Okupas con balcón privado

F.T. / Burgos
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Un nido de golondrina, augurio de buena suerte y felicidad, 'obliga' por iniciativa de un funcionario a cerrar una balconada de un patio interior del Palacio Provincial para no molestar a los ruidosos polluelos

Las golondrinas gozan de una situación excelente, aunque las vistas no sean buenas. - Foto: Valdivielso

Tener un nido de golondrina en casa, tradicionalmente, se ha considerado que traerá buena suerte y felicidad al hogar en el que se han establecido, aunque en un primer momento el 'afectado' pueda considerar que esos supuestos beneficios y augurios no compensan las molestias (ruido y suciedad) que causan estos pajaritos y sus polluelos.

Está por ver si esa buena suerte y felicidad llegan al Palacio Provincial en los próximos meses, no vendrían nada mal al comienzo del mandato, donde unas golondrinas han construido su nido en un patio interior y se han 'apoderado' de uno de los balcones de la segunda planta al que se ha restringido el acceso para no molestar a los polluelos, que en pocos días se habían convertido en motivo de visita a esta zona del noble edificio, en la que gozan de total protección y también de una privilegiada situación.

Sensibilizado con la situación y el confort de estos huéspedes, un funcionario de la casa decidió colocar un cartel en el cristal: «balcón cerrado por la presencia de un nido de golondrina común (Hirundo rustica), especie incluida en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas y protegida por la Directiva Europea de Aves, del PatrimonioNatural y de la Biodiversidad». 

En este catálogo, la golondrina común figura como una especie 'de interés especial', ya que según la Sociedad Española de Ornitología, SEO/BirdLife, afronta serios problemas de supervivencia por el uso indiscriminado de plaguicidas, que reducen la cantidad de insectos de los que se alimenta. En época de cría se estima que pueden llegar a eliminar más de 800 insectos al día para alimentar a sus cuatro o cinco polluelos, lo que las convierte en un 'efectivo insecticida'. Otro factor que pone en peligro a esta especie es la eliminación deliberada de nidos, con la excusa de que ensucian, y las dificultades para nidificar en las nuevas construcciones rurales, muchas de ellas sin aleros.

Los nidos de estas aves también están protegidos por la Ley de Patrimonio Natural y su destrucción conlleva aparejada importantes multas que pueden oscilar entre los 5.002 y los 200.000 euros, sanciones nada desdeñables. Para poder retirar un nido de golondrina, sin ningún tipo de problema administrativo o sanción, es necesario obtener un permiso especial del Ayuntamiento. De momento, la puerta del balcón de Palacio Provincial ya no se abre, pero el nido sigue recibiendo visitas desde el resto de balcones, eso sí en silencio para no molestar y muchos recitan, una vez más, aquello de 'volverán las oscuras golondrinas en tu balcón sus nidos a colgar'.