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Elizabeth Holmes ingresa en prisión y cierra uno de los escándalos por fraude más famosos de EE UU

La empresaria fue condenada en noviembre a 11 años de prisión por haber engañado a los accionistas de Theranos, una empresa que prometió revolucionar los análisis de sangre

Luis Pablo Beauregard
Elizabeth Holmes
Elizabeth Holmes, a la derecha, a su llegada a la prisión de mínima seguridad de Bryan.Michael Wyke (AP)

Elizabeth Holmes engrosa desde este martes la población carcelaria de Estados Unidos. Alabada alguna vez por Silicon Valley por su visión, la empresaria se ha entregado este mediodía para comenzar a pagar su condena por fraude en Bryan, una prisión de mínima seguridad de Texas. Edward Davila, el juez del caso Theranos, recomendó este centro femenil para Holmes, madre de dos pequeños y casada con el heredero de un pequeño grupo hotelero de San Diego.

En noviembre, Holmes fue sentenciada a 135 meses (11 años y tres meses) por engañar a los accionistas de Theranos, entre los que figuraban el general James Mattis, quien fue secretario de Defensa de Donald Trump, el magnate Rupert Murdoch y George Schultz, exsecretario de Estado. Muchos de estos inyectaron de recursos a la empresa que prometía cientos de análisis con una sola gota de sangre gracias a una máquina de tecnología de punta.

Holmes, de 39 años, arribó sonriente a la prisión, vestida con vaqueros, un jersey beige y lentes. No fue esposada mientras fue escoltada rumbo al edificio principal del centro. La imagen contrastó con la presencia que proyectó durante las quince semanas que duró su juicio en un tribunal de California. La prisión de Bryan está a 160 kilómetros al noroeste de Houston, una zona que Holmes conoce, pues allí creció junto con su hermano. Su padre era un ejecutivo de Enron, el gigante energético que cayó en desgracia al igual que Elizabeth, quien fundó Theranos con solo 19 años después de abandonar la universidad.

El juez Davila eligió este centro de reclusión por sus facilidades de visita. La prisión está enclavada en una zona residencial y tiene una población de 720 mujeres que no son consideradas peligrosas o violentas. Muchas han sido condenadas por fraudes, estafas y delitos de cuello blanco. Otras purgan penas vinculadas a delitos no graves de tráfico de personas o drogas. Hasta cuatro pueden vivir en una celda, que tiene dos literas, una mesa y un armario. Por el momento, Holmes compartirá techo con una mujer condenada a 13 años por haber prestado su casa para vender metanfetaminas.

Elizabeth Holmes
Vista aérea de la prisión de Bryan, Texas, donde Elizabeth Holmes cumplirá su condena por fraude.GO NAKAMURA (REUTERS)

Holmes podrá ser visitada por su familia los fines de semana y en días feriados. El centro cuenta con un área de juegos. A diferencia de las prisiones de mediana y máxima seguridad, se permite el contacto físico. Esto quiere decir que Holmes podrá amamantar a su bebé, Invicta, nacida en febrero, y sostener en sus piernas a William, nacido en julio de 2021. Estos podrán convivir con su madre en esta zona especial hasta que cumplan 10 años.

De acuerdo a la ley federal, los reclusos deben purgar al menos el 85% de su condena. Las autoridades judiciales no han descartado en este caso que la de Holmes pueda ser reducida por buena conducta y por el programa de empleo, que exige a todas las encarceladas tener un trabajo al menos por 90 días. Holmes también recibió tres años de libertad condicional, que contarán una vez que sea liberada.

La promesa de Silicon Valley había intentado aplazar su ingreso a prisión argumentando que estaba a la espera de una apelación. Era parte de su estrategia en busca de un nuevo juicio, algo que el juez Davila consideró improbable. Sunny Balwani, quien fue el brazo derecho en Theranos y quien mantuvo una relación con Holmes cuando los dos eran ejecutivos, fue declarado culpable de 12 cargos en un proceso paralelo. En abril, ingresó a prisión para dar inicio a los 13 años que tiene por delante por defraudar a los accionistas y pacientes.

Elizabeth Holmes rompió a principios de mayo un silencio mediático de casi siete años. En lo que fue su primera entrevista con un medio, quiso cambiar la imagen que construyó durante años, la de la ambiciosa empresaria dispuesta a todo. Durante años se ganó la reputación de una de las mujeres más importantes de Silicon Valley vistiéndose como Steve Jobs y hablando de su visión de salud con un timbre grave.

”Creo que nunca perdí de vista mi misión, pero sí perdí mi narrativa... La historia se convirtió en esta bola de nieve que no nos permitió volver al punto de lo que queríamos hablar”, dijo a The New York Times. Semanas antes de entregarse a las autoridades, Holmes permitió que una periodista del diario la visitara en su casa de San Diego, y que incluyó una visita al zoológico, para ver de cerca su vida como madre y convicta. Su intención era dar profundidad humana a quien ha sido el retrato vivo de los engaños y la ambición corporativa.

Los fiscales pidieron 15 años de prisión para Holmes y el pago de 450 millones en dólares para resarcir los daños. La condena lograda fue por haber defraudado a quienes inyectaron cientos de millones de dólares en el negocio, que llegó a estar valuado en 9.000 millones de dólares. “Por supuesto que fue fraude”, escribió en un correo electrónico Rupert Murdoch a periodistas de The Wall Street Journal, de su propiedad. “Solo puedo culparme a mí por no haber hecho más preguntas. ¡Fui uno de muchos viejos que creyeron en la que parecía ser una gran joven! Fue vergonzoso”, admitió el magnate, quien invirtió 125 millones de dólares en el fiasco.

A diferencia de Balwani, quien estaba a cargo de los laboratorios, Holmes no tuvo castigo por afectar a cientos de pacientes, quienes recibieron diagnósticos incorrectos. En la vista de la condena, el juez Davila calificó de brillante a Elizabeth Holmes y dijo que no pensaba que su objetivo fuera enriquecerse por cualquier medio. Desde este martes, la prisión de Bryan ya tiene a su presa más célebre. La mujer que engañó a Silicon Valley y a Wall Street hasta que su imperio se derrumbó.

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Sobre la firma

Luis Pablo Beauregard
Es uno de los corresponsales de EL PAÍS en EE UU, donde cubre migración, cambio climático, cultura y política. Antes se desempeñó como redactor jefe del diario en la redacción de Ciudad de México, de donde es originario. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana y el Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Los Ángeles, California.

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