a la vez. Para conseguirlo, buscó sobre todo piezas vintage y antiguas, que suelen ser más pequeñas. Acudir al mercado de antigüedades de Long Beach y asistir a las entregas de contenedores por parte de vendedores de antigüedades que encontró en Instagram resultaron ser salidas de un valor incalculable.
El espacio favorito de la diseñadora
Para mantener el orden, Jenny tiene unos ganchos detrás de la puerta principal. Aquí cuelga la toalla, el albornoz y la ropa de diario, que coge de su armario exterior, una antigua caja de herramientas, donde almacena el resto de su ropa. " traigo un máximo de dos conjuntos a la vez", explica, "y también tengo una política de no recambios. Así que solo tengo un juego de sábanas. Por suerte, al estar en una granja, hay instalaciones comunes como lavadoras".
Aunque la casa no incluye un cuarto de baño convencional, en su lugar, Jenny camina 15 metros hasta la casa principal, donde hay una puerta lateral que da directamente a uno de ellos. Sin embargo, tiene una ducha exterior con plataforma de madera de teca y cabina de ducha, así como dos bañeras exteriores de porcelana, sin duda su “habitación” favorita de la casa.