La historia de «Nel», el «topo» de la policía infiltrado en la izquierda asturiana: «Era uno de los más radicales»

Marcos Gutiérrez ASTURIAS

ASTURIAS

'Nel', segundo por la izquierda, junto a varios militantes (Morala entre ellos) en Barcelona en 2001
'Nel', segundo por la izquierda, junto a varios militantes (Morala entre ellos) en Barcelona en 2001

En 2001 un agente se infiltró en diferentes organizaciones políticas, sindicales y antiglobalización durante dos años. Llegó a participar en las protestas contra la reunión del Banco Mundial en Barcelona. «Venía y participaba como uno más. No sospechábamos nada»

12 feb 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Esta semana se conocía el contenido de las querellas por, entre otras cuestiones, abusos sexuales, tortura y revelación de secretos que han presentado en los juzgados cinco activistas e independentistas catalanes contra un supuesto agente de la Policía Nacional que se infiltró en este movimiento. Respondía al nombre de Daniel Hernández Pons, «Dani», y entró a formar parte de los círculos okupas independentistas en junio del 2020 hasta octubre de 2022. En estos algo más de dos años construyó relaciones afectivas, llegando a mantener relaciones sexuales, con varias mujeres, cinco de las cuales se han querellado contra el que creían que era su compañero de causa. «Dani» llegó a tomar parte en actos contra los desahucios, manifestaciones y, asimismo, en las protestas contra el encarcelamiento del rapero Pablo Hasel.

Esta inmersión policial en movimientos sindicales y de izquierdas no es ajena al Principado. Una operación hasta cierto punto parecida tuvo lugar hace más de dos décadas en Asturias, concretamente en 2001. «Nel» es el nombre falso por el que un policía se infiltró entonces en el movimiento antiglobalización y sindical de la región, en el que permaneció un par de años hasta que fue detectado.  

Comenzó a dejarse ver en los círculos de las juventudes de Andecha Astur, para posteriormente pasar a la Corriente Sindical de Izquierdas y al Movimiento Antiglobalización de Asturias. Se guardaba mucho, por razones obvias, de socializar con sus circunstanciales compañeros, más allá de los actos, asambleas y reuniones a las que acudía. Éstos conocían únicamente que era, supuestamente, de Mieres. Poco o nada más. 

Cándido González Carnero era entonces el secretario general de la Corriente Sindical de Izquierdas. Explica que «Nel» entra en contacto con los movimientos antiglobalización «de la mano de otras organizaciones políticas». Era, en definitiva, «uno más que venía por parte de gente conocida y con larga trayectoria de lucha política y sindical, por lo que se suponía que era una persona de confianza». Hasta tal punto se mimetizó que, con motivo de la cumbre del Ecofin que tuvo lugar en Oviedo en abril del 2002, «él moderó algunas reuniones».

El propio Sixto Armán, veterano ecologista y activista, «dijo que lo conocía». En 2001 diferentes colectivos y movimientos se desplazaron a Barcelona para protestar en contra de la reunión que el Banco Mundial iba a celebrar allí el 25 de junio. El Movimiento Antiglobalización Asturiano y la CSI viajaron hasta la Ciudad Condal para participar en la contra cumbre. 

Cándido González Carnero explica que «vino y participó como uno más. Nosotros no sospechábamos nada». Desde su experiencia comenta que, para este tipo de misiones, suele escogerse a «policías que llevan poco tiempo, no van a meter a uno de los que ya conocemos». Reconoce, no obstante, que durante esos días de finales de junio en Cataluña empezaron a «ver cosas raras».

Se refiere, a su juicio, a determinadas acciones orientadas a «cargarse los movimientos sociales y tacharlos de violentos». En este sentido indica que políticos y comerciantes barceloneses denunciaron que «veían bajarse de los furgones policiales» a los participantes más activos en los destrozos a locales y mobiliario urbano.

«Llegaron a romper lunas y la de Dios. Nosotros le dijimos a nuestra gente que no se metiera ahí, que podría haber problemas», resalta. Indica que «Nel» era «uno de los más radicales» y que, de manera activa, «participaba en los disturbios». De hecho recuerda cómo, «durante una celebración del 1 de mayo en Gijón», también tomó parte en destrozos de este tipo.

Apunta que, después del viaje a Barcelona, «una persona lo identificó y nos dijo que ‘ese tío’ era su vecino y le conocía ‘de toda la vida’. Se le dijo y él lo negó». Es entonces cuando al «Nel» activista se le pierde totalmente el rastro. No obstante, el «Nel» policía reapareció cinco años más tarde, durante el juicio a Juan Manuel Martínez Morala y Cándido González Carnero por los disturbios de Naval Gijón.

«Nos fijamos en él casi al marchar y le dije a Morala, ‘¿no te resulta esa cara conocida?’ Había cambiado mucho el aspecto físico y el pelo, pero después de darle muchas vueltas caímos en que era esa persona que había viajado con nosotros en 2001 a Barcelona», recuerda.

«Nel» negó en el juicio «todas las preguntas que se le hacían» acerca de si conocía personalmente a los veteranos sindicalistas. «Solo reconoció, bajo juramento, conocernos por su ocupación policial. Es decir, a raíz de seguir nuestras actividades en el sector naval únicamente», asevera. Tras hablarlo con su letrado, ambos acusados deciden interponer al años antes conocido como «Nel» una demanda «por perjurio, ya que dijo que no nos conocía y que no era parte interesada».

Sin embargo, resalta que «pasaron olímpicamente del tema». Comenta que este policía reapareció, «pero esta vez ya como secreta», en las movilizaciones de Naval Gijón. «Era de la Brigada de Información», puntualiza.

Cándido González Carnero insiste en que «a la Policía suele dársele bastante bien hacer este tipo de cosas». Destaca que «en la clandestinidad se cuidaba mucho el tema de que pudiera haber gente infiltrada. Ahora se meten dentro como nada». Cree que este tipo de operaciones «no son tema de ahora. Viene desde la época de la legalización de sindicatos y partidos».