Cádiz CF

Cruel derrota en Sevilla de un Cádiz CF muy pequeño (1-0)

Lozano y Fernando atentos al balón en un lance del partido.

Lozano y Fernando atentos al balón en un lance del partido. / Julio Muñoz/Efe

El Cádiz CF fue un equipo muy, muy, muy pequeño en el Sánchez Pizjuán, tanto que lo fio todo a la defensa para arañar un empate y se llevó de castigo una cruel derrota (1-0) con un gol de penalti en los instantes finales. Esta vez sí acertó el VAR. Un duro desenlace y un varapalo más que merecido porque no hizo nada relevante más allá de destruir.

Jugó a no dejar jugar. Jugó con fuego y se quemó ante un Sevilla que si encontró premio a su empuje. Los amarillos, engullidos por los hispalenses, pierden por vez primera en 2023, retroceden en la clasificación, bajan a la penúltima posición, a la que regresar y refuerzan su candidatura al descenso. Un equipo muy pobre, con escasos recursos, falto de refuerzos, condenado al sufrimiento extremo.

Sergio González pasó del trivote habitual a dos medios ante la baja de Fede San Emeterio y por tanto a la puesta en liza de un par de puntas integrantes de un 4-4-2, con Theo Bongonda como principal novedad incrustado en la banda derecha.

No tardó el conjunto amarillo en toparse con la compleja realidad. Los de casa, más necesitados que nunca, arrancaron con el motor a tope y encerraron en su terreno a los visitantes, que cruzaron pocas veces y con timidez la línea central.

No hubo un instante de respiro en un choque de alta intensidad, la que imprimió un Sevilla arrollador que antes de los 10 primeros minutos ya había servido al área varios centros peligrosos, con especial protagonismo para Jesús Navas y Erik Lamela. Momo Mbaye repelió un disparo de Joan Jordán en el primer aviso serio.

El balón tuvo un único dueño. Los amarillos apenas olieron la pelota, casi no quisieron saber nada, siempre detrás de ella metidos demasiado atrás. Fue el inicio previsible. El local apretó de lo lindo hasta el punto de que por momentos llegó a sobrar la mitad del campo.

Defender fue lo único que hizo el equipo modesto, que jugó a dejar que transcurriese el tiempo sin más. Ni un pase medio decente con el que calmar el hambre de gol de los blancos. La diferencia fue abismal y Lozano, el hombre más adelantado, a veces pareció un zaguero, más cerca del área propia que la del oponente.

La incógnitas eran varias en el ecuador de la primera parte: si el Sevilla iba a ser capaz de aguantar el ritmo infernal, si el Cádiz CF iba a poder resistir, si iba a asomarse al área contraria... Apareció al fin Choco Lozano con un zapatazo lejano y raso bien dirigido en el 23 que obligó a Bono a estirar al máximo su brazo derecho para despejar el esférico evitar el gol.

Con muy poco crearon los gaditanos una buena ocasión que al menos sirvió para que se apercibiesen de que podían intentar algo más que destruir, de que necesitaban dar un paso para tener opciones de llevarse algo positivo.

En el 28, Lamela reclamó penalti por un leve contacto de la bota de Iza Carcelén con su pie dentro del área. No cayó en la trampa Hernández Hernández poco antes que el argentino, justo a la media hora, irrumpiese de nuevo en el área en un mano a mano con Ledesma del que salió ganador el portero con un gran intervención con la que mantener el empate.

Volvieron los de casa a la carga en la recta final del primer acto. En el 35, Óliver Torres amenazó con un tiro que se escapó cerca de un poste. El asedio provocó faltas próximas al área convertidas en oportunidades para los de Jorge Sampaoli.

La única jugada trenzada de los visitantes en los 45 minutos iniciales, con el balón de lado a lado, la culminó Brian Ocampo con un cañonazo desviado. Algo es algo. Poco antes del descanso llegó la polémica. Por un lado, el árbitro perdonó la segunda amonestación y, por tanto, la expulsión a Lamela por un claro codazo sobre Rubén Alcaraz.

Por otro lado, fue el jugador que debió haber visto la cartulina roja el que marcó en la última acción antes del intermedio. Acertó frente a la portería cadista con un disparo con el que coló el balón en el arco tras tocar en el poste. Pero el tanto quedó invalidado por un fuera de juego indiscutible de Óliver Torres, que no tocó el cuero aunque sí influyó en la jugada porque desde su posición irregular pugnó con Espino, que cayó al suelo.

Posición más influencia y gol bien anulado por el colegiado tras revisar la acción en el monitor después de ser avisado por el VAR, que esta vez sí acertó. Se libró por los pelos un Cádiz CF que difícilmente iba a poder conservar la igualada si no daba un paso más en la reanudación.

Poco cambió el decorado en la reanudación. Los amarillos continuaron con la máxima protección de su zona trasera y el balón lo tocó una y otra vez un Sevilla liderado por Rakitic y Lamela que casi cobra ventaja en el 51 con una potente volea de Rekik respondida con una gran parada de Ledesma.

Ataque local, defensa visitante. Esa fue la constante entre uno que necesitaba el triunfo y otro que estaba como loco por firmar el empate. Por más que los foráneos trataron de tener algo más la pelota, no lo consiguieron. Todo quedó a expensas de su eficiencia en la labores defensivas porque el Sevilla no paró de atacar y el Cádiz CF apenas fue capaz de armar una contra en condiciones. Salvo un chispazo aislado, no podía aspirar a algo más que un punto.

El sufrimiento fue 'in crescendo' con el paso de los minutos. En el 65, Badé cabeceó fuera tras el enésimo centro al área. Los amarillos ya habían dejado de existir arriba y se pertrecharon detrás de una muralla mientras Sergio González tardó en mover el banquillo.

La figura de Ledesma emergió para alargar el cerocerismo. En el 67, repelió un disparo de En-Nesyri e Iza Carcelén despejó a puerta vacía tras un centro de Oliver Torres. Un minuto después, el cancerbero  sacó una mano prodigiosa para impedir el gol tras un misil de Rakitic.

El 1-0 podía caer en cualquier momento. El preparador cadista apostó por Youba Diarra (para formar trivote) e Iván Alejo para tratar de dar más oxígeno en el trabajo defensivo, porque nada podía rascar en ataque salvo milagro.

La recta final, ya con Arzamendia sobre el césped, fue una permanente embestida sevillista, el único equipo que tuvo la pelota en su poder y que quiso la victoria que logró en el minuto 88 tras un penalti cometido por Iván Alejo, que tocó el balón con la mano dentro del área. La pena máxima, con una mano muy clara, conllevó además la expulsión del extremo, que vio la segunda amarilla.

El árbitro fue avisado por el VAR, revisó la acción en el monitor y decretó penalti que transformó Rakitic. 1-0 y partido finiquitado. Los amarillos se fueron arriba a la desesperada pero ya era muy tarde.

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