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El debate a tres, la última gran oportunidad de movilizar a la izquierda frente al ausente Feijóo

Sánchez y Díaz evitarán el cuerpo a cuerpo para centrarse en Abascal y la “cobardía” del líder del PP

Pedro Sánchez en un mitin del PSOE en San Sebastián, este martes. Foto: JAVIER HERNANDEZ | Vídeo: EPV
Carlos E. Cué

Felipe González tuvo una segunda oportunidad con José María Aznar en 1993 con un nuevo debate que se demostró finalmente decisivo. El PSOE ganó entonces unas elecciones que tenía perdidas. Aznar decidió que en 1996 no habría ningún debate para no arriesgar, y ganó, aunque por la mínima. José Luis Rodríguez Zapatero también dio dos oportunidades con sendos debates a Mariano Rajoy en 2008, pero el candidato del PP no logró aprovecharlas y perdió las elecciones, su segunda derrota, después de aquella famosa “niña de Rajoy” que no acabó de funcionar. Ahora, Alberto Núñez Feijóo ha decidido no darle una segunda oportunidad a Pedro Sánchez. El líder del PP, salvo sorpresa enorme de última hora, no estará este miércoles en el debate a cuatro convocado por RTVE a las 22.00.

Sin embargo, pese a esa ausencia que será uno de los elementos centrales del encuentro, en La Moncloa sí se lo toman como una segunda oportunidad; o más bien una tercera —el debate a siete de la semana pasada fue importante para el bloque de izquierdas porque se vio a PP y Vox unidos, tuvo más audiencia de la esperada y salió bien para los progresistas—. Y, sobre todo, la última y la más importante para movilizar a la izquierda, frenar el desgaste hacia el PP en el centro y dar el último golpe para intentar darle la vuelta a las encuestas que auguran un Gobierno de coalición PP-Vox.

La ocasión es perfecta, tal como la ven en el PSOE y en Sumar. A dos días del cierre de campaña, con una audiencia que se prevé considerable, con un formato en RTVE mucho más fácil para exponer propuestas y debatir con cierto sosiego, como se vio en el encuentro a siete en la misma televisión y con el mismo moderador, Xabier Fortes, tanto el entorno de Sánchez como el de Díaz confían en poder hacer un encuentro en el que se vea con claridad la diferencia entre la coalición que gobierna y la que podría gobernar después del domingo, la del PP y Vox.

Sánchez y Díaz, según fuentes de los dos partidos, evitarán el cuerpo a cuerpo, aunque pueda haber discrepancias en algunos asuntos, —también tienen que buscar su perfil propio y hay propuestas importantes en las que no coinciden— para no ofrecer una imagen de guerra dentro de la izquierda. Se concentrarán en lo más relevante para este bloque a cuatro días de las elecciones: movilizar al máximo número posible de abstencionistas, reivindicar lo logrado y tratar de convencer a los indecisos de que no pueden permitir que llegue un Gobierno de PP-Vox que según su visión traerá retrocesos profundos en cuestiones fundamentales.

Tanto el PSOE como Sumar creen que en los últimos días han pasado cosas que han cambiado la campaña. No solo el debate a siete, sino sobre todo la entrevista de Feijóo en TVE, en la que primero retó a una periodista a rectificar y finalmente tuvo que matizar él sus palabras sobre las pensiones porque había dado datos falsos: el PP permitió que los pensionistas perdieran poder adquisitivo en 2012, 2013 y 2017, y pensaban hacerlo en 2018, pero lo impidió el PNV al exigir una subida del 1,6% para pactar los Presupuestos. Para el PSOE y Sumar, este error de Feijóo es muy importante por dos puntos: primero, lleva el foco a las pensiones, donde la coalición tiene las de ganar, porque ha subido el 8,5% este año y ha garantizado por ley, con el voto del PP y Vox en contra, su revalorización. Pero, sobre todo, porque coloca el marco en la mentira del candidato del PP, que precisamente ha hecho media campaña alrededor de la falta de palabra de Sánchez y sus giros de posición.

