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Malestar entre los asistentes al polémico concierto del trapero por el señalamiento que les hacían las manifestantes // Las seguidoras del artista defienden el principio de presunción de inocencia, hasta que se demuestre lo contrario TEXTO Julia Escobar

Kaydy Cain ganó la batalla

Cae la noche en la capital gallega y la lluvia va in crescendo. Sin embargo esto no frena ni a las manifestantes ni a los asistentes al concierto del trapero Kaydy Cain. Quedan pocos minutos para las ocho de la tarde y ya hay un pequeño grupo de cuatro personas esperando en la entrada de la Sala Capitol, donde se puede comprobar en sus caras el mal trago que están pasando en la espera.

Se sienten señalados, como si estuvieran haciendo algo malo. Algunos dicen que tienen miedo a que les peguen. Además tienen que aguantar, hasta que se abran las puertas de la sala, los tambores y gritos de las feministas que, con megáfono en mano y alzando la voz, lanzan consignas tales como “Podería ser a túa filla” o “Cultura segura, libre de agresores”. Estos cánticos se pueden escuchar a varias calles de distancia. El motivo de esta revuelta se encuentra en diferentes testimonios anónimos que acusaban al artista de acoso y violación a distintas chicas. Sin embargo, el cantante negó rápidamente los hechos y anunció que ha “emprendido acciones legales” contra los mensajes en redes difamándole con “informaciones falsas” que no tienen “ningún fundamento detrás”.

EL CORREO GALLEGO se mueve entre ambos bandos, yendo de lado a lado, y el propio dispositivo policial pregunta a esta periodista: “¿Eres prensa?”. Imagino que la pregunta sería para estar identificada si se produjeran altercados, y ver a qué lado pertenezco en este campo de batalla, porque la noche del jueves parecía exactamente eso, un campo de batalla. La Policía Nacional intenta calmar los ánimos, pidiendo que haya distancia entre unos y otros. En el ambiente se puede sentir la tensión, aunque algunas manifestantes declaran que solo quieren hacer visible el hecho de que este cantante ha sido acusado por presuntos abusos y violaciones, pero que se encuentran allí de forma pacífica y no quieren problemas con nadie, solo expresarse libremente.

Por otro lado, desde la Plataforma Feminista Galega declaran que “conseguimos que o Concello se posicionase. E esta sala, que ten carteis de Libre de violencia, de Compostela en Negro, entendemos que como mínimo hai que ser coherentes neste sentido... Se ti lles alugas o local lle estás dando opción de facelo. Hai cinco anos a sala onde se ía a celebrar este mesmo concerto decidiu cancelalo”.

Además haciendo este ruido en las calles, estas mujeres pretendían que el concierto que se celebraba ayer en Mos no tuviera lugar, pero finalmente pese a las polémicas y la repulsa institucional, el artista, por ahora, está ganando la batalla, habrá que ver quien gana la guerra con todo lo ocurrido.

Ya son las 20.30 horas y empieza a llegar más público del cantante madrileño. Para llegar a la puerta hay que pasar entre las manifestantes, que van parando y repartiendo un pequeño panfleto de color rosa, donde en su portada se puede leer: “Privilexio masculino e idolatría”. Al darle la vuelta hay un manifiesto, donde explican su indignación, que más tarde leen con micrófono en mano.

Mucha asistencia femenina. En la fila se puede comprobar una gran presencia de mujeres, grupos de amigas de cuatro o cinco personas con sus mejores galas, maquilladas, peinadas y vestidas para la ocasión, con la intención de disfrutar de la música de su cantante favorito. Me encuentro hablando con algunas de ellas cuando, de repente, se escucha un grito justo detrás de mí: “¿Qué hacéis ahí las chicas? Bobas”. Una señora mayor que pasaba por allí se baja la mascarilla para echarle la reprimenda a las que ahí se encontraban. ¿Consecuencia?, una de las jóvenes del principio de la cola le empieza a gritar “yo voy a donde quiera”. Muchas fans aseguran que siempre están del lado de la víctima, pero consideran que no hay pruebas sólidas y que hasta que no se demuestre lo contrario, ellas continuarán asistiendo a sus conciertos.

Las jóvenes creen que muchos grupos tienen letras vejatorias y que incluso cantantes que son mujeres también usan ese tipo de lenguaje, y a esas artistas no se les dice nada. Sofía es una de las chicas que entra al concierto de Kaydy Cain y confiesa que ella normalmente suele estar del otro lado. Se siente dividida y tiene sentimientos encontrados, porque no sabe si debe estar donde está o unirse a las manifestantes. Pero piensa que los testimonios que se han dado hasta el momento hacen aguas.

El hecho de que el Concello haya manifestado su repulsa ante este evento, a ella le parece hipócrita, argumentando que “si por letras de este tipo no se puede venir a un concierto, no vas a ninguno, porque las letras vejatorias llevan desde los ochenta, con canciones que dicen que van a violar a las mujeres y esa gente ha tocado en mil sitios”.

El concierto del trapero finalmente se celebró sin incidencias en Compostela. La polémica continua y parece que no acabará pronto.

12 feb 2022 / 01:00
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