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      Progresismo en tiempos oscuros

      No se entiende ni se justifica semejante silencio en nuestro país sobre las violaciones de los derechos humanos en Cuba, Nicaragua y Venezuela.

      Progresismo en tiempos oscurosIlustración: Daniel Roldán

      En tiempos de polarización cuando las palabras se lanzan como puñales, calificar a alguien de “moderado” suena a virtud. Sin embargo, la moderación no necesariamente significa ausencia de firmeza y convicción. Sencillamente se trata de moderar la confrontación y poner las energías a favor de nuestras convicciones.

      Trabajar a favor de lo que creemos en lugar del odio que impulsa a la destrucción y enceguece la razón. Es lo que me digo al recibir la carta del historiador cubano Manuel Cuesta Morúa, a quien se califica como un “opositor cubano moderado” que impulsa en su país una transición democrática pacífica.

      Él acude ahora a las “voces progresistas” del continente para sensibilizar sobre lo que sucede en Cuba desde que las protestas cívicas del 11 de julio pasado han provocado una “respuesta despiadada” de parte del régimen cubano que ya no distingue la “moderación” de Cuesta Morúa y del joven dramaturgo Yunior García Aguilera a quienes acusa de conspirar al mas alto nivel. Ambos intelectuales están lejos de “la tradicional estrategia norteamericana” y han sido siempre críticos del embargo de Estados Unidos.

      En la carta, el historiador apela a la solidaridad de “la izquierda democrática” de América Latina con un momento “no definitivo pero si definitorio” de Cuba. Un clamor que debieran oír aquellos que se apropiaron del “progresismo”, se dicen de izquierda pero manifiestan desdén por la democracia. Buscan bancas en los parlamentos de la democracia “liberal” para luego atentar contra el sistema que les da fundamento.

      ¿Si no es porque adhieren a las autocracias de regímenes personalistas y autoritarios como el cubano cómo explicar que no levanten la voz para solidarizarse con aquellos pares que en Cuba no gozan de la libertad que nos garantiza la democracia?

      ¿Qué daño pueden hacer los que han sido bendecidos con el don artístico y han puesto la poesía, la música y la literatura en favor de lo que los cubanos reclaman, vivir en libertad, sin miedo ni necesidades? Tan sencillo como reclamar por el aire que respiramos.

      Hannah Arendt tenía razón, la compasión y la solidaridad que nacen en tiempos de oscuridad no resisten un minuto la luz pública porque ni la compasión ni la solidaridad son relevantes para las razones políticas. Los intereses del poder cancelan los principios humanitarios a los que debiera subordinarse la política.

      En un bello libro, “Tiempos de oscuridad”, la pensadora alemana retrata a figuras que vivieron en esos tiempos sombríos, Lessing, Rosa de Luxemburgo, Benjamin, Jaspers, Brecht, de cuyo poema “A la posteridad”, toma prestado el nombre del libro para reflexionar sobre esas épocas de la historia que no son una rareza, tiempos sombríos en los que nace la fraternidad con los heridos y humillados como son hoy los artistas cubanos, representados moralmente por figuras como Manuel Cuesta Morúa y los artistas del movimiento San Isidro que con sus vidas personales iluminan los rasgos de humanidad.

      Tal cual sucedió con nosotros en nuestra noche histórica más oscura cuando hombres y mujeres de sensibilidad democrática hablaron por nuestra mudez.

      Vale recordar, una y otra vez, la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA a la Argentina cuando recibieron las denuncias de las madres y los familiares por las desapariciones, visitaron las cárceles de la dictadura, acondicionadas para la visita como sucedió en la ESMA, cuyos presos desaparecidos fueron trasladados a una isla del arzobispado en el Tigre, significativamente llamada “El silencio”. Porque somos deudores de esa solidaridad no se entiende, ni se justifica semejante silencio en nuestro país sobre las violaciones de los derechos humanos en Cuba, Nicaragua y Venezuela.

      Menos aún que se invoquen los mismos argumentos de las tiranías, la soberanía y la intervención en los asuntos internos cuando la normativa jurídica del sistema internacional de los derechos humanos al que Argentina adhirió enfáticamente, consagra la universalidad de los derechos humanos, por encima de los estados y las leyes locales.

      Todo lo que nuestro país incorporó en nuestra Constitución reformada y le permitió ser un ejemplo en la región. La responsabilidad moral con los derechos de las personas no puede entrar en conflicto con las lealtades partidarias. Menos aún cuando se invoca la propiedad de los derechos humanos.

      El historiador cubano que demanda nuestra solidaridad es el Portavoz del Arco Progresista y Vicepresidente del Consejo para la Transición Democrática en Cuba, donde se viene gestando una marcha cívica para el próximo 15 de noviembre. Una fecha crucial en la isla por lo que nos pide levantemos la voz para reclamar sencillamente por las libertades inherentes a la condición humana.

      Mal podemos sentirnos respetados en nuestra dignidad de personas si se nos impide el libre decir y se persiguen las opiniones, no poder movernos sin coerción, vivir con necesidades y sobre todo, con miedo.

      En su carta, el historiador que se define un socialista, de la izquierda democrática y ejerce su protesta de manera pacífica, destaca que “por primera vez se puede decir con toda propiedad que el gobierno cubano se encuentra en su más serio conflicto de legitimidad no solo en términos de valores, sino esencialmente en términos de apoyo popular” y reclama de las “voces en la izquierda democrática que estan necesitando los cubanos”.

      De eso se trata, levantar nuestra voz en favor de la libertad, la democracia y los derechos humanos porque tal cual destacó su mas apasionada promotora, Eleanor Roosevelt, si no somos capaces de defenderlos donde cada hombre, mujer y niño reclaman por igualdad y respeto a la dignidad, mal podemos llamarnos “progresistas”. El progreso moral de la humanidad asienta precisamente en la que ha sido y sigue siendo la historia del hombre, su lucha por la libertad.

      Norma Morandini es periodista y ex senadora nacional


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      Norma Morandini
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