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Crisis energética

El consejero delegado de Repsol alerta de que la guerra dejará sin gas a Europa en invierno

Imaz está a favor de topar los precios de la energía

Josu Jon Imaz, CEO de Repsol.
Josu Jon Imaz, CEO de Repsol.

La invasión de Ucrania sigue convulsionando la economía. La guerra provocada por Rusia obliga a pensar a corto plazo, según Josu Jon Imaz, consejero delegado de Repsol, que alertó de la posible falta de gas en Europa el próximo invierno si se mantiene este conflicto. La UE depende de 155 bcm de gas que llegan de Rusia y las alternativas no cubren ni la tercera parte de esa demanda.

El máximo directivo de Repsol animó a impulsar una cultura del ahorro en el consumo de energía. La multinacional, con cinco plantas en España que consumen 3,5 bcm, ha logrado rebajar este nivel a 2,5 bcm, con una estrategia de reducción de costes "no solo por ahorro, también por responsabilidad" social, ha dicho Imaz. Para lograrlo, ha recurrido a un mayor uso del propano, del butano y del reciclaje, entre otras vías.

En un acto celebrado en Bilbao por la asamblea general de la patronal vizcaína Cebek, Imaz se ha mostrado partidario de topar los precios de la energía para que no afecten a la vida cotidiana de las familias y a la actividad de la industria.

Iberdrola

Armando Martínez, director general de negocio de Iberdrola, que también participó en el evento de Cebek, planteó que el Gobierno utilice parte del aumento de recaudación en 4.000 millones en ayudas a los consumidores más vulnerables. Y para la industria electro intensiva recomendó la firma de contratos de suministro a largo plazo, a tres o cuatro años, con tarifas fijas.

En un coloquio sobre la transición energética, Josu Jon Imaz criticó que hay que "repensarla" porque "se está haciendo mal", con el riego de que impacte de forma negativa en la industria y los consumidores. El consumo de petróleo y gas sigue al alza, mientras no se apoya su producción, con lo que la consecuencia es la fuerte subida de precios, un escenario que ya se producía antes de la invasión de Ucrania, en su opinión.

En esta línea, Imaz destacó que la electrificación no se extenderá a "una parte muy importante de la economía" en las próximas décadas, por lo que hay que cuidar a una industria de automoción, muy centrada en el motor de combustión en Europa, y que sufre las dudas de los consumidores sobre qué vehículo comprar. En consecuencia, el 30 % del parque de vehículos es antiguo y las emisiones de CO2 no se han rebajado.

En esta línea de argumentación, si en España en 2008 la antiguedad media del parque automovilístico alcanzaba los ocho años, ahora se sitúa en los trece años. Y tan solo un 0,7% de los vehículos matriculados están impulsados por baterías. Las ayudas a su compra, en base a su alto precio, supone transferir rentas públicas "de los pobres a los ricos", que son quienes los pueden comprar.

Todo ello, resume Imaz, puede destruir el empleo industrial, que los consumidores no puedan pagar las tarifas energéticas y que aumente la emisión de CO2 si no se define el modelo más adecuado de transición energética.

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