Literatura

Los versos más recordados de la poesía española

El próximo martes se celebra el Día Mundial de la Poesía. ¿Quién no guarda en la memoria alguna de las que leyó en la escuela?

Retrato de Lope de Vega (1612 - 1615)
Retrato de Lope de Vega (1612 - 1615)EUGENIO CAJESLa Razón

En la educaciónsentimental de una generación tienen gran importancia las poesías que se leen de niños en la escuela. Que suelen ser casi siempre las que aparecen en los libros de texto correspondientes a esas edades (antes, cuando no los había, en las enciclopedias, que reunían en un solo volumen todas las asignaturas, como la Enciclopedia Álvarez famosa). Unas poesías que acabábamos por aprender de memoria, bien de tanto leerlas por nuestra cuenta, bien porque los señores maestros nos obligaban a recitarlas de carrerilla en voz alta (eran tiempos en que no había pedagogos, o si los había no desdeñaban la memoria, o no tenían nada en su contra: pobre memoria, qué les habrá hecho a esos señores para que ahora la persigan con tanta saña y quieran desterrarla).

En el caso de un servidor, o sea, en la generación de los nacidos en los primeros años cincuenta del siglo pasado, bien podrían ser las que a continuación se nombran, la mayoría de las cuales acuden aún puntuales a la memoria y vuelven a repicar con aquel mismo sonsonete de entonces en cuanto se rescata el primer verso.

“Que por mayo era, por mayo, / cuando hace la calor…”, del Romance del prisionero.

De las famosísimas Coplas a la muerte de su padre, de Jorge Manrique:

“Recuerde el alma dormida, / avive el seso y despierte / contemplando / cómo se pasa la vida, / cómo se viene la muerte / tan callando”.

De Lope de Vega, entre otras muchas, esta conocida estrofa:

“A mis soledades voy, / de mis soledades vengo, / porque para andar conmigo / me bastan mis pensamientos”.

El comienzo de una de las fábulas de Samaniego:

“A un panal de rica miel / dos mil moscas acudieron…”

La Canción del pirata, de Espronceda, que empieza así:

“Con diez cañones por banda, / viento en popa, a toda vela, / no corta el mar, sino vuela, / un velero bergantín…”

La rima XXI de Bécquer:

“¿Qué es poesía?, dices mientras clavas / en mi pupila tu pupila azul. / ¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo preguntas? / ¡Poesía… eres tú!”

Y los primeros versos de esta otra:

“Volverán las oscuras golondrinas / en tu balcón sus nidos a colgar…”

Del siglo XX venían muy pocas poesías en los libros, así que tuvimos que conformarnos con algunas de Rubén Darío:

“La princesa está triste, ¿qué tendrá la princesa? / Los suspiros se escapan de su boca de fresa…”

De Antonio Machado (aún no habíamos oído a Serrat lo de “Caminante, son tus huellas / el camino, y nada más: / caminante, no hay camino, / se hace camino al andar”):

“Anoche cuando dormía / soñé, ¡bendita ilusión!, / que una fontana fluía / dentro de mi corazón”.

O de Juan Ramón Jiménez:

“...Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros / cantando; / y se quedará mi huerto, con su verde árbol, / y con su pozo blanco”.

Que el lector se anime a recordar las suyas.