Cambio de paradigma

El suicidio social

Quiero analizar con ustedes todos aquello comportamientos que con razón o sin ella se consideran inaceptables, rancios, feos, y que por ello son lesivos para la imagen de cualquier individuo racional

Empecemos con una premisa incontestable. En el siglo XXI, este templo a los sentimientos lesionados, el victimismo y las autoestimas de algodón, lo primero que se condena es ser normal (y de naturaleza serena).

En este cambio de paradigma hiperactivo, quiero analizar con ustedes todos aquello comportamientos que con razón o sin ella se consideran inaceptables, rancios, feos, y que por ello son lesivos para la imagen de cualquier individuo racional:

  • 1. Ser propietario: aquellos afortunados que antaño gozaban de varias propiedades a su nombre bien fueran adquiridas con esfuerzo o heredadas, en el nuevo mundo se han transformado en seres sospechosos, oscuros, de fiabilidad incierta. No así los okupas, que son defendidos por las más altas instancias, el derecho y la moral de nuestro tiempo. Como dice el ex vicepresidente, en el lema de su canal de Youtube, “Okupa y Resiste”.
  • 2. Humor negro: El viejo humor acerca de las taras de los demás, e incluso de las propias, ese que incluía la sorna hacia personas de diferentes razas, géneros, orientaciones sexuales o discapacidades es sumamente desaconsejable.
  • 3. Pensar libremente: así en general. El buen ciudadano de hoy, no sólo profesa la nueva religión, que es el gobierno y sus adláteres, los pastores del pensamiento, con ardorosa fe, sino que ha perdido la capacidad o el valor de cuestionarla. La neo lengua, va ganando terreno, basándose en el principio de que lo que no forma parte del vocabulario legal, no puede ser pensado y la ubicua policía del pensamiento practica la vigilancia masiva y la cancelación, que es la nueva represión o ejecución.
  • 4. Estereotipos: bien sabido es que para extraer conclusiones es necesario generalizar de algún modo, sin embargo, utilizar estereotipos para describir a determinadas personas o grupos es políticamente reprobable sí y sólo sí se trata de mujeres o minorías. En el caso de otros colectivos, como por ejemplo los hombres blancos heterosexuales ¡barra libre de generalizaciones denigratorias respaldadas por las autoridades incluso!
  • 5. Comer de todo: pobres de los degenerados que todo les gusta y les sienta bien, a saber, lactosa, gluten, huevos, pescados y carnes procedentes de los animalitos más sociables e inteligentes, bebidas alcohólicas e incluso hidratos… Porque, aunque suene esencialmente contradictorio, es de muy mal gusto en un mundo donde quien más quien menos es alérgico a alguno de los ingredientes que le ponen en el plato, si no a todos… Hoy la virtud es la queja, la reclamación y el gemido _¿tiene perejil? Oh…no no no no, retírelo, ¡cámbieme el plato, el mantel y la silla…!
  • 6. Pagar impuestos: esto es loco, como muchos otros focos de la ira de hoy, pero un conciudadano que paga impuestos es considerado casi como un capitalista opresor en lugar de un benefactor de la comunidad.
  • 7. Cuestionar el cambio climático: o cualquiera de los mandamientos del credo 2023 es como en 1923 negar a Dios, muchísimo peor, un acto de rebeldía considerado desequilibrio mental e insolidaridad. No en vano, la comunidad científica internacional ha llegado a un consenso abrumador. Además, numerosas organizaciones internacionales, incluyendo la ONU y la mayoría de los gobiernos del mundo, han reconocido la necesidad de tomar medidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. ¡Ya lo saben!
  • 8. Actitudes xenófobas: la pretendida superioridad hacia las personas de otros países o culturas es un fenómeno deleznable, paleto, malvado y (me alegro mucho) va en contra de los valores de inclusión y diversidad actuales. ¡Muy bien!
  • 9. Agresividad física: si desean dar un azote en el trasero a alguno de los diablillos que denominamos hijos, o al zampabollos de su perro, háganlo con discreción; por fortuna la violencia física está totalmente denostada y prácticamente aniquilada. En “occidente” ya no pegamos, ni apenas gritamos en ninguno de los ámbitos de socialización, desde el más superficial al círculo más íntimo. Eso sí, la violencia psicológica, verbal (recordemos a Ángela Rodríguez PAM aka “puta coja”) o la agresividad pasiva, desde la más melodiosa voz (al estilo Yolanda Díaz) campan alegremente.
  • 10. Sanidad: tratarse en la sanidad privada es otro comportamiento antiestético con arreglo a los contrasentidos de la moral moderna. Las personas que no suponen gasto alguno para la medicina pública, sin menoscabo de sus aportaciones a la misma, son consideradas individualistas, ingratos.
  • 11. Casarse: tener un cónyuge de otro sexo, al estilo de nuestros padres y abuelos hoy, al contrario que entonces, es más bien noción de desprestigio que de prestigio, ya que como decía en el encabezado, el peor pecado de esta doctrina donde reina la minoría alebrestada y rabiosa, es ser normal. Pronto, el matrimonio como institución será anulado y prohibido y dará paso a una nueva asociación formada por cuantas personas o animales deseen incorporarse a ella.
  • 12. Tener hijos: lo mismo con la descendencia. Si nos atenemos al sentido común y el compañerismo, y echamos cuentas, los que tenemos hijos estamos trabajando (sin descanso) por el bien de las pensiones y de la comunidad, sin embargo, ¡qué poco modernos, qué poco indi, qué asquerosamente normales!
  • 13. Fumar: es evidente que el tabaco y los fumadores han sido arrinconados en nuestra moderna sociedad, con una salvedad, si lo que fuman son porros; entonces esos fumadores son ascendidos de adictos a filósofos… En fin, meditabundos y neuróticos, desde luego que son.
  • 14. Ser heterosexual: en mis peores pesadillas distópicas, sueño con un futuro no lejano, donde se declarará que ser varón o hembra es un constructo ideológico artificial y que hay que revertirlo, la heterosexualidad será un trasunto cultural abominable y para igualarnos a todos se les suministrará progesterona y oxitocina a los hombres y a nosotras testosterona y vasopresina.