Sánchez no quiso sacar en el debate con Feijóo la semana pasada el asunto de la amistad en los noventa del líder del PP con Marcial Dorado, un narcotraficante que entonces era ya muy conocido como contrabandista de tabaco. Solo lo hizo de manera muy indirecta, al decir que él es un “político limpio” y apuntar a “los viajes” de su rival. Pero sin mencionar al narcotraficante ni sacar la famosa foto en el barco que estos días multiplica su presencia en las redes sociales. Desde entonces, el asunto ha ido creciendo. Díaz sí lo sacó desde la semana pasada varias veces, y ahora los socialistas también lo están convirtiendo en un asunto importante: repiten en sus mensajes que Feijóo no quiere ir al encuentro porque “visto que la mentira es el modelo del candidato del PP, no soporta dos debates porque sus sobresueldos, su amistad con el narcotraficante, son preguntas complicadas que no quiere escuchar”. Por eso es previsible que esta vez el asunto de Dorado sí tenga una presencia relevante en el debate, al contrario de lo que pasó la semana pasada.

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Sánchez y Díaz preparan, pues, un debate muy diferente al del lunes pasado, con más contenido y menos ruido, en el que buscarán el cruce con Santiago Abascal, pero sobre todo citarán constantemente al ausente, Feijóo. Creen que le puede hacer daño no ir, como pasó con el popular Javier Arenas en 2012, que decidió no acudir al cruce en las elecciones andaluzas y finalmente, contra todo pronóstico, no logró gobernar, aunque sí fue el más votado. “Feijóo no aparecerá por TVE y dejará su representación a su vicepresidente de facto. Abascal”, insisten los socialistas. Precisamente por ese antecedente de Arenas y una sentencia del Supremo, no habrá un atril vacío, porque los jueces determinaron que TVE no debe ponerlo.

Díaz, que tiene solo esta oportunidad, está especialmente interesada en buscar un mensaje propositivo, alrededor de “la reducción de la jornada laboral, una reindustrialización verde o una reforma fiscal justa”, según fuentes de Sumar. PSOE y este partido también compiten por electorados limítrofes, y necesitan diferenciarse, pero no es previsible una batalla entre Sánchez y Díaz, que llevan toda la campaña hablando bien el uno del otro y de la coalición, garantizando que si logran repetirla será mucho más tranquila. “Que Alberto Núñez Feijóo haya decidido no estar es un claro ejemplo del poco respeto que tienen a la ciudadanía, a la democracia, al diálogo y a la televisión pública”, rematan las fuentes de Sumar.

Sánchez, que ha tenido mucha actividad en los días previos con una cumbre en Bruselas que abandonó precipitadamente para dar un mitin en San Sebastián, tendrá sin duda una estrategia en este debate muy diferente a la del cara a cara. El formato también cambia mucho, pero la sensación que dejó el anterior fue muy mala para los socialistas y esta vez puede ser muy diferente.

Mientras, Abascal se enfrenta a una oportunidad única para intentar frenar el intento del PP por devorar a su electorado apelando al voto útil, como hace cada día Feijóo, también este miércoles. El líder de Vox ha señalado que quiere ir al debate para “confrontar con el Gobierno de la ruina” y ha criticado a Feijóo por no ir, algo que cree que “no le viene bien ni a los españoles ni a los votantes del PP”. Abascal podrá así apelar a su idea de la “derecha cobarde” que fue uno de los mensajes clave de Vox para arañar votos al PP.

En el PP, entre tanto, se burlan del debate a tres. “La escalada de insultos y ataques hacia el presidente del PP por parte de PSOE, Sumar y Vox confirma que Feijóo es el rival a batir para todos los partidos, y que todos ellos comparten estrategia”, aseguran los populares. Precisamente PSOE y Sumar tienen preparados mensajes para que se vea claramente que el PP, que ahora se aleja de Vox en campaña, ha pactado con ellos en 140 ayuntamientos y cuatro autonomías y lo hará en La Moncloa si puede. “El debate de mañana será un ‘todos contra Feijóo’. Quizás contra Abascal y con la ayuda de Yolanda Díaz, Sánchez sí tenga alguna oportunidad de sobrevivir a un encuentro de este tipo. Abascal, por su parte, será comparado con Alberto Núñez Feijóo, que derrotó ampliamente a Pedro Sánchez el pasado lunes”, sentencian los populares, con un tono cada vez más crecido y convencidos de su éxito electoral.

El debate a tres, que por momentos casi será a cuatro, porque Feijóo estará muy presente, será, pues, el último gran hito de una campaña atípica, veraniega, mucho más televisiva que mitinera, con un resultado aún muy incierto, que podría abrir el paso al Gobierno a una coalición del PP con la ultraderecha o decidir que continúe la coalición progresista. Después de esto, ya no habrá más oportunidades.

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