La guerra se acelera. La bandera rusa ya no ondea en las sedes administrativas de Jersón.
La guerra se acelera.
La bandera rusa ya no ondea en las sedes administrativas.
Las autoridades que impuso Moscú, como Kirill Stremousov, jefe adjunto de la administración civil-militar de Jersón han hecho un último llamamiento a la población para que abandone la zona: "En cuanto a la evacuación, vuelvo a recomendar a todos los residentes de Jersón y a los que aún permanecen en la parte de la orilla derecha de la región de Jersón que vayan a la orilla izquierda".
El parte diario de guerra de Moscú pinta un cuadro muy diferente. Según el ministerio de Defensa ruso, sus tropas han repelido los ataques del Ejército ucraniano en diferentes frentes, causando un gran número de bajas.
El Organismo Internacional de la Energía Atómica también ha publicado su informe sobre las acusaciones rusas de que Ucrania estaba preparando una bomba sucia. Tras inspeccionar varios emplazamientos ucranianos, el organismo de control nuclear de la ONU ha concluido que no hay indicios de "actividades nucleares no declaradas".
Rusia "confirmó su condición de principal mentiroso del mundo", afirmó en un tuit el ministro de Exteriores ucraniano Dmitro Kuleba tras conocer las conclusiones del OIEA.
En este contexto, se ha producido un nuevo intercambio de prisioneros: 107 de cada bando.
En el lado ucraniano, hay 74 soldados que defendieron la acería de Mariupol durante más de dos meses antes de rendirse.
Del lado ruso, 65 de los prisioneros son soldados de los territorios ucranianos anexionados por Rusia.