¿Por qué a los elefantes apenas les afecta el cáncer? La respuesta está en los genes

Los científicos descubrieron varios genes reparadores que protegen a estos animales contra el cáncer, al reparar el daño celular y eliminar las células mutadas antes de que pueda desarrollarse un tumor.

Sergi Alcalde National Geographic
Sergi Alcalde

Periodista especializado en ciencia, sociedad y medio ambiente

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 Elefante africano (Loxodonta africana) bull approaching remote camera with curiosity. Maasai Mara National Reserve, Kenya.
Anup Shah / AGE

Podría pensarse que cuanto más grande es un animal, mayor es el número de células que contiene, con lo que, en principio, mayor es también la probabilidad de que algunas se conviertan en cancerosas. Sin embargo, esta correlación positiva no se cumple en la naturaleza, según lo que se conoce como ‘paradoja de Peto’.

Investigando entra las causas de muerte de distintas especies, el epidemiólogo británico Richard Peto descubrió en 1975 que la frecuencia de los casos de cáncer disminuía cuanto mayor era el tamaño del animal. Dicho de otra forma, a mayor número de células, menor riesgo de padecer esta enfermedad.

Hace años, una investigación llevada a cabo por las universidades de  de Chicago y  de Utah trató de demostrar empíricamente esta teoría indagando en los genes del elefante un animal que tiene cien veces más células que los humanos, cuenta con una esperanza de vida de unos 70 años y rara vez fallece a causa de un cáncer.

Según su investigación, publicada en la revista Cell, estos animales cuentan con unos genes especiales que reparan el daño celular y eliminan las células mutadas antes de que puedan desarrollar un tumor.

En concreto, los científicos partían de la acción de un gen supresor tumoral llamado p53, encargado de detectar y reparar las células dañadas, del que los elefantes tienen 20 copias, mientras que los humanos únicamente contamos con una.

Un gen inhibidor de la leucemia

Los investigadores descubrieron que este mismo gen activaba un pseudogen inhibidor de la leucemia llamado LIF6, cuya función era la de eliminar las células afectadas (suicidio celular). Además, comprobaron que el genoma del elefante contaba con entre 7 y 11 copias adicionales de LIF6, lo que les podría conferir una ventaja evolutiva significativa para combatir el cáncer.

Los científicos concluyen que esos pseudogenes, que habían desaparecido en algún momento de la historia evolutiva de los probóscidos, ‘renacieron’, para adquirir nueva función: la de matar células tumorales. Esos nuevos ‘genes zombi’, como han bautizado los investigadores, podrían haber contribuido a que los elefantes tengan una mayor resistencia al cáncer, lo cual a su vez podría estar relacionado con su alta esperanza de vida.