Defensa se toma en serio el ruido que provocan las bases militares

Prepara un real decreto para minimizar la contaminación acústica que origina la actividad de las Fuerzas Armadas y el impacto en la salud humana y el medio ambiente

F-18 del Ala 46, en la base aérea de Gando (Gran Canaria).
F-18 del Ala 46, en la base aérea de Gando (Gran Canaria).

El Gobierno de Pedro Sánchez ha aprobado el Plan Anual Normativo de la Administración General del Estado para 2022, un documento que recoge las iniciativas legislativas o reglamentarias que los distintos ministerios prevén elevar durante este año al Consejo de Ministros para su aprobación.

Las previsiones legislativas del Ministerio de Defensa recogen sólo una ley -la Ley de Información Clasificada que sustituirá la Ley de Secretos Oficiales de 1968, y que propone Presidencia- y tres reales decretos.

Uno de los reales decretos que Defensa prevé aprobar este año tendrá por objeto regular “el ruido en las actividades militares”.

En el Plan Anual Normativo de 2022 se explica que “la Ley 37/2003, de 17 de noviembre, del Ruido, excluye de su ámbito de las actividades militares, que se regirán por su legislación específica”.

Ahora, el departamento que dirige Margarita Robles pretende regular el ruido en el ámbito de sus instalaciones. La idea es prevenir, vigilar y minimizar, “en la medida de lo posible, y de forma compatible con la misión de las Fuerzas Armadas, la contaminación acústica provocada por las actividades militares”.

El objetivo último de la norma será “evitar y reducir los daños que de ésta puedan derivarse para la salud humana, los bienes o el medio ambiente”.

El ministerio pretende compatibilizar el control del ruido y de la contaminación acústica que provocan las bases militares, navales y aéreas, con “la salvaguarda de los intereses de la Defensa Nacional, así como de la seguridad y eficacia de sus organizaciones e instalaciones”

Mapas de ruido

En estas páginas se contó hace más de un año que la Dirección General de Infraestructura del Ministerio de Defensa había encargado al Instituto de Técnica Aeroespacial “Esteban Terradas” (INTA) dos paquetes de tareas para medir el impacto acústico de las actividades militares y regular el ruido que producen.

Una de las tareas consistía en realizar mapas de ruido y estudios acústicos en Bases, Acuartelamientos y Establecimientos (BAE) que por su actividad pudieran generar un impacto acústico significativo, para conocer el impacto y la huella sonora que producen los ejercicios y actividades llevadas a cabo en dichas bases, así como su posible repercusión en los núcleos de población y zonas urbanizadas limítrofes.

 

No cabe duda que uno de los ámbitos donde se origina más ruido son las bases aéreas. Los aviones de combate suelen generar ruidos que se escuchan en un área extensa. El estudio encargado por Defensa trataba de definir la geometría de trayectoria de vuelo, dispersión, velocidad y perfiles de vuelo, para después con unos programas informáticos de simulación calcular contornos de ruido y confeccionar el mapa de ruido.

Cabe señalar que ya en 2019 el Defensor del Pueblo incluyó en su informe anual de actividad una recomendación al Ministerio de Defensa para que iniciara los trámites de una normativa de ruido aplicable a las actividades militares, ya que el ministerio se resistía a aplicar la legislación de ruido.

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