Un total de 4.155.000 millones de personas se congregaron frente a sus televisiones para ver el debate entre Pedro Sánchez, Yolanda Díaz y Santiago Abascal, con la consabida ausencia de un Alberto Núñez Feijóo que la justificaba en base a una suerte de parcialidad de RTVE, amén de la no inclusión de fuerzas como PNV, EH Bildu o Esquerra Republicana de Catalunya (ERC). El gran seguimiento no ha sido obstáculo para que Ana Rosa Quintana restara, desde su altavoz mediático, importancia al mismo. “¿Debate? ¿Qué debate?”, se preguntaba en su homilía matutina en El Programa de Ana Rosa, al tiempo que aseguraba que la velada fue una sumatoria de fuerzas progresistas para combatir el discurso de la ultraderecha.

Alberto Núñez Feijóo declinó participar en un debate a cuatro, aduciendo la negativa del PSOE a celebrar uno con las siete fuerzas parlamentarias de mayor representación, incluyendo las formaciones nacionalistas catalanas y vascas. Esa excusa, sumada a la caza de brujas que han iniciado en RTVE, construyó el argumento para justificar su ausencia y evitar una fotografía con Abascal confrontando contra el frente progresista. De hecho, hacia ello derivó la velada, un sumatorio de la potencia de las dos izquierdas, construyendo un frente unitario ante los “retrocesos” planteados por Vox y secundados por un Partido Popular carcomido por la extrema derecha.

La mañana informativa y analítica de este jueves ha estado marcada por el impacto de un debate sin el líder de la oposición. Sin embargo, Ana Rosa tiene una impresión bien distinta. Quintana ha abierto El Programa de Ana Rosa con su habitual homilía, pero lejos de valorar sobre las interioridades del mismo, optó por ponerlo en cuestión. “¿Usted vio el debate?”, se preguntaba la periodista, para asegurar que no existió esa contraposición de modelos propia de un debate por el tándem que establecieron Yolanda Díaz y Pedro Sánchez, apelando poco menos que a un pacto de no agresión para doblegar a la extrema derecha y a un Feijóo muy presente pese a su ausencia física. “Los indecisos se fueron a la cama sin saber a quién votar”, apostilló la presentadora. “¿Qué debate?”, volvía sobre sus pasos.

A sus ojos, el debate de RTVE no movió un solo voto entre el maremágnum de indecisos. “Si acaso uno o dos escaños del PSOE a Sumar”, subraya Ana Rosa Quintana, quien equiparó al presidente del Gobierno y a la ministra de Trabajo como una “parejita enseñando las fotos del viaje de novios” frente a ese “primo Abascal estragado de tanto azúcar”.

“Sánchez diluido y con cara de perdedor. Le faltó sacar el anillo y pedir el voto para Sumar”, continuó la presentadora de Mediaset, al tiempo que la madrileña admitió    que Díaz estuvo más “guerrera y eficaz”, aunque incapaz de marcar distancia con “su jefe”. Ana Rosa aprovechó para lanzar un dardo hacia la vicepresidenta segunda, a costa de las últimas entrevistas que ha concedido. Concretamente en la que admite que duerme dos horas y plancha para relajarse. En último término, la periodista subrayaba que Abascal se pasó el debate apelando directamente a su parroquia, sin hacer demasiado caso a la “parejita” a lo largo de la velada.

Críticas a Ana Rosa

Las redes sociales se han inundado de comentarios afeando a la presentadora su análisis del debate, denunciando que haya rebajado el soufflé de un debate que fue seguido por más de cuatro millones de personas. De hecho, los datos recogidos por los audímetros apuntan a un 34,6% de cuota de pantalla, lo que se traduce en 4.155.000 millones de personas siguiendo el duelo dialéctico entre los tres candidatos. Por ello, han resaltado que este episodio se agrega al catálogo de ataques al Gobierno que ha desplegado durante toda la temporada. “Ha perdido toda la credibilidad. Siempre ha mostrado su ideología y lo que está haciendo es ruin, malicioso y poco profesional. Nadie quiere tomarse el primer café viendo a una señora enfadadísima, populista, que se hace eco de los bulos más burdos”, remata un usuario en Twitter.

En este sentido, otros tuiteros han remarcado lo alejada que vive la presentadora de la realidad. “Señora, háganos un favor y desaparezca de la televisión o por lo menos sea justa, que usted tampoco está para dárselas de nada con lo que tiene en casa”, reflexionaban en redes sociales, donde ironizaban con que su espacio en Mediaset se podría equiparar con programas de medios todavía más derechizados.